La Réplica

Será mejor que “las locomotoras se detengan”

El muy recordado ‘Grupo San Ángel’ llegó en su momento, a cubrir una expectativa real de discusión democrática, con personajes que provenían de la entraña misma del sistema político.

Por tal razón, llegó a surgir la duda, no obstante su oportuna aparición como caja de resonancia política nacional y su “funcionalidad”: ¿Habría surgido –tramposamente- del mismo Gobierno la iniciativa de reunir a tantos personajes “clave”, mismos que, curiosamente, seis años exactamente después, muchos de ellos encabezarían al nuevo “Gobierno de Transición”?

¿Sería tal –y tan exacto- el sobrediagnóstico que tenían Salinas presidente y Zedillo candidato de la situación del país, que incluso “omitieron” dolosamente desde entonces, no –digamos- generar condiciones para que acudiera Francisco Labastida Ochoa a ese grupo de “reacción intelectual”?.

Anticipando así, la puñalada trapera que Ernesto Zedillo le daría el 2 de julio del 2000 al candidato priísta Francisco Labastida, al “levantarle la mano antes de tiempo”, redondeando a la vez toda una estrategia para minarlo en campaña y permitir el arribo triunfante de la oposición al Poder en México.

Tampoco fueron convocados ni Cuauhtémoc Cárdenas, ni Porfirio Muñoz Ledo… ni mucho menos el actual presidente Andrés López Obrador.

Alguno de los 66 convocados al ‘Grupo San Ángel’ en junio de 1994, fueron, a saber:

Jorge G. Castañeda, Teodoro Césarman, Alfredo del Mazo, Amalia García, Gabino Fraga, Federico Reyes Heroles, Adolfo Aguilar Zínser, Javier Livas, Manuel Camacho, Lorenzo Meyer, Ricardo García Sainz, Joel Ortega, Graco Ramírez, Carlos Monsiváis, Paco Ignacio Taibo, Elba Esther Gordillo, Elena Poniatowska, Vicente Fox, Santiago Creel Miranda, Adolfo Aguilar Zínser, Tatiana Clouthier, Carlos Fuentes, Enrique González Pedrero, Enrique Krauze y Demetrio Sodi… entre otros.

Fue precisamente el enorme y desaparecido Carlos Fuentes, quien entonces despedazó el “formulismo” lingüístico (metafórico) tan socorrido para dirigirse a la situación de riesgo por la que atravesaba el país, con un PRI intransigente y una oposición claramente decidida a luchar por la transición: El inminente “choque de trenes”…

Dijo Carlos Fuentes: “En las elecciones los trenes no chocan, que las locomotoras se detengan, para que todos podamos abordar el convoy de la democracia”.

Pero a pesar de todos los elementos que en México dibujan un eventual “choque de trenes” en los próximos años como en 1994, la realidad es que la sociedad ha sido rebasada por el propio escenario de riesgo.

En México no hacen falta ‘Mexicolectivos’ como el de Don Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida y Dante Delgado. Mucho difiere ese grupo de aquel ‘Grupo San Ángel’ que aglutinó, al parecer genuinamente, a las mentalidades más preclaras de la vida pública y la academia en este país; que por cierto sobrevivió a la crítica y al escepticismo, no obstante el México de entonces, imbuído en la crisis aparecida el mismísimo 1 de enero de 1994, en que entró en vigor el TLC, apareció la guerrilla zapatista en Chiapas y semanas después, en marzo, el deplorable magnicidio del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta; sin contar el de José Francisco Ruíz Massieu, a mediados de ese mismo año y la crisis financiera de diciembre.

En México hace falta una figura que capitalice, represente, sintetice los valores y los anhelos de la oposición mexicana… más allá de los FRENA´s y los colectivos ciudadanos… y de los diagnósticos… es cierto, México está sobrediagnosticado… es hora de la acción, más que del diagnóstico.

Hace un falta un hombre o una mujer que salga a decirle “¡Cállate cha-cha-la-ca!” al inquilino de Palacio Nacional, cuantas veces sea necesario y ante el mínimo traspié en que incurra, que por cierto, éstos no han sido pocos ni menores en los últimos días.

Así, en los mismos términos de la irreverencia con la que él aprovechaba la coyuntura de las crisis de los anteriores gobiernos.

Hasta hoy, hay que decirlo con todas sus letras, sólo la voz clara, proba y contundente de la senadora Beatriz Paredes Rangel, ha sido capaz de elevar el interés popular a los términos de la discusión pública, por sus valientes discursos y denuncias. Destacan también, las encendidas arengas de Lily Téllez y Santiago Creel Miranda; fuera de ahí, no se distingue liderazgo alguno con tamaños para encabezar a la oposición y el descontento ciudadano.

El caso Sinaloa

Hay estados donde, a pesar de llevar poco más de un año el nuevo gobierno de extracción morenista, su ciclo ya parece agotado… y ya hay indicios de liderazgo en la oposición.

El gobierno de Rubén Rocha Moya, el viejo profesor normalista egresado de la Escuela Normal Rural de El Quinto, Sonora y convertido en militante de la izquierda universitaria en los setentas, ha resultado un auténtico fracaso en todos los órdenes, empezando por el tema de la seguridad pública.

