Toda su carrera profesional como jugador la hizo con los Senadores de Washington.
Nació en Kansas, pero sus padres se trasladaron a California y de ahí no quería salir hasta que lo convencieron con un salario de 350 dólares mensuales y estuvo con los Senadores hasta el año de 1927.
Lanzador derecho con bola prácticamente invisible.
Lo llamaban el gran tren.
De 1910 a 1919 ganó consecutivamente 25 juegos o más.
En 1916 no permitió cuadrangular.
Ganó varias veces la triple corona de pitcheo.
Tuvo un año de 16 victorias consecutivas.
Y un récord de 56 entradas sin permitir carrera.
En aquellos años no había estadios con alumbrado y cuentan que cuando Walter lanzaba en día nublado no le veían la pelota.
De brazos largos y velocidad asombrosa.
Nadie sabe con exactitud cuál era su velocidad ya que no había las famosas pistolas que miden a los lanzadores en sus envíos.
Creo que estaba a la altura de Nolan Ryan y Chapman que llegaron a lanzar a 105 millas por hora.
Jamás discutió con los ampáyeres y sus lanzamientos nunca fueron dirigidos intencionalmente al contrario.
No me imagino enfrentar a un tipo de estas características en los juegos donde las nubes ocultaban el sol y se convertían en cómplices de la aterradora velocidad de Walter Johnson.
Hijo de granjeros y protegido de los dioses.
Así era el muchacho de Kansas.
Y ya que hablamos de pitchers no puedo olvidar las grandes emociones que nos dio Fernando Valenzuela con esa bola de tirabuzón que tantas victorias obtuvo con los Dodgers.
Su velocidad era muy pobre, pero sus lanzamientos cargados de veneno dejaban con el bat al hombro a sus rivales.
Su comportamiento en el beisbol de grandes ligas fue impecable y la fanaticada de los Dodgers lo sigue queriendo y rindiéndole homenajes.
Es el hombre de las relaciones públicas de su adorado equipo.
El primer Dodger que ganó el arbitraje creo que por un salario de tres y medio millones de dólares por temporada.
Se rodeó de un gran asesor jurídico y su esposa es gran administradora de los millones de Fernando.
Tiene la doble nacionalidad y vive feliz de la vida en Los Estados Unidos de Norte América.
Muy lejos de la violencia de México.
Volvemos con Walter Johnson.
El hombre de la bola invisible.
Su nombre se encuentra en el salón de la fama.
Hasta mañana.
Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.