“Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida”, Mario Vargas Llosa
RESPONSABILIDAD
La sequía que azota a Sinaloa desde mayo de 2024 no es un fenómeno menor.
A lo largo de casi un año, ha golpeado de forma silenciosa pero persistente a los 20 municipios del estado, comprometiendo no solo la producción agrícola, sino también el acceso básico al agua potable para miles de familias.
En este contexto, el gobernador Rubén Rocha Moya ha tomado una decisión valiente y necesaria: solicitar de manera formal la Declaratoria de Desastre Natural ante el Gobierno Federal.
La solicitud, firmada públicamente durante su Conferencia Semanera, no es un acto de desesperación, sino de responsabilidad.
Rocha reconoce que la capacidad del Estado ha sido rebasada para hacer frente, por sí solo, a los efectos de una sequía prolongada y severa.
Con 60 pipas estatales repartiendo agua a comunidades vulnerables, el esfuerzo local ha sido real, pero ya no basta. Se necesita más, y se necesita ahora.
Es significativo que el gobernador haya realizado este trámite de cara a la ciudadanía, atendiendo el reclamo social expresado por muchos medios y ciudadanos que viven la carencia del agua en carne propia.
Además, su postura encuentra eco en la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ya reconoció públicamente que estados como Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Coahuila están entre los más afectados del país.
La Declaratoria no es solo una formalidad: es la llave que permitiría acceder a recursos federales para instalar plantas potabilizadoras portátiles, llenar cisternas y garantizar agua segura para el consumo humano.
Esta medida es urgente, pues actualmente muchas familias solo tienen acceso a agua para uso doméstico, sin garantías sanitarias para beber.
El liderazgo de Rocha Moya en este tema debe reconocerse. Lejos de ocultar la gravedad del problema, la ha enfrentado con claridad, transparencia y disposición para trabajar en conjunto con la Federación.
En tiempos donde la indiferencia o la dilación pueden costar vidas o salud, la acción inmediata y la coordinación institucional son el camino correcto.
Hoy más que nunca, los sinaloenses necesitan un gobierno que escuche, actúe y defienda su bienestar. Y en esta lucha contra la sequía, Rocha ha demostrado estar a la altura.
ACLARANDO AMANECE
En tiempos donde la desconfianza hacia el poder público parece ser la norma, el alcalde de Ahome, Gerardo Octavio Vargas Landeros, se presenta como una excepción que vale la pena reconocer.
Su reciente posicionamiento respecto a las acciones de fiscalización de la Auditoría Superior del Estado (ASE) no sólo demuestra compromiso con la transparencia y la legalidad, sino que se alinea con los principios más genuinos de la Cuarta Transformación: la rendición de cuentas, el ejercicio ético del poder y el respeto por las instituciones.
Lejos de escudarse o evadir la revisión del manejo de los recursos públicos, Vargas Landeros ha respaldado abiertamente la supervisión, tal como lo ha hecho el gobernador Rubén Rocha Moya y como lo impulsa la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo. Es decir, no solo lo dice: lo aplica.
Prueba de ello son los reconocimientos nacionales y estatales que ha recibido Ahome en materia de transparencia, algo que no se logra con discursos, sino con trabajo real y constante.
El municipio no solo ha destacado en la rendición de cuentas, sino también en seguridad pública, posicionándose, según cifras del INEGI, como uno de los municipios más seguros del país durante cuatro años consecutivos.
Esto no es casualidad.
Es el reflejo de una administración ordenada, abierta a la fiscalización y firme en su responsabilidad con la ciudadanía. Vargas Landeros ha construido su liderazgo sobre la base de más de 40 años de servicio público, experiencia que hoy respalda cada decisión que toma como presidente municipal.
Ahome es un municipio que avanza, y lo hace porque cuenta con un gobierno que no teme al escrutinio público, sino que lo respeta y lo promueve.
En un contexto donde muchos optan por la opacidad o el enfrentamiento institucional, Gerardo Vargas Landeros apuesta por el diálogo, la legalidad y el respeto a las reglas del juego democrático.
El municipio de Ahome es reconocido a nivel nacional por los números en materia de Seguridad, es el quinto lugar nacional de los municipios más seguros de país, y eso de destacar en las condiciones que se encuentra la entidad y el la Nación.
El tema de lo que se realizó no fue menor, pero los resultados están comprobados de que se tuvo un objetivo, darle prioridad a la seguridad al municipio de Ahome.
Tiempo al tiempo.
LLAMARADA DE PETATE
La administración municipal de Escuinapa vive días de sacudidas silenciosas.
Este lunes, Isabel Ávila Olivas presentó su renuncia al cargo de tesorera municipal por motivos de salud, según confirmó el alcalde Víctor Díaz Simental.
Con esta, ya son tres las salidas en menos de tres semanas dentro del equipo cercano al presidente municipal, lo que inevitablemente genera más preguntas que certezas.
Primero fue Jorge Alberto Caldera, director de Obras Públicas, quien presentó su renuncia el 28 de marzo —también por razones médicas— aunque en su caso, el alcalde no la aceptó y optó por transformarla en una licencia médica.
Luego, el 1 de abril, renunció Tania Valdez como Oficial Mayor.
Y ahora, la salida de Ávila Olivas como responsable de las finanzas municipales. ¿Coincidencias? Tal vez. ¿Señales de algo más profundo? Muy probablemente.
Las razones de salud pueden ser legítimas, pero cuando se acumulan en cadena y en cargos clave, difícilmente pueden tomarse como simples casos aislados.
Más aún cuando, según el propio alcalde, se encuentra fuera del municipio “atendiendo asuntos jurídicos”, mientras en casa se va desmoronando el gabinete.
Llama la atención también la falta de claridad sobre el rumbo inmediato. La renuncia de Ávila Olivas aún no tiene sustituto definido, y será hasta la próxima sesión de cabildo cuando se aborde el tema.
La falta de previsión en un área tan delicada como Tesorería municipal no es menor: se trata de las finanzas públicas, del uso y destino de los recursos de los escuinapenses.
A esto se suma la supuesta salida de Jesús Flores Segura, asesor jurídico externo del Ayuntamiento, que el alcalde dice desconocer y que, según sus palabras, es una “decisión personal” del abogado. Es decir, el propio presidente municipal no tiene claridad sobre lo que ocurre con su equipo, o al menos no lo quiere reconocer.
Más allá de las justificaciones individuales, lo que estamos viendo en Escuinapa es una descomposición administrativa progresiva, disfrazada de decisiones personales.
Un gabinete que pierde cuadros clave sin un plan visible de continuidad ni explicación clara hacia la ciudadanía.
¿Está Escuinapa frente a una crisis política interna? ¿Hay diferencias en el equipo de gobierno?
¿Se está gestando una reconfiguración obligada por otras razones no dichas? La población merece saberlo.
Porque al final del día, lo que está en juego no es sólo quién ocupa tal o cual silla, sino la estabilidad de un gobierno municipal que, con cada renuncia, transmite una preocupante sensación de descontrol.
Está bien que el doctor Díaz Simental desde hace años buscaba ser alcalde de Escuinapa, que lo tiene sumido en una profunda crisis y problemática que hace dudar de sus capacidades para gobernar.
La pregunta para el galeno es: ¿para esto quería ser presidente municipal?
Los hechos hablan por si mismos.
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