Felipe Guerrero Bojórquez

Chispazo

La marcha que no se deja intimidar

La Generación Z vuelve a citarse en las calles este 20 de noviembre, en el caso de la CDMX en el mismo lugar , a la 11 am. Y claro, al régimen le arde. Le arde porque los muchachos no pidieron permiso, no consultaron a ningún padrino político ni se cuadraron frente al púlpito presidencial. Le arde porque los jóvenes desordenan la narrativa donde todo lo incómodo, todo lo crítico, todo lo que exige cuentas, tiene que venir —por decreto— de “la derecha”, de los “neoliberales”, de los “conservadores”. Qué flojera. Pero estos muchachos no compran culpas ajenas. No se tragaron la historia oficial de que la inconformidad está “financiada” por quién sabe quién. No. Ellos miran la realidad cruda porque ellos también la han experimentado en carne propia: narcotráfico, asesinatos, desapariciones, extorsión, corrupción, un país donde ser joven ya es un acto de fe porque no se trata de que les regalen dinero a nombre de un partido, se trata de que su futuro no se cierre porque esta generación ni siquiera tendrá pensiones. Y si después de la marcha del 15 se vuelven a organizar para el 20, no es porque les guste andar de revoltosos o ser manipulados, como trata de denostarlos la presidente, sino porque el hartazgo, como expresó un joven, “nos rebasa el algoritmo”. Lo curioso es ver a la presidente Claudia Sheinbaum, esa que dice gobernar sin miedo, temer más a una marcha de chavos que al crimen organizado que desangra al país. Les advierte, les investiga, les infama. ¿Por qué? Porque estas movilizaciones le rompen el encanto al relato oficial: ese que dice que todo está mejor, que todo va viento en popa, que la seguridad es otra, que la indignación es un invento de los adversarios. Qué paradoja, ella que luchó como joven contra el estabishment y ahora descalifica a los jóvenes como manipulados por la “derecha internacional”. ¿Recordará acaso cuando en sus tiempos de lucha juvenil el régimen los acusaba de estar manipulados por la “internacional comunista? Y mientras tanto, los jóvenes salen. Con o sin permiso. Con miedo, pero salen. Porque alguien tiene que recordarle al poder que la calle no es propiedad privada, que la protesta no se rinde, que el país no cabe en una mañanera. Este 20 de noviembre no sabremos si la marcha será masiva o modesta. Lo que sí sabemos es que ya rompió el cerco del miedo y eso, justamente, es lo que más mortifica al régimen. La generación que decían indiferente está tocando la puerta. Y no viene a pedir favores: viene a cobrar cuentas. Ya lo hicieron en varios países, donde los autócratas se creían invencibles. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

La marcha que no se deja intimidar Leer más »

Chispazo

Terminan pareciéndose a lo que juraron destruir

La presidente Claudia Sheinbaum convirtió el púlpito presidencial en un poderoso radar para detectar enemigos y para pelear contra sus fantasmas. Y ahora “descubre” que detrás de la marcha de los jóvenes de la llamada generación Z hay políticos y “personajes de la derecha”. Qué paradoja: la presidenta que se dice de izquierda pretende cancelar el derecho elemental de la derecha —o de cualquier corriente— a organizarse, marchar o disentir. Para ella, la pluralidad solo existe a condición de que se le aplauda al régimen. Y a los que lo cuestionan, utiliza la palabra libertad y democracia, para denostarlos, exhibirlos y descalificarlos. Exactamente lo mismo que hacía su mentor. “Prohibido prohibir”. ¡ !Y rájale! Y mientras, Sheimbauma hace exactamente lo que denuncia: política pura y dura. Afirma que los jóvenes están “manipulados” y, acto seguido, revela que su gobierno investiga quién está detrás de la marcha. Y claro, menciona a Ricardo Salinas Pliego y a Claudio X. González. ¿Y si fuera cierto? ¿Desde cuándo es delito que alguien convoque a jóvenes? ¿O que los jóvenes inviten a quien quieran? Lo más probable es que ni caso les hagan. Pero para la presidente todo lo que critique al régimen merece sospecha, linchamiento, investigación y archivo en PDF. Idéntico a la temible Dirección Federal de Seguridad, solo que ahora en versión cibernética y descarada. Y viene la ironía mayor: ¿no marchó ella como joven? ¿No militó en movimientos de izquierda dentro y fuera del país? ¿No convivió con Fidel Castro y otras figuras de la izquierda radical latinoamericana? ¿Y no fue Gustavo Petro, presidente de Colombia, quien aseguró que Sheinbaum militó en el M19, grupo guerrillero responsable de asesinatos y secuestros? Ella negó, esquivó, evadió… pero la declaración no vino de un tuitero: vino de un jefe de Estado. Hoy, lo que el viejo PRI hacía y ella repudiaba, es exactamente lo que practica desde Palacio: vallas metálicas para blindarse, granaderos para contener estudiantes, y el Ejército listo por si la crítica se sale del guion. En tanto los jóvenes se alistan para marchar y protestar este próximo sábado 15 de noviembre, la presidente insiste en cuestionar la autenticidad de la manifestación, tal y como lo hizo Gustavo Díaz Ordaz con el movimiento del 68, del que decía estaba financiado por las fuerzas oscuras del comunismo internacional. Nada nuevo: el poder siempre termina pareciéndose a aquello que juró destruir. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

