El gobierno de Sinaloa está lleno de aviadores.
Seguro que tiene más que el aeropuerto “Felipe Ángeles”.
Algunos llegaron con antecedentes de robarle al pueblo cobrando sin trabajar, y otros según se estrenaron con la “transformación” encabezada por Rubén Rocha Moya.
Robos descarados que cuentan con la complicidad del gobernador, comenzando con el hecho de que su hija Eneyda Rocha Ruiz es desde noviembre pasado presidenta del DIF Sinaloa pero todavía el 15 de junio del presente año sigue en la nómina de la UAS con un “trabajo” como maestra investigadora de tiempo completo.
Ahí mismo, en el DIF Sinaloa, la directora general Alejandra Miranda Félix está similar situación que su jefa Eneyda, con una plaza en el mismo lugar de “trabajo” de su patrona, el Centro de Cómputo Universitario.
Otro alto funcionario muy chambeador es el director general de COBAES, Santiago Inzunza Cázares, que además de su cargo en el gobierno estatal aparece con un tiempo completo en la Facultad de Informática de la UAS y ocho horas de asignatura en la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas.
Dos más llegaron con antecedentes de robarle al pueblo; quien esto escribe se lo comentó en directo al gobernador ahí en su despacho, pero claramente le valió.
Sthefany Rea Reátiga es subsecretaria del bienestar.
Ahí la nombraron a pesar de que está documentado que durante buen número de meses cobró sin trabajar en la secundaria “Agustina Ramírez”; lo increíble es que se hizo una investigación que la encontró como aviadora pero el robo quedó sin castigo, con la pura promesa de corregir y amenazas contra quienes insistían en conocer lo que procedió.
Otro caso similar es el de Julio César Cascajares, a quien se designó titular del Instituto Sinaloense de Cultura Física y el Deporte.
Mejor conocido como el “Chango CeroTe”, este “servidor público” robó dinero del pueblo al cobrar como empleado del ayuntamiento de Culiacán cuando en realidad trabajaba con el equipo de beisbol los Toros de Tijuana.
Estos cinco casos están documentados, pero las ilegalidades continúan y están sin corrección.
De sentido común, advertir que hay más irregularidades similares.
Suceden por la simple y sencilla razón de que el titular del poder ejecutivo estatal permite que sus parientes y sus amigos le roben al pueblo.
Un gobierno de Sinaloa lleno de aviadores en el que ser ladrón resulta una virtud que se reconoce y se premia.