Gravísimos problemas se viven en la Universidad Politécnica de Sinaloa en Mazatlán, con corrupciones impunes y carencias que los estudiantes han venido reclamando con una sola respuesta de los directivos: si no se aplacan serán expulsados.
Los alumnos inconformes acusan que el rector actual, Héctor Daniel Brito Rojas, ha mostrado una total incapacidad para resolver las carencias que afronta la institución educativa.
La denuncia que nos hacen llegar refiere que además de falta de voluntad de las autoridades hay un autoritarismo del que se hacen cómplices algunos maestros de la universidad.
Un desplegado con el título de “Alumnos estudiamos bajo protesta” refiere puntualmente algunos de los principales problemas que enfrentan:
-Exigimos talleres funcionales.
-Necesitamos insumos básicos.
-Un año sin cafetería.
-Alto al acoso y opresión por parte de directivos.
-Exigimos respeto como alumnos.
La respuesta oficial ha sido de amenazas más fuertes y directas.
Si le siguen no van a terminar la carrera, les advierten.
Serán expulsados por “indeseables”, o reprobados a la mala por maestros que se ponen del lado del patrón, contra la razón y contra la verdad.
Es importante señalar que la Auditoría Superior de la Federación presentó denuncia penal contra la UPSIN tras encontrar desvíos por 31 millones de pesos en un esquema similar al de la “estafa maestra”.
Para no variar, esos robos siguen impunes.
Compartimos como evidencia las páginas 30 y 31 del “Informe individual del resultado de la fiscalización superior de la cuenta pública 2018” de la investigación realizada por la ASF.
Se señala ahí que en su comparecencia formal, la rectora Alma Hortencia Olmeda Aguirre declaró que ella “únicamente firmó dicho convenio y todo ese procedimiento fue llevado a cabo por el Director de Biotecnología de la UPSIN”.
Este cargo lo ocupaba Víctor Alfonso Rodríguez Tirado.
A pesar de ser señalado como responsable de irregularidades por 31 millones de pesos con “pagos” a empresas inexistentes, este gobierno de la “transformación” le dio a Rodríguez Tirado en enero un nuevo cargo de mayor jerarquía e importancia: Director de la División de Estudios Profesionales.
Esa maroma de la presunción de inocencia a conveniencia, para proteger a los cuates señalados formalmente por actos de corrupción.
De qué tamaño serán las irregularidades y las corrupciones, que tras ser nombrado como rector al inicio de esta administración estatal, Jorge Luis Guevara Reynaga renunció seis días después.
“Por no querer ser parte de la mala historia que han dejado algunos rectores anteriores, además del involucramiento de la Universidad en la ‘estafa maestra’ y por valoración personal es que el 20 de diciembre de 2021 le presenté mi renuncia con carácter de irrevocable al doctor Rubén Rocha Moya, gobernador de nuestro estado”, refirió con crudeza el maestro Guevara Reynaga.
Lamentablemente todo parece haber quedado ahí, sin que se investigue y castigue a quienes resulten responsables.
Rocha Moya nombró entonces a Héctor Daniel Brito Rojas, y sobre su actuación referimos aquí la continuidad de ineficiencias e irregularidades.
Ante la cerrazón del actual rector Brito Rojas, los alumnos demandaron de manera formal la intervención de la Dirección General de Universidades Tecnológicas y Politécnicas -3 de octubre pasado-, con referencia puntual sobre la situación que se padece actualmente en la UPSIN.
El titular de esta dependencia, Herminio Baltazar Cisneros, envió oficio a la Secretaria de Educación Pública y Cultura de Sinaloa, Graciela Domínguez Nava, para que “realice las acciones que considere pertinentes”.
Ninguna respuesta, hasta ahora.
Hay simulación, solapamiento y complicidad.
Son los nuevos tiempos de nuestra política, con corrupciones que se mantienen en la impunidad insultante, a pesar de ser públicamente señaladas y documentadas.
Sobre esas complicidades, nos aseguran desde dentro de la Universidad Politécnica de Sinaloa en Mazatlán que ninguna corrupción se castiga porque el rector y sus compinches tienen como padrino al doctor Manuel de Jesús Guerrero Verdugo, quien hasta hace poco era delegado nacional del partido Morena en Sinaloa y hoy es secretario general, segundo al mando con Merary Villegas como presidenta.
Eso parece explicar la desfachatez y el cinismo que prevalecen en la institución educativa.
La exigencia de los estudiantes es que terminen las complicidades y que se ponga orden.
Si no sucede, el problema crecerá junto con las protestas, y la situación terminará siendo insostenible.