Terminan pareciéndose a lo que juraron destruir Leer más »

Chispazo

La confesión de Rocha y el ADN antidemocrático de Morena

La declaración de Rubén Rocha Moya, esa que nadie le pidió, nadie esperaba y nadie imaginó que pronunciara tan suelto de verbo, confirma lo que era un secreto a voces: Andrés Manuel López Obrador impuso candidato en Sinaloa. No hubo democracia interna, no hubo encuestas reales, no hubo procedimientos formales. Hubo dedazo. El viejo dedazo de siempre, solo que con nueva marca y retórica moralizante. Que Rocha reconozca que Luis Guillermo Benítez Torres, entonces alcalde de Mazatlán, ganó la encuesta, es más que un detalle anecdótico: es la aceptación pública de que la voluntad del presidente estuvo por encima de la voluntad de la militancia. Y que, al estilo del viejo PRI, ese que antes condenaban y que supuestamente venían a enterrar, el candidato fue elegido no por los sinaloenses, ni por los morenistas, sino por un solo hombre desde el epicentro del poder. Sin duda, esta confesión desnuda la realidad que críticos y opositores han señalado por años: Morena no es un partido democrático, sino una estructura vertical de obediencia en la que la palabra del presidente sustituye a cualquier proceso. La idea del “movimiento” como una fuerza ciudadana se diluye cuando se admite que la candidatura más importante de Sinaloa fue asignada desde Palacio Nacional. Es el viejo modelo presidencialista, reciclado y maquillado, operando bajo un discurso de “transformación” a favor del “pueblo” La frase insignia de Morena, no mentir, no robar, no traicionar, queda pulverizada. Si Benítez ganó la encuesta y aun así fue desplazado, entonces mintieron a la militancia al decirle que las encuestas decidirían. Robaron el resultado, sustituyendo el veredicto interno por el capricho presidencial y traicionaron a quienes creyeron en un movimiento distinto. La confesión de Rocha no solo exhibe un episodio personal: desnuda un patrón nacional. Si eso ocurrió en Sinaloa, ¿por qué habría sido distinto en las demás entidades? La lógica de designación vertical se vuelve evidente: las encuestas fueron mascarada, no instrumento democrático. Rocha no solo confirma el dedazo; confirma que el régimen opera bajo la misma lógica de control absoluto que criticó durante décadas. Con una diferencia central: el viejo PRI nunca presumió de superioridad moral, Morena sí, y ahí radica la hipocresía que hoy lo caracteriza. Porque cuando un gobierno se autoproclama ético, incorruptible, justo y democrático, pero al mismo tiempo opera mediante imposiciones, opacidad y simulación, entonces se instala un modelo mucho más peligroso: el autoritarismo legitimado por “principios”, violentados al mismo tiempo con descaro y cinismo. Rocha abrió una caja de la que todo mundo imaginaba qué había en su interior. Y si alguien pretende enmendarle la plana diciendo que se trata de una “jugada estratégica”, solo hay que recordarle que reconoció algo más grave: Que la militancia no decide, que la voluntad local no importa y que el proyecto de país de la 4T está subordinado al jefe político supremo. Y si eso es así, entonces Morena dejó de ser un partido para convertirse en una maquinaria de control político, donde la democracia interna es un estorbo y la voluntad presidencial es la única ley que se impone sobre estatutos, principios, la dignidad y la esperanza de millones de militantes y ciudadanos. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

