¿Y a quién le daba dinero? preguntó Sheinbaum, como si de verdad no hubiera pistas, rumores o expedientes invisibles en los cajones polvosos del poder. Qué ingenuidad tan bien actuada: en Sinaloa hasta el aire sabe a quién y cómo se le repartían los sobres…Y los espacios de poder. El Mayo rifaba..¿Rifa aún?
Los gringos ya exprimieron a El Mayo y tienen la lista más detallada que un padrón electoral. Trump no va a cargar con un narco confeso solo para dejar intactos a los políticos mexicanos. Eso sería suicidio de frente a sus electores. O le entregan narco políticos en charola de plata o se les derrumba la fábula del “narco estado combatido con éxito”. Esa victoria anunciada por Pam Bondi, la Fiscal General de los Estados Unidos.
Lo que Sheinbaum finge ignorar es lo que todos saben: El Mayo puso gobernadores, financió campañas y hasta escoltas oficiales lo cuidaban. Sino que investigue de manera sería en la Fiscalía de Sinaloa. Su reto de “¿a quién le daba dinero?” suena más a comedia barata que a declaración de Estado.
Y mientras tanto, el verdadero peligro se cocina en silencio: la familia del Mayo, indefensa, corre más riesgos ahora que nunca. Porque no es solo lo que sabe el capo… es lo que temen los que alguna vez recibieron su generosidad envuelta en fajos. Por eso, en el contexto de este ambiente ¿Depondrá las armas el “Mayito Flaco” a sabiendas de que, al igual que su padre, pudiese ser víctima de una traición de allá o acullá? Sobre todo cuando la forma en que opera este régimen carece de reglas claras, porque quien dirige el Estado Mexicano depende de un proyecto político cuyo mando aún lo sostiene Andrés Manuel López Obrador, ese que delineó, impulsó y aún defiende la política de los abrazos no balazos que, sin duda, empoderó más a los cárteles. Por eso la Presidente Sheinbaum navega entre dos aguas: Bajo la presión de los gringos y bajo el acicate de la mafia del poder heredada, cuyos cabecillas exigen ser protegidos y purificados y, al mismo tiempo, ya con el agua en el cuello, desesperados, se volverían contra quienes, desde dentro de las organizaciones criminales, podrían balconearlos. Los pactos aquellos de AMLO se resquebrajan.
Pero regresando con esa burlona pregunta de la presidenta, se supone que debiera entender que en este juego, Trump jamás permitiría un trato blando de frente a lo que el considera narco-políticos: para él la pregunta no es “¿a quién le daba El Mayo dinero?”, sino “¿para qué se llevaron al Mayo?”. ¿Para proteger a los narco políticos mexicanos? Si fuera así, la lógica se cae, y con ella, el teatro entero.
El gobierno de Trump ya exprimió a El Mayo y no hay duda que tiene más información que Claudia, a quien podrían refrescarle los nombres de los beneficiarios del dinero para uso electoral y luego de negocios desde el poder: Amor con amor se paga dice Andrés.
Claro que Trump no puede rendirle malas cuentas a sus electores. Sino agarra o pide que le entreguen a dos o tres cabezas mayores, entonces se le caerá la tesis de Narco Estado, del narcoterrorismo y del Estado fallido en manos de los narcos y de sus socios los narco políticos.
Y Narco Estado es en presente porque nunca se había llegado a tanto. Pero además, los gringos, y menos Trump, nunca trabajarían para el gobierno de otro país de a gratis. Con los datos que tienen presionarán a Sheinbaum, la chantajearán y la obligarán a tomar decisiones aunque no le gusten a AMLO.
Sino lo hace, Trump sería el gran perdedor a los ojos del mundo, porque detuvo al narco más peligroso de todos los tiempos, al más longevo, al más productivo en su área, al que no le aplicaron la pena de muerte y, además, le dieron oportunidad para que, con su confesión genérica, se congraciara con el gobierno mexicano. Trump, con esto, sería la burla mundial. Claro, para sus pulgas, ¿la dejaría así de este tamaño? Todavía con la pregunta burlona en el aire ¿Y a quien le daba dinero? Eso sería muy difícil, a menos que de pronto, un chocheo debilitador de su personalidad, por su avanzada edad, le haya entrado de lleno en su cabecita naranja, y empiece a olvidarse de lo que prometió a sus electores, al mundo entero, de combatir al narcoterrorismo con toda la fuerza del imperio. Luego, en esa lógica, le pediría perdón a Maduro por desconfiar de él y de su relación con el crimen organizado. Y así con todo lo que habría considerado sus enemigos. A menos. Suena increíble.
Bueno, más allá de lo que conteste la administración Trump a México, si la presidenta no lo sabe o no tiene informes, peor. Que pregunte en Sinaloa, a la gente común, pero sobre todo a sus camaradas, a quién o a quiénes El Mayo daba dinero y poder político. ¿A poco no sabían que andaba suelto y hasta escolta traía de comandantes en activos de la Fiscalía Estatal? ¿No sabe la presidente, o no lo sabía o, con todo respeto, se hace la occisa? ¿Y a quién le daba dinero El Mayo? Es probable que pronto se sepa. Se reitera, a menos que Trump ahí la deje. ¿Será?
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