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Cerrar un hospital es atentar contra el corazón del pueblo

En Guamúchil, la vida duele. Pero todo indica que eso no le importa a los gobernantes, a pesar de que muchos de ellos, principalmente el gobernador Rubén Rocha, presumen ese municipio como parte de su origen o desarrollo laboral. Desde agosto, el Hospital General IMSS-Bienestar, el refugio más importante de miles de familias del centro-norte de Sinaloa, fue cerrado con el argumento de que su edificio tenía fallas estructurales. Pero el verdadero colapso no está en los muros, sino en las conciencias de quienes dejaron que la salud pública se desmoronara sin levantar antes un solo ladrillo. Durante años supieron del problema. Durante años tuvieron tiempo para planear un nuevo hospital, para garantizar que la atención no se suspendiera ni un solo día. Y, sin embargo, hoy el pueblo de Salvador Alvarado se quedó sin urgencias, sin quirófanos, sin esperanza institucional. Y sin una respuesta clara, honesta e inmediata de lo que sigue. La diputada Paola Gárate Valenzuela lo gritó desde la tribuna del Congreso: “La salud no es un favor, es un derecho.” Y tiene razón. Cerrar un hospital sin ofrecer alternativa alguna no es una decisión técnica: es una condena social. Miles de familias han quedado a la deriva, empujadas a la improvisación y al sufrimiento. De por sí, se padece la falta de medicina, habría que ver ahora cómo cientos de enfermos se las arreglan. De acuerdo a lo dicho por la diputada Gárate, una mujer murió de dengue hemorrágico porque no hubo insumos, ni hospital, ni Estado. Esa vida no la arrebató un virus, sino la indiferencia. ¿Cuántas más deberán apagarse antes de que alguien escuche? Si, las autoridades de salud, el gobierno estatal, le anuncian a las familias de Guamúchil que ese nosocomio se construirá, y hasta hablan de una inversión de 450 millones de pesos, solo que hay un pequeño detalle: no hay terreno, no hay proyecto, no hay fecha. Solo discursos huecos, promesas de escritorio y la misma frase anestésica de siempre: “estamos trabajando en ello.” Y de ahí no salen. Mientras tanto, los enfermos esperan. Esperan en pasillos saturados del Centro de Salud, en ambulancias de solicitudes saturadas que pecan de deficientes, en clínicas rurales alejadas, sin especialistas y sin farmacias; y otros pacientes postrados en sus casas, pidiéndole al Señor alivio en la oración, con esa fe por delante que reemplaza al médico. Pero la gente de Guamúchil no pide milagros. Pide responsabilidad. Pide humanidad. ¿Lo entenderá la autoridad que hasta el momento se ha comportado sumamente insensible y negligente? Porque cerrar un hospital es atentar contra el corazón del pueblo, y ningún gobierno puede presumir justicia social mientras deja que su gente sufra o muera mientras busca auxilio médico, o mientras trata de cruzar, en la urgencia, en horas de la noche, ese peligroso tramo violento hacia Culiacán. La salud no es una dádiva ni una promesa electoral: es el pulso mismo de la dignidad humana. Es la piedra angular en la calidad de vida que los gobiernos están obligados a garantizar. Ya jugaron mucho con el verbo cínico de Dinamarca. Ya es hora de ponerse serios. ¡Restablezcan ya el servicio médico y de urgencias en Salvador Alvarado! ¡Restablezcan la vida! MINI-CHISPAZO La ciudad de Mazatlán está colapsando. No es alarmismo, es una realidad que hoy se asoma por sus calles en las que las rotas tuberías de aguas negras vomitan porquería y el agua limpia se desparrama inmisericorde sin que nada la contenga. Si. Este sí es un problema histórico que los gobiernos dejaron correr. Los signos son serios y seguir pateando el bote nos puede costar que un día de estos, en el momento menos pensado, el puerto amanezca nadando en su propia mierda. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.