La confesión de Rocha y el ADN antidemocrático de Morena Leer más »

Chispazo

El PRIAN cree que avanza con el desgaste del régimen

Es cierto: la oposición partidista se quedó sin margen, sin presupuesto y sin credibilidad. Pero hay una paradoja que arde: si el PRI y el PAN no han hecho nada por reconquistar a los ciudadanos, MORENA sí ha logrado que muchos empiecen a pensar que antes estábamos menos peor. No por mérito opositor, sino por hartazgo del nuevo régimen. A estas alturas, la decepción ante un gobierno con clara tendencia autoritaria y signos de descomposición temprana no significa que el voto vaya a volver nostálgico al pasado. La gente no olvida a los que la traicionaron, pero empieza a detestar a los que la engañaron prometiendo redención, un país sin corrupción, sin violencia y con desarrollo pleno. Uf!! El problema de los opositores es que solo conservan el monopolio de la boleta electoral, desde donde intentan pescar votos inconformes o candidatos prestados. No hay proyecto, no hay músculo, no hay alma. Apenas unas voces sueltas que aún conservan credibilidad frente a dirigencias gastadas, sin legitimidad ni democracia interna. Una burocracia venida a menos. Y si hablamos de los históricos satélites , Partido del Trabajo, Partido Verde, franquicias familiares y caciquiles, la historia es la misma: siglas al servicio del mejor postor o el régimen en turno. Son comparsas que le han costado mucho al país. El más claro ejemplo de la descomposición política qué, como el PRIAN anteriormente, MORENA adoptó de inmediato. ¿Y MORENA? Esa marca ha resultado peor que todas. Es el viejo PRI remasterizado, con todo el poder, todo el dinero y las decisiones dictadas desde la Presidencia, mejor dicho, desde “La Chingada”. Un partido de Estado con apariencia de movimiento popular. Supuestamente fuerte, pero con fisuras que ya son grietas: inconformidad entre sus militantes y un rechazo ciudadano que crece a ojos vistos. Les llegó rápido el desgaste. Hoy la ironía no puede ser más filosa: En México estamos mejor que la semana que entra. Durante décadas los ciudadanos padecieron la soberbia, la corrupción y el fraude del PRI-gobierno. Ese antecedente enseña a distinguir los gestos, a oler la mentira, a reconocer la maquinaria que ahora se repite con otros colores y con el mismo tufo a poder absoluto. Muchos ya entendieron que no quieren otro PRI vestido de esperanza guinda. El PRI y el PAN, entretanto, siguieron en modo burocrático, confiados en que podrían negociar con la 4T. No entendieron que López Obrador y Sheinbaum los usarían de piñata pública, despreciados en un Congreso sometido por la mayoría morenista. Y aun así, siguen igual de cómodos, esperando que el desgaste del régimen les devuelva el favor que nunca trabajaron. La 4T, por su parte, mantiene viva su narrativa de odio: ricos contra pobres, izquierda contra derecha, “pueblo bueno” contra “enemigos conservadores”. En el centro de esa farsa ideológica colocaron al PRIAN, y el PRIAN se quedó ahí: inmóvil, sin base, sin calle, sin renovación. No rectificaron, no se deslindaron de su pasado ominoso y se animaron a plantear un nuevo modelo para el país; vaya, ni siquiera regresaron a tierra. Siguen esperando que el pueblo los perdone porque los nuevos salieron peores. Grave error. Cuidado: si Movimiento Ciudadano decide jugar en serio, oponerse al régimen con candidatos representativos de la sociedad civil, el voto inconforme podría volcarse en su favor. Y una alianza opositora real, con humildad y propósito, podría quitarle a MORENA la mayoría calificada en 2027. El reloj político avanza y el país se le va entre los dedos al régimen. Y mientras los viejos partidos siguen mirando al espejo de su pasado, el ciudadano común ya no busca redentores: busca resultados. ¿En qué opciones? Ya veremos. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

El PRIAN cree que avanza con el desgaste del régimen Leer más »

