= Homenaje post mortem a ex presidenta de DIF
= Ponderó Rocha su labor contra el cáncer
= Creadora del Instituto Estatal de Oncología
= Breve reseña de la trayectoria de doña Rosy
Repentinamente, Jesús Aguilar Padilla dejó de presentarse a aquellos esplendidos convivios (jugadas de dominó incluidas) que jueves a jueves, invariablemente, ofrecían los hermanos Manjarrez -Arturo y Oscar – allá en lo más alto de las lomas de Culiacán, en las inmediaciones de lo que era el centro comercial más cotizado del momento. El único, de hecho. Ya gobernaba Sinaloa, el ingeniero Renato Vega Alvarado
Finalizaba el año de 1993 y el 1994 comenzaba ya a tocar nuestras puertas, con la fuerza de un huracán. Año eminentemente político, con Manuel Camacho Solís y Luis Donaldo Colosio en la recta final por la candidatura presidencial del PRI, cuya decisión estaba en manos de Carlos Salinas de Gortari.
Asiduos asistentes a aquellas cenas, en las que el platillo más modesto eran enormes charolas de callos de hacha, combinados con camarones de exportación, solo como entradas: el mismo Aguilar Padilla, que durante el mandato de RVA trabajó para el gobierno federal -entre la delegación regional de CONASUPO y la de INFONAVIT -; Abraham Velázquez Iribe, el hombre de todas las confianzas de Juan S. Millán en la Federación de Trabajadores de Sinaloa; Víctor Manuel Diaz Simental, secretario de salud del gobierno estatal; David López Gutiérrez, coordinador de comunicación social de RVA; Héctor Lie Verduzco, delegado regional del IMSS; David Quintero León, con cartera en la FTS y los connotados periodistas Francisco Arismendi, Javier Cabrera y el autor de esta columna, apenas con un par de años (de más de 20) en la dirección de El Sol de Sinaloa.
Únicamente un par de temas por aquellas noches -en las que ocasionalmente nos acompañaba el diputado federal Juan S. Millán -: política y beisbol. Mucha política y mucho beisbol. Suficiente para prolongar aquello hasta las 2 de la mañana, con copas de coñac X-O mezcladas con helado de vainilla para el remate de caché. O bien, una copa de Dom Perignon, para los gustos exquisitos.
Jesús Aguilar tenía ya algunas semanas desaparecido; pero nadie tocaba el tema. Solo el silencio de quienes conocían la situación, respondían a la pregunta sobre su paradero.
En este marco, llegó el célebre “no se hagan bolas” del presidente Carlos Salinas de Gortari y el destape de Luis Donaldo Colosio, ruidosamente celebrado por el gobernador Renato Vega Alvarado y por sus cercanos colaboradores; entre ellos, Díaz Simental, David López y Héctor Lie, para quienes la asunción de Colosio a la jefatura del Poder Ejecutivo Federal planteaba un futuro político promisorio. Renato le había atinado al bueno, de lo que no podían presumir, precisamente, sus antecesores.
La noticia fue el pretexto ideal para buscar a Jesús Aguilar, a quién logré contactar por la vía telefónica, para conocer sus impresiones sobre la inminente postulación de Colosio y su respuesta me dejó como a aquel que pillan en primera base, cuando representa la carrera del empate, para hablar en términos beisboleros.
-Mire doctor – me dijo – si fue Colosio; pero quiero que sepa algo: en estos momentos me importa pura madre quien haya sido. Colosio o Camacho Solís. Más todavía. Ahorita solo hay algo que me ocupa. Todo lo demás me vale madres.
-¿Qué pasa? ¿Sucede algo?
-Mi esposa Rosy ha sido diagnosticada con cáncer. Está muriendo…
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El diagnóstico estaba confirmado. El pronóstico era reservado.
Afortunadamente Dios todavía no tenía entre sus planes llevarse a la señora Rosalía Camacho de Aguilar a su corte celestial. Un seguro de gastos médicos mayores, recientemente adquirido, más un esfuerzo extraordinario de parte de toda la familia, hizo posible su atención en la ciudad de Tucson, Arizona, donde la lista de médicos avocados a su atención la encabezó el doctor Macario Riveros, orgullo de Mocorito y sinaloense ejemplar.
