“A quien teme preguntar, le avergüenza aprender”, Proverbio danés
POLO DE DESARROLLO
Sinaloa ha dado un paso que no es menor. Con la firma de los contratos que consolidan la construcción del proyecto Pacífico Mexinol, en el puerto de Topolobampo, nuestro estado entra por la puerta grande a la nueva era industrial: la industria verde global. No es un anuncio más, no es una inversión cualquiera, y no es un capricho político.
Es una apuesta sólida, estructurada y con respaldo internacional, que compromete a gobiernos, empresas, diplomáticos y organismos multilaterales. Y todo, con Sinaloa en el centro.
La magnitud del proyecto lo dice todo: una inversión de 3,300 millones de dólares, una planta que será la más grande del mundo en su tipo, un modelo de producción sustentable que reutilizará aguas residuales municipales y evitará el uso de agua dulce. Se trata de mucho más que una obra de infraestructura.
Es una declaración de principios: el desarrollo económico no tiene por qué estar reñido con el medio ambiente, ni con el bienestar social.
Y aquí hay que subrayar un punto que suele pasar desapercibido: este proyecto no llegó por casualidad.
La presencia del gobernador Rubén Rocha Moya en la firma de los contratos, y su respaldo constante al proyecto, han sido claves para generar confianza y garantizar condiciones de certeza jurídica y estabilidad social.
Lo dijo con claridad: “Sinaloa está listo para convertirse en un actor relevante en la nueva industria verde global”. Y tiene razón. No es un discurso hueco: lo respaldan hechos, tiempos cumplidos y trabajo de gestión desde el Estado.
Hay que destacar también que este proyecto no camina solo. Estados Unidos, Corea del Sur, Italia y México están detrás de la alianza; el Banco Mundial, a través de la IFC, también apuesta por la viabilidad ambiental, técnica y financiera del plan.
Las empresas Samsung, Techint y Maire pondrán la ingeniería, la tecnología y la patente. Transition Industries, el capital y la visión. Y Sinaloa, el territorio y su gente.
Ese es el valor real de esta inversión: no se trata solo de dinero, sino de una plataforma para transformar nuestra economía.
Con la planta de metanol verde, Topolobampo puede convertirse en un polo de innovación, generación de empleo calificado y atracción de cadenas de valor.
El municipio de Ahome y toda la zona norte tendrán en sus manos una oportunidad histórica para vincular su vocación portuaria con el desarrollo sustentable.
Por eso es fundamental que esta obra sea cuidada, acompañada y vigilada por todos los sectores: el gobierno, los empresarios, los sindicatos, las universidades, las comunidades.
El desarrollo solo es completo cuando se construye desde el consenso, con transparencia y con una visión compartida. Y aquí, parece que todos están en la misma sintonía.
En un entorno nacional e internacional marcado por la incertidumbre, Sinaloa aparece en el mapa como un ejemplo de cómo se pueden hacer bien las cosas.
Con este paso, Rocha Moya y su gobierno no solo atraen inversión: siembran futuro. Y esa es la verdadera esencia de gobernar con responsabilidad y visión.
Topolobampo ya no será sólo un puerto. Será símbolo de una nueva era. Y Sinaloa, su estandarte.
ENFOQUE
Hay momentos en que la verdadera grandeza de una institución no se mide por su bonanza, sino por su capacidad para resistir la tormenta con dignidad, transparencia y compromiso social.
Ese es justamente el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), que, enfrentando uno de los panoramas financieros más complejos de los últimos años, ha optado por una ruta responsable y frontal bajo el liderazgo de su rector, el doctor Jesús Madueña Molina.
En lugar de disfrazar la realidad o maquillar cifras, el rector ha hablado con claridad: la UAS no puede asumir más créditos, no porque le falte voluntad, sino porque lo que está en juego es la viabilidad de una institución que forma a más de 160 mil estudiantes y es columna vertebral del desarrollo educativo y científico de Sinaloa.
Con más de 800 millones de pesos comprometidos entre préstamos y adeudos institucionales, el rector ha trazado una línea clara: no hipotecar el futuro por resolver el presente.
Esta postura no es un signo de debilidad, sino de integridad. Madueña Molina ha puesto sobre la mesa una exigencia legítima: que los gobiernos federal y estatal asuman también su parte, no con discursos, sino con apoyos extraordinarios que permitan aliviar la carga financiera sin comprometer salarios, prestaciones ni la calidad académica.
Porque no se trata de salvar números, sino de preservar el proyecto social más poderoso que tiene Sinaloa: su universidad pública.
Pero no todo es crisis. A pesar de las dificultades, la UAS avanza. El Foro Universitario para la construcción del Plan de Desarrollo Institucional 2029 es prueba de que en medio de la tormenta también se piensa en el futuro.
La comunidad universitaria no se paraliza: se organiza, reflexiona, propone. Y lo hace con la conducción de un rector que, lejos de encerrarse en la gestión administrativa, se involucra, da la cara y defiende el derecho a una educación pública de calidad.
Que el próximo ciclo escolar esté prácticamente listo —incluso en carreras de alta presión como Medicina— habla de una estructura que sigue operando con eficiencia, de una planta docente comprometida y de un liderazgo que prioriza el servicio a la comunidad por encima de cualquier cálculo político o personal.
La historia recordará estos años como un punto de inflexión para la UAS. Y lo hará reconociendo que hubo una rectoría que no se quebró ante la presión, que no claudicó ante las adversidades financieras, y que mantuvo firme el timón institucional cuando más se necesitaba.
Porque como bien lo ha demostrado el rector Jesús Madueña Molina: también se defiende la autonomía universitaria siendo responsables con las finanzas, honestos con la comunidad y leales al espíritu público de la educación superior.
RELEVO
Con la toma de protesta de César Emiliano Gerardo y Liliana Cárdenas como nueva dirigencia estatal del PRI en Sinaloa, el partido da un paso firme hacia su reorganización con miras al 2027.
Lo hace con una fórmula que combina juventud, experiencia y, sobre todo, compromiso con la militancia.
Este relevo no es solo protocolario, es una señal clara de que el priismo en Sinaloa quiere dejar atrás inercias y reencontrarse con la ciudadanía desde el trabajo de base. Así lo dejó ver el nuevo presidente, quien no dudó en marcar diferencia: el PRI —dijo— sabe gobernar y sabe dar resultados.
El mensaje es directo: se acabaron las simulaciones. El PRI busca recuperar su lugar con trabajo territorial, organización interna y unidad real, no forzada.
Y eso, en tiempos donde otros partidos apuestan por el desgaste de la sociedad, es una apuesta valiente.
La renovación no borra el pasado, pero sí traza una nueva ruta. Con César Emiliano y Liliana Cárdenas al frente, el PRI sinaloense empieza a levantar la mano con claridad y rumbo.
NI GIMNASIA NI MAGNESIA
En el Senado, la voz de Paloma Sánchez se escuchó fuerte y clara. Con argumentos firmes y el dolor de las víctimas presentes, la senadora sinaloense del PRI votó en contra de la reforma que entrega el control total de la Guardia Nacional a la SEDENA.
Sánchez fue directa: la estrategia de seguridad ha fracasado y militarizar aún más no devolverá la paz a Sinaloa.
Denunció cifras alarmantes de asesinatos y desapariciones, y recordó con nombre a niñas y niños víctimas de la violencia, como Leidy y Alexa, asesinadas por elementos del Ejército.
Su postura no fue política, fue humana. Defendió a las familias sinaloenses con convicción y dignidad. Y eso, en tiempos difíciles, vale más que cualquier promesa oficial.
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