Chispazo

Michoacán: las promesas que Claudia no ha cumplido en Sinaloa

Desde el inicio de la guerra entre La Chapiza y La Mayiza, hace ya un año y tres meses, Sinaloa sigue convulsionado. Los compromisos de la presidenta Claudia Sheinbaum continúan en el aire. Ella prometió, reiteró, reafirmó y repitió que los sinaloenses no estarían solos porque contaban con el respaldo de su “presidenta”. Con A. Igualito le dice ahora a los michoacanos. ¿Tendrán esperanzas? Ayer, en un intento por congraciarse tras las manifestaciones de rechazo a sus desafortunadas declaraciones luego del asesinato de Carlos Manzo, Sheinbaum anunció el “Plan Michoacán por la paz y la justicia”. Informó que, como en Sinaloa, enviaría a ese estado 10 mil elementos y repitió la frase de siempre: “los michoacanos no están solos porque cuentan con el respaldo de su presidenta”. ¿Sí o no les dijo y ha repetido lo mismo a los sinaloenses? Después de un año y tres meses de terrible violencia, ésta no ha disminuido; por el contrario, se ha intensificado. Y el compromiso que también reiteró ayer Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana, de que en Michoacán no habrá impunidad, en Sinaloa se ha quedado solo en expresión. Igualito, pues: que la presidenta apoya a los sinaloenses, que la presidenta apoya a los michoacanos; que diez mil soldados para Sinaloa, ahora diez mil soldados para Michoacán; que en Sinaloa no habría impunidad, que en Michoacán tampoco. La misma película. La diferencia es que en Michoacán el “operativo” apenas comienza y en Sinaloa ya tiene más de un año con cero resultados en contra de la ciudadanía y números estadísticos a favor del gobierno. Según ellos han agarrado a medio mundo, decomisado droga y armas, pero las ejecuciones, los robos de vehículos, los levantones y las balaceras no paran. ¿Cuál paz y justicia para los sinaloenses? La estructura de uno y otro grupo del Cártel de Sinaloa sigue intacta y, parafraseando al gobernador Rubén Rocha, funciona “perfectamente bien”. ¿Por qué, con tanta fuerza federal, no se logra pacificar el país? La pregunta puede sonar compleja, pero no es para quebrarse la cabeza: los grupos criminales seguirán operando mientras no se desmantele su verdadero soporte: políticos y funcionarios que en lugar de estar en el gobierno deberían estar en la cárcel. Ese es el tema central. Por más que la Comandanta Claudia diga y repita que la gente de Sinaloa y Michoacán “no está sola”, todo quedará en palabrería si no se atreve a ir más allá del compromiso partidista. Si no actúa como estadista , como presidenta de todos los mexicanos, y sigue protegiendo a gobernadores, alcaldes, legisladores y funcionarios que Harfuch conoce y tiene plenamente identificados. El ejemplo de Sinaloa es clarísimo: ¿por qué, después de más de un año de guerra, las cosas siguen igual o peor? Si alguien lo sabe, es Harfuch y los sinaloenses. Pero de por medio está el proyecto morenista, y ellos creen que tocar a los suyos sería un suicidio político. No piensan que, al contrario, se fortalecerían con el reconocimiento social que da imponer de verdad el imperio de la ley. ¿Hasta dónde está dispuesto el régimen de Sheinbaum, y su mano derecha en seguridad, a pacificar el país, y en particular a Sinaloa y Michoacán? ¿Se atreverán a tocar a los capos de adentro o seguirán dándole vuelta a la vuelta de la realidad? ¿No existen acaso todos los elementos para llevar a juicio a Adán Augusto López, señalado mil veces por sus vínculos con el grupo criminal La Barredora? ¿Será porque es “hermano” del que se esconde en La Chingada? En Tabasco y en el resto del país la gente no se chupa el dedo. Pero el régimen prefiere protegerlo antes que aplicar la ley. ¿Qué es lo mejor para la presidenta Sheinbaum? ¿Hacer justicia al pueblo, ese que no se le cae de la boca, y reconstruir su imagen como estadista recta, o cargar con el descrédito que personajes como estos le acarrean? Por su conducta radical y su férrea defensa de los abusos del lopezobradorismo, a la presidenta no se le puede pedir que siendo olmo produzca manzanas. Pero Michoacán es el grito desesperado para que reencauce su gobierno o lo hunda, definitivamente, en una severa crisis política, en la antesala del proceso electoral de 2027. La Comandanta tiene la palabra , la suya, porque millones de mexicanos saben, “perfectamente bien”, cómo ha gobernado hasta ahora. El divide y vencerás ya no funciona: atraviesa su peor crisis. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

Michoacán: las promesas que Claudia no ha cumplido en Sinaloa Leer más »

Chispazo

¡Ya basta!