Independientemente del Culiacanazo 2.0 (de enero pasado) que sería el reprochable a Rocha y su gobierno, pues el primero fue en 2019 y es de entera responsabilidad del “excelentísimo Embajador de México en España” actual, Quirino Coppel… el estado de Sinaloa actualmente es un polvorín en todos los órdenes de la seguridad pública. Lo menos que se puede decir para sintetizar el fracaso de la seguridad pública, es que cuantas veces se han instalado vídeocamaras de vigilancia, por ejemplo, en colonias populares de Culiacán y Mazatlán… esas mismas veces han sido inhabilitadas a balazos por la delincuencia organizada y no ha habido corporación militar o policial federal o local, capaz de castigar o detener en flagrancia a los responsables. Es algo que no ha trascendido lo suficiente en el panorama informativo nacional (y seguramente en las reuniones madrugadoras de “seguridad” para repartir abrazos del presidente y su gabiente de seguridad, tampoco se ha podido resolver); así, Sinaloa es el único estado del país d
onde –por disposición de la delincuencia organizada- no le está permitido a ninguna instancia de gobierno –de cualquier nivel- instalar cámaras de videovigilancia en los barrios de las principales ciudades. Quien sabe si estén enterados en Estados Unidos de esto… “a lo mejor están de acuerdo”.

Y para ilustrar el grado de desgobierno de Rocha Moya y Morena en Sinaloa, ahora ya se propone, empecinadamente y sin mediar consulta a la comunidad alguna, tal y como lo hace su jefe, el presidente López Obrador, aprobar por mayoría, una reforma de Ley de Educación Superior en el Estado que prevé volver a la época enque las autoridades universitarias de la Universidad Autónoma de Sinaloa, eran electas por el voto universal y paritario de estudiantes, catedráticos y empleados en general; provocando una estela de caos, en cada período “electoral” interno, pues la aparición de intereses políticos y económicos de todo tipo hacían estragos en esos “procesos democráticos”.

Pero los yerros de Rocha Moya vienen desde los tiempos de su campaña electoral… desde días previos a la jornada electoral en 2021, para ser exactos.

Cuando su delegado del Comité Nacional de Morena, un señor de nombre Américo Villarreal júnior (¿le suena?) “hizo sus gracias” para que cuadrillas de gente de extraña reputación, actuara fraudulenta y violentamente durante las elecciones de 2021 a favor del partido del presidente (que resultó ganador); elecciones en las que se renovaron los poderes locales y que dejaran una enorme insatisfacción y agravio a la población sinaloense, que fue testigo de un megafraude, ampliamente difundido desde entonces por columnistas nacionales de la talla de Ciro Gómez Leyva y Héctor De Mauleón, por ejemplo.

Pero que en su momento, fue amplia y valientemente señalado por un político sinaloense, que habría contendido por la gubernatura en esa elección de 2021, representando al PRI y que ha tenido el valor civil necesario, para darle voz a las inquietudes de la población de Sinaloa y mexicana en general, en ese tema del megafraude electoral del 2021 y en muchos otros más.

Se trata del Senador Mario Zamora Gastelum, un joven y brillante portavoz ciudadano que ha sabido encabezar el malestar ciudadano de su entidad y que se perfila muy rápidamente como la voz más clara y potente para refrendar su postura opositora, en la elección de 2027 en aquella entidad… es decir, podría ser el candidato a Gobernador de nuevo, dado su compromiso mostrado en la defensa del voto priísta pero sobre todo, en la defensa de las causas más sensibles de la población de todos los estratos sociales… y porque es el líder más visible y eficiente con que cuenta la oposición en Sinaloa en los últimos meses.

Mario Zamora no se duerme en sus laureles. Mientras el actual gobernador morenista Rocha Moya, viaja muy orondo a Venezuela, buscando “noches de luna” y siguiendo al equipo campeón de la Liga de Beisbol del Pacífico (que porque es de una ciudad de Sinaloa hay que seguirlo), el senador Zamora callada y disciplinadamente, acude a negociar con los funcionarios de las más diversas áreas de la administración pública federal en la Ciudad de México, para gestionar temas de urgencia genuina, como el estado de las carreteras federales,que están causando conmoción por el alto número de accidentes causados por el nulo mantenimiento que se les dá.

Y así como ese tema, hay muchos en los que Zamora Gastélum, se encuentra involucrado en la gestión y en la presión necesaria que hay que hacer a las autoridades de un Poder Ejecutivo Federal al que, como nunca, “¡Hay que arrear, para que se mueva!”.

Así las cosas, sí hay ya liderazgos visibles de la oposición para hacerle frente, de aquí al 2024, al populismo y al totalitarismo. Así como el liderazgo del senador Zamora Gastélum en Sinaloa, valdría la pena que emergieran más figuras con ese empuje y talento para articular frente al público.

Porque lo mejor que pudiera pasar, por lo menos al interior de la Alianza Opositora, es que se pusieran de acuerdo… “Que las locomotoras se detengan, para que la población pueda subir al convoy de la democracia y la armonía”… como dijo Carlos Fuentes.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/la-replica/.

 

Héctor Calderón Hallal
Héctor Calderón Hallal

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