Lo primero lo pueden hacer en casa.
Lo segundo es una promesa incumplida de Víctor Díaz Simental.
El antojo de la capirotada es permanente.
Pancho Arizmendi comió hace poco con su amigo y paisano en el rancho del Alacrán.
Conociendo Joaquín Vega Acuña los apetitos de Pancho, le puso sobre la mesa un apaste completo de capirotada.
Nada se guardó en el buche Joaquín.
Arizmendi dejó en su morral el tema de la deslealtad del entrevistado con juan S. Millán.
¿Habrá otra entrevista?
Sostengo que no hay contactos entre Millán y Joaquín y jamás los habrá.
Mi compadre es de una sola voz y no perdonará al desleal y mal agradecido.
Esos tamales de camarón de Escuinapa los sueño con frecuencia y despierto con agallones.
No tarda mucho en salir Díaz Simental de su encargo en Escuinapa.
Promesa incumplida de mi gran amigo.
A Escuinapa no viajo, a menos que me presten los helicópteros de que dispone nuestro gobernador.
O si no tiene, se los prestan.
Mi proveedor era Polanco, muy amigo de Juan S. Millán y los encargaba a través de su hermana y los mandaban por transporte a Culiacán.
No seas malo Víctor.
Dime cuanto dinero te mando para cincuenta tamales.
Me está llevando la “ingada” y tu como si nada.
ESTA NOCHE CENA PANCHO tiene lo suyo.
Es de doble sentido su título.
Y Arizmendi repite una y otra vez que la entrevista es su fuerte de toda la vida.
Le creo.
Como también les digo que no tiene parangón para la tragadera.
Lo mismo ataca a las carretas que a los más elegantes restaurantes.
Una marimba de tacos resulta ser un tente en pie.
Yo también soy tragón, pero le doy bola a Pancho.
Tiene fama de ser muy buen amigo.
Los escoge cuidadosamente y los elimina sin tentarse el corazón.
Dios nos guarde por muchos años.
Somos un baluarte de la gastronomía.
Joaquín Vega Acuña murió hace tiempo pero no ha sido notificado.
Hasta mañana.
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