Claudia Sheinbaum y la 4T no aceptan que en este país haya ciudadanos libres, pensantes y críticos; hombres y mujeres que rechacen al régimen, que cuestionen a la presidenta y a su mentor López Obrador; que señalen el fracaso del modelo de seguridad, la corrupción desbordada y el deterioro institucional que ha carcomido los sistemas de salud, educación y productividad. Para ellos, toda manifestación de inconformidad no parte del hartazgo social, sino de la manipulación “de la derecha, los conservadores y los neoliberales”. Así lo dictan sus manuales ideológicos: negar el fracaso, repartir culpas, acusar al adversario y repetir el libreto. Cuando los productores del campo exigen precios justos, el gobierno no los escucha como ciudadanos, sino como enemigos disfrazados de campesinos. No los ve como parte de una política de Estado que debería garantizar la soberanía alimentaria, sino como “ricos” a los que no hay que apoyar. Es la estupidez ideológica que nubla la visión del desarrollo y del bienestar social. El manual de la 4T —ya desmentido por la realidad y por el enojo ciudadano— ha sustituido durante años la falta de resultados y de responsabilidad en la conducción del gobierno. Lo mismo ocurrió con la pesca: destruyeron la industria bajo la idea de que no había que subsidiar a los dueños de barcos porque eran “patrones”. Les quitaron el diésel, los créditos y la posibilidad de sostener empleo. A cambio, ofrecieron siete mil pesos al año a los pescadores. Hoy ese dinero no alcanza ni para sobrevivir un mes, mientras la flota pesquera está desmantelada y las empacadoras en ruinas. Así operan los regímenes mesiánicos: dicen luchar por los pobres, pero terminan multiplicándolos. Son caudillos que confunden justicia social con limosna, y política pública con control ideológico. Por eso Sheinbaum carece de empatía ante las madres de niños con cáncer y ante las madres con hijos desaparecidos. No cree en su dolor: lo atribuye a intereses políticos. Lo mismo hizo con los jóvenes y ciudadanos de Michoacán que protestaron por el asesinato del alcalde Carlos Manzo. Los llamó “carroñeros” , al igual que a los medios, y amenazó con rastrear sus redes sociales, olvidando que aquello que ella llamó “represión” en los años setenta, hoy lo reproduce desde el poder. La sociedad de Uruapan le respondió con dignidad: desde la calle la gente habló más fuerte y desmintió el discurso de la descalificación. Le recordaron que un jefe de Estado no puede esconder la irresponsabilidad detrás de la ideología. Han pasado siete años y el gobierno de la 4T sigue culpando al pasado de todo lo que ocurre en el presente. Ni Andrés Manuel ni Claudia aceptan su responsabilidad ante la corrupción, la violencia y el colapso institucional. Se presentan como víctimas, cuando son los principales responsables de la ruina que hoy vive el país. En cualquier democracia madura, la crítica es natural; incluso necesaria. Pero en México, quien se atreve a cuestionar al régimen se convierte en enemigo. En siete años, la corrupción y la inseguridad no solo no disminuyeron: se multiplicaron. Y frente a esa realidad, su respuesta es la misma de siempre: Calderón, Peña, los conservadores, los neoliberales. Bla, bla, bla.. El disco está rayado. El pueblo cansado. Y los fanáticos atolondrados. Pero sin duda, cada vez serán menos. Hoy, millones de mexicanos que alguna vez creyeron en la 4T están arrepentidos. No porque se hayan vuelto “de derecha”, sino porque se cansaron de los dogmas y de las mentiras. Porque querían un cambio, y lo que recibieron fue más de lo mismo, pero envuelto en el sermón de la cartilla moral inventada por el mesías tropical, y retomada al pie de la letra por Sheinbaum, su alumna consentida. Sin embargo, apenas ha pasado un año del actual gobierno, y ya empieza a emerger entre millones de ciudadanos, sin miedo, sin rodeos, con dignidad, el ¡YA BASTA! Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

¡Ya basta! Leer más »

