Ninguna duda existe de que el presidente municipal de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, ha dado motivos de sobra para ser enjuiciado políticamente, desaforado, enjuiciado y destituido.
Debidamente documentados están sus numerosos abusos de poder contra diversos sectores del pueblo y sus ataques recurrentes contra periodistas y medios de comunicación, con recomendaciones de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos que una y otra vez se ha pasado por el arco del triunfo.
Ferreirón se ha sentido la última Michelob del expendio, según él muy amado por los buenos y odiado por los malos.
El problema es que el proceso de enjuiciamiento político se ha pervertido gravemente con excesos de las partes involucradas.
Es obligado condenar el uso de menores de edad en manifestaciones políticas a favor del primer edil de Culiacán, haya sido como haya sido; repudiable, de la misma manera, que actores políticos se presten a esto que a todas luces resulta inaceptable.
El asunto es complejo, y por encima de la razón existe un muy evidente revanchismo encabezado por el gobernador Rubén Rocha Moya y su secretario general de gobierno Enrique Inzunza Cázarez, con el arrodillamiento por conveniencia personal del presidente de la Junta de Coordinación Política de la cámara local, diputado Feliciano Castro Meléndrez.
Como otros que seguramente también serán víctimas de la furia oficial, Estrada Ferreiro se convirtió en un estorbo para quienes en Morena aspiran a controlar las candidaturas para la elección del 2024, y por eso lo ponen contra la pared y en condiciones de desventaja para negociar una “salida digna”.
Por parte de los acusadores comenzamos a ver actos de gravísima intolerancia.
Pueblo Unido por Culiacán pervierte su lucha y quizás hinchados de poder ante el inicio formal del juicio político descalifican e insultan a todos los que se atreven a pensar distinto y caen en el pecado de apoyar al alcalde culichi.
Caen así en eso mismo que tanto condenan.
Acusadores y complotistas tanto a favor como en contra se han convertido en traidores a la verdad, a la legalidad y a la justicia.