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Harfuch: el peso de la ausencia

¿Por qué Omar García Harfuch no asistió al evento más importante de la presidente Claudia Sheinbaum? En el primer año de gobierno, el hombre que más resultados ha entregado en materia de seguridad brilló por su ausencia. Un vacío físico que sin embargo provocó mucho ruido. Sheinbaum explicó que Harfuch no acudió por “cuestiones de agenda”. Una excusa tan elemental que provoca una pregunta inevitable: ¿qué puede ser más importante que el informe presidencial? Hasta ahora, nadie lo sabe. Pero en los pasillos del gabinete de seguridad circula otra versión: desde una agencia de Estados Unidos habrían advertido sobre llamadas sospechosas en torno a la organización del evento. No se precisó de quién ni de qué tipo, pero los ofendidos abundan: dentro y fuera del gobierno. La propia presidente recordó el atentado que Harfuch sufrió cuando era jefe de la Policía capitalina, una referencia que no pareció casual. Y cuando el propio secretario fue cuestionado por los reporteros, respondió con una frase que suena más a evasiva que a explicación: “Dependiendo de las actividades, a veces se puede acudir a un evento, a veces no”. El argumento se derrumba por sí solo. Si estaba en su oficina de Constituyentes, ¿qué le impedía presentarse en un acto que, por la naturaleza de su cargo, le pertenecía tanto como a Sheinbaum? Su ausencia no fue burocrática: fue política, y probablemente también de supervivencia. Porque Harfuch tiene enemigos en todos los frentes. Los externos, grupos fácticos que le deben golpes duros, y los internos, los del “movimiento”, los de las purgas silenciosas. Los morenistas “puros” lo detestan. Y no sin razón: fue él quien hurgó en el pantano del huachicol y quien ventiló la existencia de La Barredora, ese grupo criminal que mezcla política, petróleo y poder. Los Andys López, los Adanes Augusto, las Marías Luisas Alcaldes y los Ricardos Monreal, sí, los del corralito del Zócalo, saben que el supersecretario no les debe lealtad, y que su función por la seguridad los pone en riesgo. Si ellos pudieran, por lo menos ya lo habrían echado del gabinete. García Harfuch conoce la estructura del huachicol desde adentro. Sabe que los verdaderos jefes no están en los cárteles, sino en las cúpulas políticas cercanas al poder de Palenque. Conoce los intríngulis de los testigos silenciados, mandos desaparecidos y expedientes sellados. Y que algunos de los responsables siguen cómodamente instalados en el gobierno. Por eso no fue al Zócalo. No fue porque seguramente considera que su vida vale más que un aplauso. Porque, advertencia estadounidense o no, Harfuch entiende que los enemigos que lo quieren eliminar no necesariamente visten pasamontañas, sino ¿trajes de lino y guayaberas a mano bordadas? El peso de su ausencia en realidad destacó su presencia, y ratificó al hombre que sabe demasiado. Tanto que en México, funcionarios de su tipo, caminan siempre por el filo de la navaja. Desde luego no ignora que, en estas coyunturas, los de adentro suelen ser más peligrosos. MINI-CHISPAZO Si ahorita, en 2025, brota la pus por todos lados, habría que imaginar el próximo 2026, cuando las definiciones para el año electoral 2027 prácticamente serán cocinadas. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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La crisis moral de la cuarta transformación

Siempre, en su inicio, cada gobierno pretende construir una era moral y sus líderes juran que serán los mejores de la historia. El de la llamada Cuarta Transformación quiso ir más allá: prometió purificar la vida pública. Pero hoy, entre el monumental robo de todos los siglos llamado huachicol fiscal, Birmex, Segalmex, cuentas en Suiza, viajes intercontinentales, La Barredora, y residencias en Tepoztlán, la promesa se desvanece y el discurso de la “austeridad republicana” viaja en primera clase y sus actores predican humildad desde mansiones, ranchos, restaurantes gourmet y hoteles de lujo. En las últimas horas, The New York Times, la Revista Proceso y medios como XpectroFM han ventilado lo que el oficialismo quiso mantener bajo la alfombra: la corrupción externa se volvió chiquita, lejana, y ahora es huésped distinguida en la casa de Morena. El hijo del expresidente, Andy López Beltrán, aparece presuntamente vinculado a triangulaciones millonarias en Suiza junto al senador Adán Augusto López y al empresario Amílcar Olán, su amigo entrañable y operador consentido. Proceso documenta el “huachicol fiscal”, el fraude tributario más grande del sexenio, tejido bajo la mirada complaciente de López Obrador, con militares y marinos convertidos en administradores del saqueo nacional. Y XpectroFM desnuda otra vertiente del mismo cáncer: los hijos del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, presuntamente triangulando obras públicas con empresas constructoras y evadiendo impuestos. Es terrible el escenario: El partido que se fundó en nombre de los pobres se está corrompiendo en nombre de la impunidad. La presidente Sheinbaum promete que se castigará a los corruptos, sean quienes sean, tope donde tope, pero en tanto, a diario, la prédica