Nueva noticia, que en realidad no lo es tanto: Yesenia Rojo Carrizoza trae un carro robado, desde hace tres años.
Desde nuevo, sacado de agencia, hasta ahora.
No puede ponerle placas, porque no es de su propiedad.
Por eso decimos que es robado, porque viola la ley al mantener -por sus puras pistolas- algo que pertenece a una persona distinta.
El vehículo fue comprado con otro de sus clásicos engaños.
Le pidió a un “amigo” que tramitara un crédito con el nombre de él para comprar un carro nuevo, y que ella pagaría todas las mensualidades.
Pero al modo, no ha cumplido ni quiere cumplir.
Abonó sólo al principio, y luego cero.
Deber no niego, pagar no quiero.
Es la historia de siempre con esta vividora.
En su cuenta del facebook se la pasa presumiendo los comentarios de “apoyo” y proclama con ello que la “verdad” está ahí.
Pretensión muy burda de que se le ataca porque lucha por la gente que lo necesita y lastima intereses de los rateros.
Las opiniones en contra existen y son muchas, pero las borra.
Así acostumbra para seguir engañando a los demás, unos ingenuos y otros desesperados porque tienen algún problema con la autoridad o un familiar afectado o desaparecido.
Yesenia anda muy desesperada porque ya siente la lumbre cerca.
Tiene varias demandas formales, además de los numerosos señalamientos que la exhiben como ladrona.
Contra eso no puede hacer nada, más que seguir fingiendo en su cuenta con el apoyo de sus cómplices.
Cientos de miles de pesos robados, y no tiene llenadera.
Le apuesta al miedo de los demás.
Ataca a sus víctimas que le exigen pagar lo que les roba, y descalifica también a los que se atreven a dar voz a sus víctimas.
Es la razón por la que con el mayor de los cinismos Yesenia trae un carro robado.
Por eso amenaza a quienes le exigen pagar lo que debe y se está robando.
Sabe que la justicia se tarda mucho y hasta se vende, por comodidad o por conveniencia.
Pruebas sobradas hay de jueces que protegen más a los criminales que a las víctimas.
El camino que le queda a los robados es la denuncia pública, además de la formal.
Seguir exhibiéndola a ella y a quienes la pueden proteger.
Señalarla como ladrona y como vividora es un acto de responsabilidad.
Ninguna difamación existe en decirle ratera a quien roba.
Le seguiremos, por supuesto.
Reitero lo que dice León Gieco en su canción: sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente y que la reseca muerte no me encuentre vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Publicación el facebook, con numerosas denuncias contra la vividora farsante que se enmascara de luchadora social: