Vaya caso el del STASAC que agrede periodistas y no rinde cuentas claras a sus agremiados.
Jubilados de este sindicato se manifestaron el día de ayer para exigir transparencia en los manejos de sus ahorros.
Julio Duarte, dirigente sindical, llegó pero en lugar de comprometerse a rendir cuentas claras acusó a dos periodistas de organizar un complot en su contra.
Al colega Enrique Santoyo Amaral lo responsabilizó por juntar ahí a representantes de los medios de comunicación.
Javier López, reportero gráfico que tiene base sindical, es la cabeza de la supuesta conspiración.
Señalamientos grabados en videos, que constituyen claramente amenazas en contra de los dos periodistas.
Santoyo Amaral tiene todo nuestro respaldo como agremiado de la Asociación de Periodistas de Sinaloa, y acudió ante la fiscalía de justicia estatal para presentar una denuncia.
Con algo que ya no es novedad: esa instancia que se supone está para perseguir a quienes cometen delito prefirió desentenderse y lavarse las manos.
Ya tenemos siete años en los que la libertad de expresión y el derecho a la información son pisoteados con alarmante frecuencia desde los espacios de poder.
A nivel nacional los linchamientos que inició Andrés Manuel López Obrador y que ahora continúa Claudia Sheinbaum Pardo.
En Sinaloa, Rubén Rocha Moya ha insultado y denostado repetidamente a medios de comunicación y periodistas que no le aplauden.
Nos tachó de perversos, mentirosos, difamadores, complotistas, traidores de la república y carroñeros.
Siempre con impunidad absoluta.
Por eso vemos ahora al dirigente sindical Julio Duarte agredir y amenazar a periodistas.
Al cabo que no pasa nada.
Vamos a ver qué nos dice la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Sinaloa.
Ojalá no se ponga tan quisquillosa como la fiscalía, por no decir cómplice.
Hay que informar sobre la manifestación que enfureció a Julio Duarte.
Un grupo de jubilados del ayuntamiento de Culiacán demandó cuentas claras sobre el destino de sus ahorros y los intereses bancarios generados.
Tan fácil que era para Duarte prometer el cumplimiento de esa obligación, pero prefirió culpar a dos periodistas.
Entró en pánico porque habrá renovación del comité ejecutivo sindical.
Busca su reelección, y no admite cuestionamientos que lo puedan perjudicar.
En ello su acusación de un complot político con la supuesta complicidad de los dos colegas por él mencionados.
Desagua bien lejos del orificio, porque nuestra función es informarle a la sociedad.
Si no le gusta o no le conviene, ese es un problema que nada tiene que ver con nuestras obligaciones.
Muchas vidas se han perdido en el cumplimiento de la libertad de expresión y el derecho a la información, y no podemos permitir agresiones y amenazas como las que hoy les informamos.
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