Chispazo

Extorsión: la factura del miedo

En México el crimen no solo ocupa balas para gobernar; en mucho de los casos le basta la factura del miedo. La extorsión, esa palabra que por común ahora lo abarca todo, se ha convertido en la columna vertebral de la economía de los grupos delictivos y en el impuesto más caro que se paga por vivir y trabajar en este país. Pero lo más terrible es la ausencia del Estado, o la colusión, porque la extorsión se ha convertido en una especie de Hacienda paralela y opera incluso desde las estructuras de los propios gobiernos, donde el crimen ha colocado a funcionarios encargados de cobrar cuotas extraordinarias por otorgamiento de permisos para operar diversos servicios, desde la construcción, el comercio, el ambulantaje, la recolección de basura y hasta el consumo de agua y energía eléctrica. De norte a sur, los grupos criminales dejaron de ser traficantes para volverse recaudadores de la desesperanza. En los pueblos agrícolas de Michoacán, los productores de aguacate y limón pagan para poder sembrar y cosechar. En Guerrero hasta los jornaleros agrícolas y sus patrones pagan cuotas para ser trasladados de un campo a otro y poder realizar sus jornales. En los centros urbanos, las tortillerías entregan cuotas por “protección” y los taxistas calculan el piso como parte del combustible diario. Y en el comercio, casi nueve de cada diez empresas, según la CONCANACO, han sido víctimas de algún tipo de extorsión. El crimen ha hecho lo que el Estado no: uniformar la carga tributaria, solo que sin ley, sin control y sin rostro. El costo económico de esa dominación es impactante. La extorsión encarece la cadena productiva, alimenta la inflación y ahoga la inversión. Pero el costo moral es aún mayor: millones de mexicanos viven sometidos a una soberanía invertida, donde el ciudadano obedece más al criminal que a la autoridad. El silencio, más que una estrategia, es el nuevo idioma nacional: se paga para no morir, se calla para poder seguir y se sigue escuchando a una presidente que habla en un idioma extraño, diciendo que en este país todo va requetebién. Es el México en manos de criminales y de gobernantes que vendieron su alma al diablo para acceder al poder, sin importar que ellos mismos son ahora víctimas de su ambición. Es cierto que la historia los juzgará, pero al país le urge que el Estado pase a manos valientes y honradas para someter al imperio de la ley a los delincuentes de dentro y de fuera. Pero mientras los extorsionadores de toda laya se mueven a sus anchas, los gobiernos federal, estatales y municipales, siguen entretenidos en conferencias, estadísticas y pactos retóricos de “paz y seguridad”. No entienden, o no quieren entender, que un país donde se paga por trabajar es un país que ya perdió la guerra y la esperanza. La extorsión no solo corroe la economía: carcome la dignidad. Cuando el miedo se institucionaliza y el Estado es cooptado, el crimen deja de ser enemigo para convertirse en autoridad. Ese es el verdadero rostro de la violencia: el de un poder fáctico que ya no dispara, sino que cobra impuestos con la complicidad del silencio oficial. La extorsión, es el ejemplo más vivo no solo del narco Estado, sino de un gobierno autoritario que entregó a la delincuencia lo más sagrado de una sociedad: Su seguridad, su dignidad, su paz y su futuro. Ese es el espíritu de la izquierda paranoica y distorsionada que dice gobernar a este país a nombre de los pobres. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

Extorsión: la factura del miedo Leer más »