es pisoteada desde todos los rincones del poder: Desde la federación, estados y municipios; desde altos funcionarios, hasta inspectores que en las localidades, envueltos en el chaleco guinda, piden moches y extorsionan bajo el manto de la 4T. ¿Austeridad y honestidad? López Obrador se desgañitaba diciendo que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. Los viajes, los lujos, los gastos insultantes, los millonarios ingresos declarados con cinismo y los grandes negocios al amparo del poder, hoy lo desmienten. Andy López Beltrán, Adán Augusto, Mario Delgado, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña. Todos desfilan en la misma pasarela de la falsa moral: El hijo derrochador del mesías; el senador de millonarios negocios inexplicables y del viejo priismo reciclado; el líder de los diputados que exige sobriedad pero celebra aniversarios en España; el tribuno marxista, autoproclamado defensor de los pobres, que compra una casa de 650 mil dólares y la defiende como “derecho personal”. Dice la Comandanta Sheinbaum, con una frase más cercana a la absolución, que el pueblo es el que juzga, no la ley. Pero tiene algo de razón, porque la indignación no ocupa tribunales cuando la hipocresía y la degeneración son tan visibles. Y es que Morena nació de una promesa moral: Destruir al viejo y corrupto régimen, y para ello su narrativa fue la pureza de sus principios. La historia de los mesiánicos no miente. Tarde o temprano, el predicador se vuelve espejo de lo que juró destruir. El movimiento que habló de no mentir, no robar y no traicionar, se enfrenta ahora a sus propias promesas, a partir de que no pocos de sus dirigentes repiten hoy las costumbres del viejo modelo: el dinero fácil, los privilegios, las justificaciones, la soberbia, la corrupción y la impunidad. Lo que enfrenta hoy el régimen son signos tempranos de una crisis de legitimidad. Y eso ocurre cuando el desencanto no es pasajero, sino que también se convierte en estructural. Regenerar la República se volvió retórico, porque quienes lo prometieron salieron igual, o peor, que los que iban a combatir. La ira popular no necesariamente nace del odio de clase, sino del agravio moral. La gente no se indigna por ver dinero legítimo, se indigna ante la hipocresía de los que nunca lo tuvieron y hoy, de la noche a la mañana, lo exhiben como “fruto de su trabajo”. El obradorismo prometió moral pero olvidó que el verdadero credo, a parte de rezarlo, se demuestra. “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre” y sin embargo lo hay. Funcionarios corruptos y líderes de partido enchufados a negocios al amparo del poder, desmienten la frase del mesías. Y es que ellos no han hecho más que ratificar una sentencia infalible: la corrupción no tiene ideología, sólo hambre. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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El corral de la presidenta

En la liturgia del poder todo se planea con exactitud. Nada queda suelto. A cada quien, literal, se les da su lugar; la propia ubicación de las sillas lleva implícito el trato. Ahí está el mensaje, ese que cuando se niega suele ser porque ya se entendió. Aunque Claudia Sheinbaum insista en que son chismes, que no hubo mensaje político ni segundas lecturas, lo cierto es que la escena habló por sí sola: Aquellos, los de la selfie del pasado 9 de marzo, los que con intención o no la ignoraron, fueron confinados tras las vallas, marginados del cuadro principal, mientras otros invitados de menor relevancia ocuparon la primera fila. En política, la forma es fondo. Y el fondo, casi siempre, es advertencia. El Zócalo, ese escenario donde históricamente el poder gusta mostrar el músculo, volvió a ser el teatro de los símbolos. En su cierre de gira por el Primer Informe de Gobierno, la presidenta Sheinbaum reunió a gobernadores, funcionarios del primer nivel, ministros, legisladores y fieles de su causa. Pero no todos los líderes del “movimiento” tuvieron el mismo trato: Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Manuel Velasco, Luisa María Alcalde y Andy López Beltrán fueron enviados a las sombras del corral metálico, lejos del saludo directo, detrás de otros invitados con menos jerarquía. Esto, por evidente, está muy lejos del chisme y hasta para el más neófito en las lecturas del poder, la conclusión, por elemental, es que los “selfistas” jugaron el papel de apestados. No faltó el humor forzado para disimular el trago amargo: “Nos encorralaron para no cometer errores”, ironizó Monreal, evocando aquel desaire de marzo cuando, mientras Sheinbaum caminaba rumbo al templete, él y los suyos le daban la espalda tomándose una selfie. El poder no olvida. Y menos cuando ya no ocupa sonreír y andar quedando bien. Que la presidenta niegue el mensaje solo confirma que existió. Que nadie está incurriendo en inventos. Porque si algo domina el viejo oficio priista —del cual Morena aprendió con maestría— es el arte de comunicar con silencios, con sillas y con vallas. En la planeación del acto donde hay que enseñar el tamaño del puño, el cálculo es fundamental. A nadie se le encierra por descuido. En los rituales del poder, los asientos, la ubicación, forman