“Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible”, Mahatma Gandhi
DERECHA LA FLECHA
En el dinámico terreno de la política mexicana, donde las estrategias electorales son cruciales y, a menudo, impredecibles, surge un desafío considerable para el candidato al Senado Enrique Inzunza, quien, junto con Imelda Castro, ha abrazado fervientemente la causa de la Cuarta Transformación.
En medio de esta campaña enérgica, surge un desafío adicional en forma del Partido Sinaloense (PAS) y su líder, Héctor Melesio Cuén Ojeda. Según las predicciones del candidato Inzunza, el PAS enfrenta una batalla cuesta arriba, con estimaciones que sugieren que no superará el uno por ciento de los votos en las próximas elecciones, lo que podría significar la pérdida de su registro como partido político.
Este pronóstico sombrío para el PAS tiene sus raíces en la percepción pública, que ha expresado un rechazo notable hacia el partido, especialmente debido a las acusaciones de injerencia en la Universidad Autónoma de Sinaloa y la supuesta extracción de recursos de esta institución educativa. Esta situación ha generado un clima de desconfianza y repudio entre la población hacia el partido y su líder, Cuén Ojeda.
Este escenario plantea un desafío tanto para el PAS como para su líder, Héctor Melesio Cuén Ojeda, en términos de cómo recuperar la confianza y el apoyo del electorado.
En un momento en que la transparencia y la rendición de cuentas son demandas cada vez más urgentes de la ciudadanía, el camino hacia la legitimidad política se vuelve más arduo.
En última instancia, este análisis político subraya la importancia de la conexión genuina entre los representantes políticos y sus electores, así como la necesidad de abordar las preocupaciones y expectativas de la ciudadanía de manera honesta y efectiva.
En un entorno político marcado por la volatilidad y la competencia intensa, la confianza del pueblo sigue siendo el recurso más valioso para cualquier aspirante político y partido.
LA RESPUESTA
Durante el podcast número 66 de Cuentas Claras, Cuén Ojeda lanzó un desafío extraordinario: retirarse de la vida política si el PAS pierde su registro en la próxima elección, a cambio de que Enrique Inzunza, candidato opositor, deje de violentar a las mujeres.
Este desafío, que él afirma estar dispuesto a firmar ante notario, plantea interrogantes profundas sobre el poder, la responsabilidad política y el compromiso con la justicia social.
La oferta de Cuén Ojeda es un tanto inusual, incluso para los estándares de la política mexicana.
En lugar de hacer promesas de campaña típicas o lanzar ataques partidistas, él propone un trueque poco convencional: su retiro de la política a cambio de una acción concreta para abordar un problema social apremiante, la violencia contra las mujeres.
Esta declaración no solo destaca la seriedad con la que Cuén Ojeda toma su papel político, sino que también arroja luz sobre la desesperación que muchos sienten ante la persistente violencia de género en México.
Sin embargo, detrás de esta aparente nobleza y determinación, se esconde un juego de poder político.
La declaración de Cuén Ojeda se produce como respuesta a la afirmación de Inzunza de que el PAS perderá su registro, lo que sugiere que su desafío tiene como objetivo desviar la atención de la posible pérdida de su partido hacia otro tema candente: la violencia de género.
Esto plantea la pregunta inevitable: ¿es este desafío un verdadero compromiso con la justicia o simplemente una estrategia para mantener el poder político?
Más allá de las motivaciones detrás de esta oferta, lo cierto es que resalta la necesidad urgente de abordar la violencia de género en México.
El país enfrenta una crisis continua en este sentido, con altas tasas de feminicidios, violencia doméstica y agresión sexual.
Exigir que un candidato político se comprometa a tomar medidas concretas contra esta violencia es un paso en la dirección correcta, aunque la efectividad de tal compromiso sigue siendo cuestionable.
Además, las declaraciones de Cuén Ojeda sobre el trabajo del PAS y su posición como el partido local más grande de México añaden un matiz interesante a este debate. Si bien su oferta puede parecer altruista, también puede interpretarse como un intento desesperado de preservar el estatus y la influencia de su partido.
En un panorama político cada vez más competitivo y fragmentado, mantener el registro del partido es fundamental para asegurar una voz significativa en el gobierno y la toma de decisiones.
Finalmente, las palabras de Cuén Ojeda sobre la difícil situación de los ganaderos frente a la sequía subrayan la complejidad de los problemas que enfrenta México. Mientras se debate sobre el futuro político del país, miles de personas luchan por sobrevivir en condiciones económicas precarias.
Este recordatorio de las realidades cotidianas de los ciudadanos comunes sirve como un llamado de atención para los líderes políticos, recordándoles que su deber es servir y proteger los intereses de todos los ciudadanos, no solo los de su partido.
MIEDO
El ascenso imparable del proyecto liderado por Ana Quevedo para la alcaldía de Rosario, bajo el estandarte del Frente Fuerza y Corazón por Sinaloa, ha despertado inquietud entre sus competidores políticos. Lamentablemente, esta preocupación ha desencadenado una serie de ataques de guerra sucia que han culminado en el retiro indebido de la propaganda política de la candidata.
Ana Quevedo, en medio de estos lamentables sucesos ocurridos en la sindicatura de Agua Verde, ha expresado su profundo pesar.
Desde el inicio de su campaña, ha abogado por un enfoque respetuoso, basado en la presentación de propuestas y alternativas innovadoras que inciten a la reflexión del electorado, en lugar de recurrir a acciones ilegales y deshonestas.
La candidata relata con consternación cómo, tras haber colocado cerca de 70 lonas en la calle principal de Agua Verde y el Cerro, se encontraron con la sorprendente desaparición de la mayoría de ellas en su visita posterior.
Este tipo de actos no solo atentan contra la integridad de la campaña de Quevedo, sino que también socavan los principios democráticos fundamentales que deben regir cualquier proceso electoral
En un llamado enérgico, Ana Quevedo insta a detener estas prácticas nocivas que en nada contribuyen a un clima de tranquilidad y respeto democrático. Aboga por que el respeto sea el denominador común en este proceso electoral, permitiendo que el ciudadano ejerza su derecho al voto de manera libre y sin presiones indebidas.
Este episodio nos recuerda la importancia de mantener la integridad y la ética en la arena política, donde la competencia justa y el intercambio de ideas son pilares fundamentales para el funcionamiento de una democracia saludable.
Solo a través del respeto mutuo y la tolerancia hacia las diferentes visiones políticas podremos construir un futuro en el que todos los ciudadanos puedan participar plenamente en el proceso democrático.
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