Chispazo

El “arrimón” presidencial

Más allá de si lo del “arrimón” a la presidente Claudia Sheinbaum fue o no montaje, o fue un momento en donde el descuidó reinó, lo cierto es que lo que todo mundo vimos fue una omisión criminal que, en otras circunstancia, hubiese resultado fatal. Y lo de criminal viene porque una figura de este tamaño, una Estadista, debe ser custodiada día y noche, más allá de la falsa idea de que el pueblo la protege. Esa es una mentira sustentada en una tontería ideológica que puede devenir en tragedia. Los responsables de la seguridad de la presidente lo único que exhiben es su ineptitud, e independientemente de que el tipo que manoseó a la mandataria haya sido remitido a la autoridad, existen protocolos y normas que deben ser estrictamente observadas so pena de recibir las sanciones establecidas. Es decir, en este caso, existen los suficientes elementos para castigar a los responsables de haber expuesto la figura presidencial no solo a un penoso toqueteo, sino a la más alta posibilidad de un ataque mortal y eso, en la norma militar, es imperdonable. La pregunta es ¿y por qué no lo han hecho? ¿Por qué, al menos hasta ahora, nadie ha dicho o señalado sobre esta omisión imperdonable? que, además, abre la puerta para que intenciones criminales sean alentadas y alertadas sobre la facilidad con que pueden llegar a su objetivo. De acuerdo a los informes diarios y a la propia estadística que la presidente Sheinbaum presenta casi a diario, desde “la mañanera del pueblo”, respecto al combate a la delincuencia ¿no se supone que su persona corre peligro? ¿No se supone que ella sería blanco seguro de un ataque criminal? ¿No se supone que, contrario a los que piensan muchos, los abrazos no balazos terminaron y, a través de García Harfuch se abaten y se detiene a criminales? Van 39 mil detenidos según cifras del propio gobierno. ¿No es un número suficiente como para andar campante caminando por la plaza, solo expuesta a un tentaleo? Bajo esta lógica la presidente Sheinbaum no debería caminar tan segura y sin evidente protección porque, de lo contrario, estaría expuesta a la percepción popular de que actos como el “arrimón” tendrían que ver con un montaje distractivo, de frente a la indignación popular por el asesinato de Carlos Manzo, quien fuera alcalde de Uruapan, Michoacán. Por eso el ataque físico-sexual sufrido por la presidenta cobra relevancia, porque no se trata únicamente de la defensa de la dignidad de la mujer, sino porque estamos hablando de la líder del Estado Mexicano y de la responsabilidad misma que tienen los encargados del sistema para blindar la seguridad de quien lo encabeza. No es tan fácil entonces dejar el “arrimón” en la superficie, en el nivel mediático donde lo que debería ser una verdadera preocupación se convierta en “meme”. Si el arrempujón queda ahí, ofreciendo la idea presidencial de que en este país se puede caminar libremente y lo máximo que puedes recibir es un agasajo, entonces la lectura que lleva a la sospecha del montaje se impondrá, sin duda. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

El “arrimón” presidencial Leer más »

Chispazo

Claudia, acorralada por su propio discurso

Definitivamente: si alguien todavía guardaba la esperanza mínima de que Claudia Sheinbaum asumiera el papel constitucional de presidente de todos los mexicanos, esa ilusión quedó sepultada bajo las piedras del obradorismo, después de sus increíbles declaraciones sobre el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, y frente a las protestas ciudadanas. ¿Cree la presidente, en medio de la crispación social, que su gastado discurso de culpar de todo a Felipe Calderón y a Peña Nieto seguirá funcionando como antes? Claro que lo cree. Porque en la liturgia de su mentor no hay pecado mayor que reconocer la propia responsabilidad. Después de siete años en el poder, siguen actuando como si acabaran de llegar, repitiendo la letanía del enemigo neoliberal y sosteniendo a Calderón como su piñata favorita: una piñata rota, sin dulces, colgada en una fiesta que muy pocos disfrutan. La única coherencia del discurso presidencial es su propia terquedad: nada de cambiar el modelo de la dádiva y el apoyo distorsionado, aunque el país se caiga a pedazos; modificar una sola palabra equivaldría a dudar del modelo draconiano que los mantiene de pie. Ese modelo, claro está, se alimenta del clientelismo disfrazado de justicia social: el reparto de dinero en efectivo que anestesia conciencias y compra simpatías, aunque no todas. Y es que el truco ya no deslumbra. A estas alturas, la conducta presidencial es tan burda y tan elemental que millones de mexicanos pensantes ya no están dispuestos a que les vean la cara. La corrupción y el cinismo han borrado las diferencias entre la 4T y el PRI de los 70: el mismo paternalismo, el mismo culto al líder, el mismo control y la misma alergia a la crítica. Porque el dogma de Sheinbaum es claro: “Si no estás conmigo, eres mi enemigo”. Y bajo esa lógica maniquea, el pensamiento independiente se vuelve sospechoso. No hay ciudadanía, solo fanáticos. No hay debate, solo sermón. No hay país, solo un púlpito desde el que se reparte bendición o excomunión según la lealtad. Por eso la 4T se ha dedicado con saña a desmantelar toda estructura autónoma, toda institución que huela a independencia ciudadana. Le tienen pavor a los movimientos civiles, a las organizaciones que no controlan, al ciudadano que piensa sin permiso. Y como no pueden entender la protesta sin conspiración, inventan enemigos: conservadores, neoliberales, “ricos”, fantasmas útiles para tapar la corrupción y los desvíos del presente. Michoacán, con el asesinato de Carlos Manzo, les mostró el espejo: un pueblo que ya no se traga el cuento del todo es culpa del pasado, ese pasado que no le toca un pelo a López Obrador al que pretenden tapar a base de cinismo y descaro. Y frente a eso, la presidente y su corte de radicales han respondido como saben hacerlo: con soberbia, con desprecio y, en el fondo, con la cobardía del poder que teme al pueblo real. La 4T se ha quedado sin discurso, pero se la juega tratando de vulcanizar sus suelas desgastadas, e insiste en gritar. Y en cada palabra, se le nota más la desesperación de quien confunde gobernar con adoctrinar y justicia con obediencia. El resultado está a la vista: un país exhausto, dividido, y un gobierno que ya no sabe escuchar porque solo aprendió a repetirse a sí mismo. El cambio para ellos, no es cambiar. Hacerlo, significa recular. La terquedad obradorista, en voz de la presidente, es por ahora su mejor arma. De ese tamaño. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