parte de un mapa, de un escenario que al mismo tiempo indica la importancia política de cada quién. Si ellos merecían el corral, el corral les dieron. Nombre por nombre, cabeza por cabeza. Los mismos de aquella foto. No hubo equivocación. No es ni chisme ni percepción vacía. Es realidad. Detrás de la anécdota hay un subtexto mayor: la reconfiguración del tablero interno. Sheinbaum, ahora sí dueña del escenario, está delineando quiénes forman parte de su círculo de confianza y quiénes serán figuras decorativas en la narrativa del “legado” reiterado mil veces desde el Zócalo. Adán Augusto, el notario de la lealtad tabasqueña, hoy el “hermano” a punto de ser desconocido; Monreal, el equilibrista que nunca cae pero que ahora ya no asciende; Alcalde, la heredera administrativa del partido; Andy, el hijo que representa la sombra paterna, manchada por los desdibujos. Todos, esta vez, no solo en el corral, sino exhibidos como non gratos en los planes de quien ahora mantiene las riendas del proyecto. Que les quede claro quién manda. ¿Hay otro mensaje más claro que éste? Queda claro. La negación presidencial no borra el gesto. Lo amplifica. Porque la distancia física entre filas es la distancia política que marca los nuevos tiempos. El “encorralamiento” significa el parteaguas entre el lopezobradorismo residual y el sheinbaumismo en construcción. Una línea metálica separa el pasado inmediato del futuro que se fabrica en Palacio. En el centralismo inteligente cada movimiento se disfraza de casualidad. Ni el centro, la izquierda o la derecha, escapan a esta tradición histórica de la política en México. Pero hasta el más ingenuo entiende que cuando el poder instala cercas, no es para protegerse de sus enemigos, sino para domesticar a los de dentro. El corral de la presidenta fue instalado no para que los susodichos se tomaran selfies, sino para que todo mundo les tomara la foto. Así de exhibidos y así de trazado el rumbo del proyecto presidencial de Claudia Sheinbaun, por más que ella se lo endilgue al chisme y hable de ausencia de mensaje. MINI-CHISPAZO Si la presidente Sheinbaum habla de honestidad y de combatir la corrupción, entonces MORENA y el gobierno de Sinaloa están obligados a transparentar el enorme gasto que implicó trasladar a miles de personas al mitin de la mandataria en Mazatlán, y recientemente a la CDMX. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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Sheinbaum: La fe del movimiento

*En el Zócalo no habló una presidenta de todos, sino la sacerdotisa del partido que canoniza al fundador y excomulga la crítica. Claudia Sheinbaum recorrió el país no solo para rendir sus cuentas, sino para reafirmar el dogma. No habló a la nación, habló a su feligresía: a quienes fueron convocados, transportados, pagados y uniformados para aplaudir. El gran operativo propagandístico concluyó en el Zócalo capitalino: una misa política con militantes y burócratas de toda la república, y un gasto insultante para repetir la liturgia de siempre: la pureza moral del movimiento y la maldad de todo aquel que no se arrodille ante él. Sheinbaum no habló como presidenta de una nación plural, sino como sacerdotisa del partido. La “unidad” de la que tanto presume no es la de los mexicanos, sino la del rebaño. El mensaje fue claro: quien cuestione a López Obrador, cuestiona al Dios Padre del movimiento. Así de teocrático el nuevo evangelio de la 4T. En su discurso, la presidente responsabilizó a los “enemigos” -esos entes invisibles que siempre acechan- de toda crítica y todo reclamo que la ciudadanía expresa en redes sociales o en las calles. Para ella, la corrupción no existe: es un invento de los adversarios; y el cuestionamiento legítimo de la gente, un complot de la derecha y los conservadores. Pedir justicia o auditoría para el gobierno anterior es, según su lógica, un acto de traición. El Estado de Derecho quedó reducido a credo partidista: creer o ser excomulgado. Nos quieren dividir, dijo, y juró ante el Tzomplanti (altar), entre copal y exclamaciones cercanas al paroxismo, que jamás las fuerzas del mal lo lograrían y que el Tlatoani que habita en Palenque, su espíritu, podría estar seguro que seguiría gobernando. Así, sin tapujos. El país real, sin embargo, no cabe en las cifras de quien representa en palacio el espíritu de Palenque. Habla de reducción de homicidios y de millones que salieron de la pobreza, mientras el ciudadano de a pie convive con la violencia, el cobro de piso, la extorsión, el robo, el secuestro y la canasta básica convertida en lujo. La economía del aplauso no paga los medicamentos, la tortilla ni protege la vida. Sheinbaum ofrece dos realidades: una, la que declama entre banderas guindas; otra, la que sangra en las calles y se mete en la gente a través del miedo. Su palabra no busca convencer, sino disciplinar en la manipulación, en la polarización a través del relato de odio. En la 4T, los burócratas son militantes y los militantes burócratas. Es la estructura de los adoradores, de los privilegiados en la escalera de la pirámide donde habitan los dioses. Los chalecos guindas desdibujan la frontera entre Estado y partido, como en toda buena