Para vencer las resistencias, se necesita ejercer el control, aunque genere críticas y se sufra un desgaste natural, a sabiendas del costo político, pues, conforme pasa el ejercicio de gobierno trastocas interés de poderes facticos e intereses personales.
Lejos de la gobernabilidad, la complejidad de la derecha histórica, lejos de la realidad, vemos como se involucra una política añeja, que se resiste a morir.
Para Rubén Rocha Moya no ha sido nada sencillo violentar la historia y vencer las resistencias del neoliberalismo sinaloense, pero puede más esas ansias de cambio, aunque el costo político personal se vea mermado por esa idiosincrasia, pero apartado de lo político es un buen hombre, con su carácter, como todos, pero al final un hombre sencillo y de origen humilde.
La humildad y sencillez del gobernador Rubén Rocha Moya se compara a la quilla de un barco que, escondida bajo el agua, facilita la navegabilidad y es el soporte de las cuadernas o costillas del barco, y la sencillez es la figura, la estampa del buque, el aire con que navega. Aplicando estas cualidades, en donde la humildad es el soporte de su vocación y la sencillez es la naturalidad en su comportamiento sin engaño ni dobles. Quien obra en consonancia con su naturaleza es sencillo, quien la disimula y se amanera, se reviste de dobles. Solo el hombre auténtico es sencillo.
Para vencer esas resistencias, a menudo pensamos que lo complicado y oscuro es profundo, propio de personas inteligentes; la claridad en las ideas da la sensación de vulgaridad. La vida aparece a veces como un cauce de agua; cuando está turbia y no vemos el fondo, nos imaginamos que es hondo, aunque solo tenga un palmo de profundidad, mientras que si el agua va clara pensamos tocar el fondo con la mano, aunque esté a metros de la superficie. Nada fácil para el gobernador sinaloense Rubén Rocha Moya.
Para vencer esas resistencias, el mundo moderno menosprecia la sencillez, pero, al mismo tiempo, exige que no engañemos. A la gente le molesta ser engañada, aunque alaben a los políticos que saben disimular y aún a los que no dicen la verdad. Sus ídolos pueden ser personas repletas de engaño y doble vida. El ansia de vivir con naturalidad ha invadido de tal modo a una parte de la juventud moderna que ha llegado a la desfachatez y al descaro. La sencillez pone conformidad entre lo que uno piensa y lo que expresa, entre lo que es y lo que aparenta ser. Se llama pureza de intención y quienes la poseen son los limpios de corazón. Su vida es un testimonio y una referencia para los demás.
Para vencer esas resistencias, el gobernador sinaloense ha generado escozor por quienes se niegan a abandonar la ubre del poder, de quienes comparten con sus criaturas decenas de términos todos los días, pues las tiranías se niegan a entregar el alma, los intereses son muchos, y cada día se alejan de ese confort en donde estaban acostumbrados esos personajes que por décadas situados en las gradas alzaban el dedo de hierro. Por consiguiente, son muchos esos hierros que ha tenido que enfrentar Rubén Rocha Moya, aunque pise callos.
GOTITAS DE AGUA:
Pero lejos de la política, el gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, su aspecto de hombre de campo es el fiel reflejo de lo que es por dentro, un ser noble, sencillo, sin frac ni condecoraciones, que se opone al pragmatismo atroz, a la carencia de ideas. Una de sus principales pasiones, tareas y propósitos es la necesidad de la siembra de esa nueva clase política, para el impulso y la promoción de nuevos cuadros y nuevos liderazgos, pero siempre a partir del entreveramiento generacional. Sumar tiene su costo, aunque te conduzca al triunfo. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”...
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