Claudia, acorralada por su propio discurso Leer más »

Chispazo

El espejo de la intolerancia

Ayer lo advertimos: Que ante el asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, y la legítima indignación y protestas del pueblo de Michoacán, la presidenta Sheinbaum saldría, en su mañanera, descalificando las protestas, a los medios, periodistas, analistas y le daría la vuelta al problema central: La violencia imparable y el poder del crimen organizado. Hay gobernantes que no soportan el reflejo del país que gobiernan. Les incomoda el espejo social porque muestra la grieta entre su narrativa y la realidad. Claudia Sheinbaum, en su afán de blindar el discurso de pureza moral heredado de su mentor, ha elegido un camino que erosiona su autoridad: el de la negación sistemática y el de la intolerancia. Niega la crítica, niega la independencia de la protesta y niega, en consecuencia, la legitimidad del dolor. Y se niega así misma en su investidura constitucional. El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, se convierte así en una doble tragedia: una humana, y otra política. La primera duele porque un servidor público fue abatido en el cumplimiento de su deber; la segunda hiere porque la presidente del país prefirió sospechar del clamor ciudadano antes que solidarizarse con él. Lo que debería ser empatía se convierte en fiscalización ideológica: ¿quién convoca?, ¿quién manipula?, ¿qué cuentas en redes lo promueven? No pregunta cómo proteger a los alcaldes, ni cómo garantizar justicia, sino quién se atreve a manifestar el enojo. La señora presidente no escucha el grito, solo lo oye; quiere saber de dónde viene, no por qué se expresa. Este patrón no es nuevo; forma parte del manual de control simbólico del poder: reducir toda crítica a “politiquería”, toda protesta a montaje, y toda indignación a conservadurismo. Hoy, especialmente en Michoacán, el gobierno busca cuentas falsas en la red social, como si la indignación necesitara bots para existir. El resultado es un gobierno que, al supervisar la conciencia pública, se va pareciendo a lo que dice combatir: un régimen que teme a su propio pueblo. Y en México, producto de las reformas del autoritarismo silencioso, ese régimen ya vigila al ciudadano que alza la voz; no ordena revisar las redes del crimen, pero exige revisar la de los inconformes, la de sus críticos, argumentando sedición y calumnias para justificar el atentado contra la libertad de expresión. Es la inversión perfecta de la justicia: la sospecha sobre los indignados y la indulgencia para los violentos. En la izquierda de la 4T pululan extremistas del simbolismo hipócrita; primero Andrés Manuel López Obrador, y ahora Claudia Sheinbaum convertida en fanática del espejo inmaculado. Es cosa de escuchar lo que dijo del asesinato de Carlos Manzo y las manifestaciones de la gente en Michoacán, para entender que la presidente no gobierna: se purifica. Y en su purificación, convierte la indignación en sospecha, la crítica en conspiración, y el dolor en algoritmo. No hay nada más peligroso que una fe que gobierna. Porque la fe no percibe el rumor de la historia; tampoco escucha a los que cuestionan su prédica, solo los excomulga. Y Michoacán es hoy el mejor ejemplo de ello. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

El espejo de la intolerancia Leer más »