teocracia política. Estado y partido. Partido y Estado. No más. Aquella dictadura tricolor, hoy guinda, en su máxima expresión. Si, el discurso de la presidente en el Zócalo no fue otra cosa más que un acto de fe. Habló desde su movimiento para su movimiento, cerrando la puerta a todo lo que no encaje en el relato sagrado. Negó la corrupción, relativizó la violencia y canonizó al fundador. López Obrador nunca ha sido un ex presidente: es un patriarca intocable, al que no se le puede investigar, sino venerar. ¡No me vengan con ese cuento de que la ley es la ley! La presidenta jura que su causa es la honestidad. Pero entre la prédica y el acto, hay un manto de impunidad que todo lo cubre: contratos, familias, negocios, militares, sobrinos y secretarios. En la práctica, el lema de la 4T se resume así: No robar, no mentir, no traicionar, solo aplicable para los adversarios, porque los de casa todos son honestos y puros. Hágase Señor tu voluntad en los bueyes de mi compadre. MINI-CHISPAZO En la sierra de San Ignacio reina el terror y el hambre. La violencia está imparable. Hay un desplazamiento brutal. Pueblos y ranchos vacíos, abandonados; escuelas sin maestros y niños. No hay apoyo oficial. La autoridad calla y los medios oficiales obedecen con el silencio. ¡Qué pena! ¡Qué gran pena! Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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Militares: de guardianes de la patria a empleados del régimen

* Hay una lucha interna por recuperar la dignidad de las Fuerzas Armadas.   A las fuerzas armadas las metieron en camisa de once varas. A los de arriba, generales y coroneles, los pusieron a administrar empresas del Estado, a mover millonarias sumas de dinero con una discrecionalidad que ya quisiera cualquier banquero. A los de abajo, soldados rasos, los redujeron a mano de obra barata, obligados a jornales interminables en las grandes obras del régimen. En paralelo, almirantes y contralmirantes fueron enviados a las aduanas y puertos, justo donde el huachicol fiscal floreció como nunca en el sexenio de López Obrador. Muchos millones se evaporaron ahí, con nombres y apellidos. Y aunque la narrativa oficial insista en que “unos cuantos no manchan a las instituciones”, lo cierto es que no hablamos de cabos o soldados, sino de mandos con charreteras doradas y medallas de honor, como el exsecretario de La Marina, Rafael Ojeda y sus sobrinos, señalados directamente en esas operaciones turbias. La descomposición se refleja también en lo simbólico. Basta recordar las barricadas y vehículos incendiados frente al Campo Militar Número 1, en la CDMX: la furia de los normalistas de Ayotzinapa, convencidos de que en la desaparición masiva hubo complicidad militar encubierta por el propio régimen. Con razón o sin razón de los protestantes, el hecho es que los cuarteles pagan el costo de una militarización que terminó por degradar su función y ensanchar redes de impunidad. Hoy, dentro de los cuarteles, crece un rumor de inconformidad. No es menor: oficiales que denuncian, que filtran documentos, que exhiben a grupos delictivos como La Barredora o las redes de huachicol en puertos. Y, como en toda investigación leal a la norma, o traición a la mafia, las represalias han llegado en forma de “suicidios” inexplicables, ejecuciones discretas o muertes en circunstancias demasiado extrañas como para creer en el azar. El gobierno de la República ha quedado a deber. Los soldados sienten que los usan como escenografía barata de cartón; de un lado, para aparentar que combaten al crimen; del otro, para enviarles a los cárteles el mensaje de que no habrá fuego real. La orden es clara en no poco de los casos: resistir hasta donde se pueda las ofensas, aguantar los ataques y responder procurando no eliminar, solo detener a los que se dejen porque una buena parte de los civiles armados “huyen”. ¿Qué dignidad queda en ser exhibidos los soldados como muro de contención que no puede ni defenderse? Por eso, desde adentro, crece la exigencia de no ser parte de las componendas de un poder civil que los manipula y degrada. Porque el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea no fueron creados para administrar hoteles, puertos, líneas aéreas y trenes, sino para defender la soberanía del Estado mexicano y garantizar la seguridad de los ciudadanos. Aun con todo, las fuerzas armadas siguen siendo la institución más sólida de la República. El problema es que hoy libran otra batalla: no contra los enemigos externos, sino contra el sometimiento interno. Una lucha silenciosa por recuperar su dignidad, su misión y su lugar verdadero en la vida nacional. MINI-CHISPAZO A inicio de semana, al alcalde de Escuinapa, Dr. Víctor Díaz Simental, le hackearon las cuentas de sus redes sociales. Los “malosos” cibernéticos, a nombre del munícipe, abrieron fuego contra algunos personajes y analistas de Culiacán. Desesperado buscó auxilio, pero mientras eran peras o manzanas y “tumbaban” los contenidos ofensivos, fueron varios los arremetidos. ¿Logró disculparse. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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Claudia: ¿Presidenta de México o de Morena?

