Son pocos los rescatables, y algunos de ellos ya emigraron a otra plataforma política que, en algunos casos, también son los mismos de siempre.
Mientras en Sinaloa presenciamos las rabietas del morenismo por los destapes “anticipados” de los propios enemigos de la dirigencia estatal de Morena, al tiempo de observar una posible cargada a favor del coordinador de la bancada morenista en el congreso local Feliciano Castro y, por otro lado, la caótica oleada de los Ayuntamientos de Morena, a los ciudadanos se nos cierran las opciones para pronosticar buenos augurios electorales para el 2024.
Y es que el priismo sinaloense reposa el sueño de los justos, pues este partido luce tiempos de mucha mediocridad, donde las desbandadas son cosa del pasado, ya que ahora abiertamente brincan a cualquier partido que les ofrezca hueso, sueldo o negocio.
El priismo sinaloense se hunde por los resultados de sus propias acciones cupulares, donde siempre son los mismos que aspiran, que quieren, que reparten y que agarran hueso para ellos o para sus vástagos.
¿Dónde están los priistas sinaloenses? Negociando, trabajando con los panistas, asesorando morenistas, cobrando aviadurías y esperando “los famosos tiempos” para buscar nuevos templetes donde aplaudir a los neo-morenistas que se perfilan para ser los bendecidos del 2024.
En Sinaloa el PRI hace mucho se convirtió en una vieja caricatura de lo que fueron en sus tiempos de destapes y negociaciones que hoy sólo forman parte de ese pasado.
El tricolor en Sinaloa ha dejado de ser ese partido de oposición para trasmutar a mercader de negociaciones y puestos donde las cúpulas son las que se llevan la tajada a gran escala, para controlar a sus esqueléticas bases que ya se aprestan a ofrecer sus servicios con las cargadas morenistas.
Y después de sus vergonzosos setenta años de demagogia y control del poder en el país, el PRI vive tiempos de decadencia donde el halo de corrupción sigue siendo el principal sello de la casa.
A partir de ahora contemos cuántas caras priistas veremos brincando a las tablas de salvación en las campañas morenistas en los próximos procesos electorales.
La cúpula tricolor en Sinaloa es sólo un escritorio de traspatio que despacha desde el Congreso local o desde cualquier mesa que se preste para pactar, traicionar y capitalizar el camaleónico interés de amarrar negocios, muchos negocios personales.
GOTITAS DE AGUA:
Lo digo, son pocos elementos priistas que se salvan de esta caótica y guillotina política, en donde se enfrentan con los altos mandos políticos, pero a su vez, con esa hambre pública que los caracteriza.
En días comentaremos los cambios radicales en un corto lapso de tiempo, pues existen algunos legisladores de oposición y algunos personajes priistas que intentan ser una real oposición en Sinaloa. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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