El gobernador Rubén Rocha Moya solapa es cómplice y palero del presidente municipal de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres.
Con insultante descaro se le solapan sus raterías, a pesar de que se le han comprobado muchos más pecados que los que provocaron el desafuero de Jesús Estrada Ferreiro como alcalde de Culiacán.
No tenemos que ponernos al borde del derrame cerebral para entender la inacción de la fiscal estatal, de los diputados locales y de la auditora superior del estado.
Estas tres instancias dizque independientes son títeres del poder ejecutivo.
Atendieron antes la orden de ser expeditos y extremos con Ferreirón, y hoy obedecen la instrucción de ser omisos y tolerantes con el químico.
Mejor evidencia no puede haber de que tenemos una justicia politizada, así como de la perversidad y la saña con que se persigue al culichi.
Las leyes se aplican contra los enemigos y los estorbosos, y nada más.
NOS INVADIRÁN LOS GUACHOMAS
Aunque todavía falta mucho, Rubén Rocha Moya planea ya heredarnos a un gay en el cargo.
Admitamos de entrada que no es necesariamente malo que alguien con preferencias sexuales diferentes tenga responsabilidades así.
Tengo muchos amigos abiertamente homosexuales, y no pocos de ellos se destacan y son reconocidos como personas de éxito.
El caso que nos ocupa es sobre el hecho de que los dos políticos morenistas con más probabilidades de convertirse en el próximo gobernador de Sinaloa son de clóset.
El gobernador los quiere mucho, y no le importa que les encante el arroz con popote.
Señalarlo y advertirlo no implica ninguna homofobia de quien esto escribe.
En todo el mundo -México incluido- hay presidentes, primeros ministros, gobernadores, alcaldes y legisladores públicamente homosexuales.
Las cosas han cambiado favorablemente, con una aceptación más creciente al respecto.
Necesitamos políticos honestos, no sólo en el parecer sino fundamentalmente en el ser.
Bien sabemos que no es fácil, pero deben salir del armario y terminar con esos engaños colectivos.
Casarse o vivir abiertamente con su pareja, en lugar de llenar aún más el gobierno con guachomas.
Si les da miedo vivir a plenitud su verdad de cara ante los demás, deben separar entonces lo privado de lo público.
QUE NOS HAGAN EL FAVOR
Acusado por montones de delitos, el presidente Andrés Manuel López Obrador está desde ayer en los Estados Unidos.
Cierto que no la acusación no basta y que para detenerlo se necesita la orden de un juez.
Pero se podrían apurar para castigar a ese delincuente.
Se haría justicia pronta y expedita, con un enorme beneficio para todos los mexicanos.
Sin excepción, incluidos también los aplaudidores.
No lo meterán a la cárcel porque la acusación en contra de AMLO es un proceso recién comenzado.
Pero tenemos la esperanza de que suceda lo más pronto posible.
UN MAGAZO, EL FISCAL FEDERAL
Como por acto de magia, aparecen montones de corrupciones supuestamente comedidas por el expresidente Enrique Peña Nieto.
Repentinamente, tras tres años y medio de callar como momias, encuentran “pruebas” que por pura casualidad están siendo filtradas por la fiscalía “autónoma”.
Mientras más ruido se haga, más grande terminará siendo el ridículo.
Entendamos que ninguna intención se tiene de castigar al corrupto, y que el único propósito de estos atoles es el de escandalizar políticamente con propósitos electorales.
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