Todo indica que la presidente Claudia Sheinbaum se levanta cada mañana con un dilema existencial: ¿alcanzó ya el estatus de presidenta de todos los mexicanos o apenas llega a vocera de Morena? Porque cada vez que se cuestiona a su partido y a miembros de su élite, sale al rescate como madre protectora, y cuando se trata de sus opositores, se pone la toga y el mazo de juez. El ejemplo más reciente es el de Alejandro Moreno, líder nacional del PRI. Desde el púlpito presidencial, Sheinbaum lo acusó de lavar dinero. Ni Fiscalía, ni jueces, ni debido proceso: bastó la palabra de la mandataria. El Estado de Derecho convertido en el “Estado soy yo”. Y por si no bastara, avaló la expropiación exprés de tierras en Tabasco bajo la sospecha —no certeza jurídica— de que pertenecen a Moreno. Entre aplaudidores, el gesto se celebra; pero entre millones de mexicanos que votaron bajo la esperanza de un gobierno distinto, la escena huele a autoritarismo tropical. ¿Qué leerán en Washington, Ottawa o Bruselas? Que México sigue atrapado en el péndulo populista, donde se gobierna con acusaciones desde el pódium y con decretos mayoritarios que se convierten en ley. Malas noticias para la inversión y peores para la imagen de presunción democrática. Sheinbaum parece creer que repetir la receta de López Obrador —blindar a los suyos, atacar a los otros— le dará los mismos dividendos. Pero la elección judicial mostró la grieta: sus propios votantes se quedaron en casa, hartos de que los “Servidores de la Nación” los corretearan y los atosigaran, para que el “acordeón” de presiones sustituyera a las convicciones. El peligro no está en la oposición, que sigue atolondrada, puesta la vista en las zurrapas legislativas, sino en el desencanto interno. Porque muchos ciudadanos no votaron por devoción cuatrotera, sino por la esperanza de un cambio responsable. Y si Sheinbaum insiste en jugar a ser presidenta de Morena en vez de presidenta de México, tarde o temprano descubrirá que las dictaduras siempre empiezan con aplauso, y terminan con un chispazo que enciende la pradera. Esa ha sido la historia de los sufragios deslindantes y de las insurrecciones arrasantes. Poco a poco se acerca el 2027. Ya veremos. MINI-CHISPAZO ¿Se arrepintió? Nos dicen que Cinthya Gutiérrez López, que el 18 de septiembre pasado dejó la Jefatura del Despacho del Gobernador, siempre no se fue a la representación del gobierno de Sinaloa en la Ciudad de México, y asumió la Secretaría Particular de la oficina del gobernador. Ahora depende de Pablo Francisco Bedoya Bañuelos, quien la sustituyó en su anterior cargo. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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Las vacas de los 24 millones

Cada vez que abre la boca se enreda más. Adán Augusto López, senador de Morena y jefe de la bancada, descubrió la fórmula de la austeridad: vacas que paren millones. Mes con mes —según él— se embarcan 150 cabezas de ganado, y de ahí salieron los 24 millones de pesos que hoy presume como fruto de su “actividad ganadera”. Nada de asesorías, nada de contratos… sólo reses con poderes sobrenaturales. Dice que este año ha embarcado 150 reses al mes, lo que al término de septiembre darían un total de 1350 animales, que tendría que haberlos vendido en 20 mil pesos por cabeza, menos gastos, para alcanzar los 24 millones de pesos. No informó a quiénes le vende las vacas, si son crías o para el sacrificio; ni el origen de su status ganadero. Solo para embarcar una cantidad de esa naturaleza significa tener decenas de hectáreas, al menos 5 mil reses, es decir, un enorme rancho para alcanzar la producción a la venta de al menos el 30 por ciento del total general. Y, además, gozar de la infraestructura necesaria para el mantenimiento, el procesamiento y la operación a gran escala. Es decir, si así fuera, el ahora senador no tuviera fama de Notario Público, sino de un gran productor de ganado de mucho renombre en Tabasco, lo que no es cierto. Pero supongamos que se dedica a la reventa, los números por el ingreso estarían muy alejados de la realidad y solo tendrían que ver con la magia del lavadero o el huachicol vaquero. El problema es que sus reses son tan milagrosas como su contabilidad. Porque apenas hace un año, el propio López reconocía ingresos por asesorías legales y contratos privados. Ahora dice que las dejó para evitar conflictos de interés, pero resulta que, cuando le suman los números, aparecen montos de fantasía: 24 millones de la ganadería y otros 79 millones detectados por investigaciones periodísticas provenientes de empresas fantasma o contratistas de su propio gobierno en Tabasco. Eso sí: todo es culpa de una campaña. “Mafufadas”, le llama el senador, que ve detrás de Televisa, Latinus, Loret de Mola y Roberto Madrazo, como si nombrar