El Gobernador de Sinaloa lo hizo como un evento protocolario sin la gran asistencia de la explanada de Palacio de Gobierno.
No se quiso poner en riesgo a la concurrencia.
Bien hecho.
Ya no podemos calificar los enfrentamientos que sostienen los grupos de las bandas delincuenciales como CULIACANAZO.
Tendremos que llamarlo de manera más amplia como SINALOACANAZO debido a la extensión de la guerra que estamos padeciendo.
Ayer me atreví a salir en compañía de mi esposa y pedimos el servicio de “DIDI” para no despertar apetitos sobre mi único vehículo y lo dejé en mi cochera.
Creo que es sabia decisión y así estaré funcionando en mis salidas hasta que la polvareda se aleje de nosotros.
Durante el trayecto del servicio que solicito de transporte, las platicas con los conductores son muy aleccionadoras y uno de ellos me narraba que se convocó a una reunión entre las gentes del Mayo y los Chapitos. Me hizo saber que solamente asistieron los primeros y se piensa que el clan Guzmán sospechó que podían ser emboscados y de ahí su inasistencia.
Lo relató con tanta emoción y credibilidad como si hubiera sido uno de los convocados que estuvieron presentes.
Son las historias de pueblo y hay que gozarlas.
Ayer me levanté temprano para escribir mi comentario y me llenó de júbilo que amaneció soleado.
Varios días de nubosidad lo ponen de mal humor agregado al encierro por la pandemia de balazos.
Por la tarde del sábado nos puso al tanto Luís Alberto Díaz de los Noticieristas de otro agarre en Bella Vista por el camino a Culiacancito.
Militares heridos y civiles armados abatidos.
Es la ruta que tomo para salir a comer el delicioso borrego de por aquellos rumbos y no me animé a visitar Bacurimí para evitar el riesgo de otro enfrentamiento dominical.
La delincuencia organizada y las autoridades que los enfrentan nos tienen amedrentados y no queremos ser parte de estadísticas de heridos o asesinados en nuestra ciudad.
Andrés Manuel no quiso entrarle a la pacificación y destrucción de las bandas delincuenciales.
En ridícula declaración les ofreció abrazos y los ciudadanos pagamos las consecuencias de los miedos presidenciales.
Casi 200,000 mil homicidios en México en este sexenio y el presidente Andrés Manuel se niega a reconocer su fracaso en seguridad pública.
El SINALOACANAZO me ha subido el azúcar en mi torrente sanguíneo ayudado por los panes y frutas que consumo en el encierro.
Así las cosas en nuestro querido Estado.
Por todas partes hay balazos y la gente se encierra para no ser víctima del fuego cruzado.
Los comerciantes han sufrido pérdidas enormes como consecuencia de nuestro precavido encierro.
Así las cosas.
Hasta mañana.
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