Fueron largos meses de lucha sin tregua, de invasivos tratamientos, de constantes oraciones y de una atención extraordinaria. De viajes constantes entre Culiacán-Tucson, Tucson-Culiacán hasta que doña Rosy comenzó a experimentar una milagrosa mejoría.
La fase siguiente fue la recuperación y hacia el final la frase que todo mundo en tal situación sueña día a día con escuchar:
-Rosy está curada. Es sobreviviente de cáncer.
Años después, el primero de enero de 2005 -después de una supervisión médica constante, como lo aconsejan los especialistas en oncología – la señora Rosalía Camacho de Aguilar asumió la presidencia del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, para acompañar a su esposo en el complicado tránsito por la gubernatura de Sinaloa, una vez oficializada la victoria política de Jesús Aguilar por la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Mujer de fe, agradecida con Dios, su familia y todos quienes le acompañaron en tan difícil trance, doña Rosalía se fijó como meta encabezar, sin descanso, una lucha contra el cáncer en beneficio de todos quienes padecieran la terrible enfermedad, pero especialmente a aquellas personas de escasa capacidad económica, afectadas por diferentes tipos de cáncer.
Su tarea dio resultados.
Cuando concluyó la administración gubernamental de Jesús Aguilar Padilla -el 31 de diciembre de 2010 – el reconocimiento de la sociedad fue unánime en favor de Rosalía, con una aprobación abrumadora en su desempeño, muy por encima de todos aquellos que fungieron como colaboradores de Aguilar Padilla, un reconocimiento del cual es objeto el día de hoy, inclusive.
Aguilar Padilla ha sido un excelente ex gobernador, al no interferir para nada en los temas políticos de Sinaloa. Rubén Rocha Moya, el actual gobernador, había sido su coordinador general de asesores a lo largo de su mandato e incluso invitado a trabajar al gobierno federal por gestiones del propio Jesús Aguilar.
Por eso, inquietó mucho su ausencia en la toma de posesión de Rubén Rocha Moya, como gobernador constitucional del Estado, el primero de noviembre del año próximo pasado, en el acto celebrado en el Palacio Legislativo de Culiacán.
En horas de la tarde, de ese día, la sospecha de que algo grave había sucedido se confirmó:
-Doña Rosalía Camacho de Aguilar fue trasladada de urgencia a la ciudad de Monterrey para atención médica. Lamentablemente padece Covid y está en proceso de intubación.
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Ayer jueves, tres meses después de su partida, el sistema DIF-Sinaloa, que preside Eneyda Rocha, así como quienes fungieron como sus colaboradores más cercanos entre 2005 y 2010, llevaron a cabo un homenaje post mortem, que incluyó la imposición de su nombre al Instituto Sinaloense de Cancerología, inaugurado justamente en los días finales de la administración Aguilar.
El gobernador Rubén Rocha Moya no solo firmó el decreto correspondiente sino que encabezó totalmente la emotiva ceremonia de ayer, a lo largo de la cual reiteró, en todo momento, su afecto y simpatía por la familia Aguilar Camacho, ahí presente, desde luego.
Un acto de alta sensibilidad y emotividad en el cual el doctor Rafael Castro Velázquez, director del DIF-Sinaloa por aquellos años, reseñó los logros de la señora Rosalía, entre los que destacó la construcción del Instituto Estatal de Cancerología, el Hospital de la Mujer, esas excepcionales instalaciones de que goza hoy el DIF-Estatal, un asilo para Adultos Mayores y muchas otras más en los distintos municipios de la entidad.
Ahí presentes los amigos de siempre, los más leales a Jesús Aguilar -con Jesús Vizcarra Calderón y su esposa Alma Avendaño -; quienes cumplieron cabalmente con su responsabilidad en aquellos años; servidores públicos actuales y representantes de la sociedad en general. Mucha gente, en pocas palabras, toda con un recuerdo imborrable de la señora Rosalía Camacho de Aguilar.
-Honor a quien honor merece – culminó con su discurso el gobernador actual, Rubén Rocha Moya.
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Hasta aquí por hoy. A cuidarse mucho. Y Dios los bendiga. Ahora y siempre…
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