enemigos históricos lo absolviera de tener cuentas bancarias más robustas que la propia “austeridad republicana” de la 4T. Y si los números ya parecen inflados, lo que viene es peor: la ratificación de una solicitud de juicio político en su contra por parte de la panista María Elena Pérez-Jaen. No lo acusa por sus vacas, sino por algo mucho más delicado: sus vínculos con Hernán Bermúdez Requena, su exsecretario de Seguridad en Tabasco, a quien la inteligencia militar filtrada por los Guacamaya Papers señala como líder del grupo criminal La Barredora. Claro, elementos sobran para que proceda un juicio político, pero pesa más la protección de López Obrador y, en consecuencia, de Claudia Sheinbaum. El expediente no es menor: 30 informes de inteligencia, investigaciones de medios y un señalamiento claro de que, en el mejor de los casos, López tuvo pésimo juicio para designar colaboradores; en el peor, que se hizo de la vista gorda frente al crimen organizado. La defensa del senador es la de siempre: “soy víctima de una campaña mediática para desacreditar al movimiento”. Una estrategia que ya suena gastada: si los millones no cuadran, es campaña. Si las vacas no alcanzan, es campaña. Si el exsecretario está embarrado con la delincuencia, también es campaña. El problema es que a estas alturas ya no alcanza con decir “es campaña”. Porque la pregunta no es si Adán Augusto tiene enemigos —claro que los tiene—, sino cómo diablos un político de la 4T puede vivir como si sus vacas produjeran lingotes de oro. MINI-CHISPAZO ¿Y dónde está Karla Úrsula Corrales, la otrora inquieta y movida alcaldesa de Cosalá? Ese municipio está prácticamente tomado por la delincuencia. Pretender llegar ahí por carretera sería una locura. Vivir por esos terrenos no lo es menos. Dicen que ella, doña Karla, tiene que salir en avioneta o custodiada por el Ejército. Lástima, tan hermosa la cabecera. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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Si cae Adán se debilita AMLO

Por mucho menos, en cualquier tiempo, modo, circunstancia y espacio, alguien con el cúmulo de evidencias incriminatorias como las de Adán Augusto López, ya hubiese caído. O lo hubieren enjuiciado o políticamente estuviese en la embajada más remota del mundo. No, no somos iguales, dicen. Y es cierto porque salieron peores. A Adán Augusto lo salva el poder que aún conserva Andrés Manuel López Obrador, su hermano. Pero, sin embargo, cada vez que el aún líder de MORENA en el Senado abre la boca, su aliento pútrido le descompone la respiración al de Palenque. No hay día en que el nombre de Adán Augusto no esté en las redes, en los medios y en el repudio de la gente. Utiliza, para tratar de amortiguar las severas críticas, la argucia del desgastado discurso amloista de que todos los señalamientos vienen de “los adversarios de la derecha” y los “conservadores”. Y luego trata de aferrarse a un alegato ruin: “Es que quieren golpear al movimiento. Millones nos respaldan”. Es decir, no importa lo que haga o que lo acusen de criminal, sino que, haga lo que haga, siempre estará respaldado por millones que conforman un movimiento. Si a él, a Adán Augusto, lo cuestionan, lo señalan, le descubren evidencias que lo vinculan a actos criminales, entonces, los que lo hacen, es que tratan de dañar a todos, no a él que se embolsó 79 millones de pesos sin pagar los impuestos correspondientes; o del que existe una investigación que lo relaciona con el cártel de La Barredora o con el delito del llamado “huachicol fiscal”. Adán Augusto mete a todos los que conforman “el movimiento”, en sus presuntas trapacerías incluyendo a la presidente Claudia Sheinbaum a quien también se ha llevado entre las patas. Y es, en el caso de sus negocios de notaría, una verdadera ilegalidad ocupar una responsabilidad pública y a la vez ejercer la función de Notario. Sus ingresos por concepto de actos notariales corresponden a cuando ejercía como gobernador y luego como Secretario de Gobernación, lo que niega, además, “la ética y la moral” republicana de un “movimiento” que se define como honesto y que ha perdido mucha credibilidad. Como sea, a estas alturas, Adán Augusto López ya es un cadáver político al interior de MORENA; todo lo que toca degrada. ¿Alguien se imagina a este tipo exclamando la de por sí desgastada frase del lópezobradorismo “no mentir, no robar y no traicionar”? ¿Tendría este sujeto una pizca de pudor para no pronunciarla? El cinismo y su desesperación por seguir controlando a sus ciegos seguidores, los hará repetir y repetir este tipo de discurso porque no tienen otro, aunque el país se siga debatiendo en la violencia y la corrupción desde el poder, y los vínculos con el crimen organizado sean el signo central del llamado movimiento morenista. Si Adán