Daremos hoy nuestra opinión ante el centro de exterminio del narco en Teuchitlán y la burla tan infame de Claudia Sheinbaum.
Si me lo hubieran platicado previamente, me negaría a creer que ocurriera ese cinismo tan descarado del gobierno para desaparecer a los desaparecidos.
La presidenta de la república se burla con descaro de todo México.
En el rancho Izaguirre no hubo jóvenes desaparecidos, según la cuatroté.
La Fiscalía General de la República destruyó los hornos crematorios y se llevó las ropas y el calzado que dieron la vuelta al mundo.
Y a pesar de esas evidencias, no sucedió ahí nada de lo que se dijo.
Resulta que las buscadoras mintieron, y que algunos medios adversarios les siguieren el juego para atacar al gobierno.
A la vista de todos los burdos montajes e ilegalidades del fiscal lambiscón Alejandro Gertz Manero.
Con montones de aplaudidores disfrazados de periodistas “independientes” que aseguran que lo de Teuchitlán fue un complot contra la cuatroté.
Y desde palacio nacional, Claudia exhibiéndose sin descanso como una súper pinocho.
Repito que no hubiera creído que se atreviera a lo que hoy vemos, pero no tiene límites.
De nuevo, por increíble que parezca, estamos peor que con el orate de Macuspana.
Y hasta cacarean sus engaños.
Tenemos que repetir que no tenemos ni verdad ni justicia.
Claudia Sheinbaum encabeza otro gobierno que sin recato nos miente y viola nuestras leyes, todos los días.
Lo único que realmente le importa a la narco presirvienta es proteger a su titiritero y a sus compinches en morena y en el crimen organizado.
Hasta el infinito y más allá.
O hasta donde Donald Trump se lo permita.
Ya veremos si la liga de las complicidades es fuerte, o si termina rompiéndose.
TAMBIÉN HAY “MAGIAS” OFICIALES EN SINALOA
Acá en Sinaloa vivimos una “realidad” parecida a la nacional.
Le ponemos comillas porque está llena de ficciones.
Del “todo está tranquilo” pasamos al brutal ocultamiento de los delitos de alto impacto.
Desaparecen también en nuestra entidad los muertos y los privados de la libertad.
Les resulta imposible ocultar las balaceras y los asesinatos en los principales centros urbanos, por culpa de las redes sociales.
Pero no son pocos los hechos delictivos ocurridos que terminan como lo que hoy vemos en Teuchitlán.
No sucedió, o los delitos son cosa muy menor.
Algunos medios de comunicación no reportean esas notas, por seguridad o por complicidad.
Ya sabemos que a no pocos empresarios del periodismo sólo les importa el maldito y cochino dinero.
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