Sobre el Camino

Una realidad a medias…

Lo he señalado en varias colaboraciones en el circo de varias pistas en que se ha convertido la política mexicana, las relaciones exteriores de nuestro país han aportado mucha tela para seguir confeccionando “el traje nuevo del emperador” aludiendo al popular cuento de Hans Christian Andersen en el que se alcanza a perfilar con claridad una manera de ejercer el poder y la obcecación de una sociedad que lo avala.

Entre los actos de milagrosas “sanaciones” tan propias de los saltimbanquis de la llamada Cuarta Transformación protagonizadas por actuales funcionarios del gobierno de Campeche encabezado por la incólume Layda Sansores, los arrebatos conspiranoicas de la titular del gobierno de la Ciudad de México o el tragicómico juicio de Genaro García Luna en los Estados Unidos, acapara los reflectores una suerte de malabarismos en la política exterior que despiertan más de una llamarada ideológica y muchas miradas de cierta perspicacia, lo cual ha sido una constante en los casi cinco años de un gobierno que ha fundido en más de una ocasión el candil de la calle y ha logrado encajar su perspectiva del mundo en la ya tan famosa frase “como anillo al dedo”. Ahora si sacan las palabras con fervor y justicia al saber el resultado del juicio de García Luna, digo, para estar en igualdad con el pueblo mexicano en esa declaratoria, el caso de Camarena que involucra al funcionario todo poderoso de la 4TManuel Bartlett, también revivirán su caso, se antoja complicado ya que son gobierno. Lo cierto es que los morenistas ya tienen carnita fresca para recuperar su prestigio tras casi cinco años escondidos debajo de sus curules. Ahora la razón les asiste y sacan sus mejores discursos.

El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, sostuvo una reunión con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, con el objetivo de revisar algunos ordenamientos de política exterior pendientes de aprobación. En redes sociales, Monreal subrayó que la política exterior de México ha recobrado su decoro y dignidad gracias a la labor de Ebrard. Aseguró que el presidente tiene en el canciller un claro exponente de la tradición que en la materia ha dado reconocimiento a México en el mundo. Y esto dicho de corcholata a corcholata duplica su valor.

Sabemos que durante el presente sexenio el manejo de las cuentas institucionales por parte del gobierno federal no ha sido ni lo más ético y profesional que se podía esperar de quienes se jactan ser los protagonistas del cambio. Pero usar el contenido de lo que sólo debería proyectarse de manera oficial para “colgarlo” de las cuentas personales es una pequeña muestra de cómo se ha perdido toda orientación: si lo hace Claudia Sheinbaum¿por qué no el canciller Marcelo Ebrard haría exactamente lo mismo? En esa frenética y enloquecedora carrera por ser ungidos como el futuro de la Cuarta Transformación, lo cual nos regala momento que, en otras épocas, hubieran levantado ámpulas y provocado el desgarre de las vestiduras de quienes hoy forman parte de las nóminas burocráticas. Y mejor ni hablar de caricaturesco desempeño de la cónsul de México en Estambul, Isabel Arvide, prístino ejemplo de lo que significa para el Presidente la carrera diplomática y su vínculo con el mundo. La cumbre de la banalidad.

Pero en la pista de los malabarismos gubernamentales para llamar la atención de los ingenuos, por decirlo de alguna manera, las noticias aún esperaban por el número más burlesco, el anuncio que no sorprende a nadie: se le otorgó el máximo reconocimiento que puede brindar el gobierno mexicano a un jefe de Estado, la orden Mexicana del Águila Azteca, en grado de Collar, a Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba, cuya sombra que lo acompaña es la de una dictadura romantizada por quienes justifican la pobreza, la falta de derechos humanos, el aumento en el número de presos políticos y el ejemplo de una “democracia” a modo, por inexistente.

Pero el argumento de semejante decisión es el alfiler que revienta toda lógica, pues “ha impulsado la cooperación en temas de salud entre las dos naciones”.

GOTITAS DE AGUA:

 

 

En fin, no cabe duda, es mejor quedarse con la imagen de quienes han logrado rescatar a personas con vida entre los escombros de la desgracia, arrebatándolas de la muerte, que observar la sonrisa de un gobierno que es comparsa de las dictaduras que solo maquillan su rostro más funesto para ser condecoradas. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. Nos vemos el Lunes”…

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Benjamín Bojórquez Olea

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