Augusto cae será por la presión de Estados Unidos, lo que desde luego implica que siga saliendo más cochinero de la cloaca pero, igualmente, si eso ocurre el golpe más terrible sería para el jefe del Cártel de La Cuarta Transformación: Andrés Manuel López Obrador. Lo quiera o no Claudia Sheinbaum. MINI-CHISPAZO Son ocho los vehículos que al regresar del acto de Claudia Sheinbaum realizado en Mazatlán el pasado sábado, fueron despojados en plena maxipista a 50 kilómetros de Mazatlán hacia el norte. Los vehículos pertenecen a la Secretaría de Obras Públicas y sus ocupantes son funcionarios del gobierno estatal, a quienes les quitaron absolutamente todo. Lo anterior ratifica que las facciones de los cárteles no tienen el más mínimo respeto por autoridad alguna y que para el acarreo, a parte de pagar cientos de camiones, al gobierno tampoco le importó utilizar los recursos materiales de la sociedad sinaloense. Desde el Tercer Piso han hecho gestiones, ante quienes los despojaron, para que regresen los vehículos, pero no han fructificado. Si, al revés, la “autoridad” rogándole a los malandros para que le devuelvan lo robado. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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Discursos reciclados; cuentas oscuras y descuadradas

La presidenta vino a Sinaloa a repetir lo mismo que ya dijo en todos los estados: un informe itinerante con acarreados, logística millonaria y la misma letanía de programas sociales. Se llenan la boca con su “austeridad republicana”, pero el operativo nacional costó miles de millones de pesos. ¿Era necesario? ¿Para qué recorrer el país repitiendo cifras heredadas de López Obrador —sin auditorías, sin evaluación y sin la mínima transparencia? Los jóvenes invisibles. Ejemplo uno: “más de 8 mil jóvenes beneficiados en Sinaloa con el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”. ¿Dónde están? ¿En qué municipios? ¿En qué empresas se capacitan y trabajan? Datos elementales que por ley deberían exhibirse y auditarse, pero que nadie exige. Las huertas fantasmas. Ejemplo dos: el famoso programa “Sembrando Vida”. Hace dos años presumían casi 10 mil productores inscritos con al menos 2.5 hectáreas cada uno. Los números son sencillos: a estas alturas, desde que inició el esquema hace seis años a la fecha, deberían existir al menos 35 mil hectáreas de árboles frutales en el estado. ¿Y dónde están? No hay huertas, no hay cifras, no hay resultados, pero sí un flujo constante del dinero y un padrón de beneficiarios que se desconoce. ¿Y las farmacias y los médicos? Ahora estrenan el programa “Médico en Casa”. Suena bien: doctores que visitan adultos mayores y medicamentos disponibles en farmacias del Bienestar. Pero…hasta ahora no se sabe que los doctores y las enfermeras estén visitando hogares y que las farmacias se hayan instalado, y cuando existan no habrá una en cada barrio. Imagínese a los abuelos pagando camiones para que al final les digan lo mismo que en el IMSS o el ISSSTE: “no hay medicamento”. ¡Genios! Los Bancos del malestar. Lo mismo con los Bancos del Bienestar: Laaargas colas en pleno solazo. Prometieron 70 en Sinaloa y apenas medio funcionan la mitad. No son bancos, son ventanillas para repartir pensiones. Y ni eso: hay denuncias de que funcionarios “rasuran” el padrón bajo el método de tómbola. Cada mes, cientos de viejitos se quedan sin su pago, les explican que tuvieron problemas diversos pero que seguirán recibiendo el apoyo, solo que no les reponen el dinero, mismo que va a parar a los bolsillos de algunos jefes que luego financian acarreos y campañas. Una mafia con todas sus letras. La escuela es nuestra. ¿Deveras la escuela es nuestra? ¿Y dónde está el dinero para rehabilitarlas? Por qué aquí, en Sinaloa, ni siquiera había dinero para reconstruir baños, tener servicios de agua y electricidad, mucho menos los aires acondicionados necesarios para soportar las altas temperaturas. Dijeron que ese recurso lo administrarían los padres de familia y, hasta hoy, muchos de los comités no han visto pasar un cinco. Ahhh! Es que hasta en las pequeñas obras las mafias que controlan el presupuesto deciden. Voraces e insensibles. Es que ellos no son iguales. Salieron peores. 900 mil millones en la opacidad. Al final, todos los programas sociales suman los 835 mil millones de pesos. Un gasto descomunal que nadie audita, que nadie evalúa y del que nadie sabe el número real de beneficiarios. Pero mientras tanto, se llenan la boca hablando de honestidad, transparencia y austeridad. La realidad es la contraria: discursos reciclados, cuentas opacas y una maquinaria de gasto sin control. Un mugrero monumental… y lo peor: con oposición muda. Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/chispazo/.  

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