IFIGENIA… UNA MUERTE FELIZ.
OMAR CHAVEZ… LA CAMPANA MUDA.
La crisis de la narcoviolencia que se vive en Sinaloa, es producto, según trascendidos, de la declaración de guerra de dos hombres…Eso, no es novedad.
Lo malo es que los efectos de su guerra, nunca han sido solo de ellos dos; La guerra…Su guerra, nos involucra a todos los sinaloenses.
Sociedad y gobierno, somos parte activa, pasiva y presencial de los eventos de violencia, y si de buscar culpables se trata, pienso que al final de cuentas, culpables somos todos.
Que nadie se diga exento del reparto de culpas que nos corresponde asumir.
No se vale auto excluirnos ahora de la responsabilidad que, en mayor o menor escala, debemos compartir.
Nuestro organismo social, desde hace tiempo sintió los primeros efectos de la incipiente enfermedad de la narco violencia, y no buscamos la medicina preventiva necesaria para frenarla.
Hicimos caso omiso de los síntomas por considerarlos ajenos e inofensivos para nosotros, dejando crecer y desarrollar el mal.
Y así fue como el virus, aprovechando nuestro propio descuido se desarrolló libremente de manera activa y efectiva, flagelando paulatinamente nuestro tejido social.
Hoy, convertido en una especie de cáncer orgánico, el añejo problema de salud pública nos está doliendo y matando.
Y ahora sí; Todos gritamos, clamamos y exigimos la medicina que, no digamos nos pueda sanar, sino tan siquiera aliviar el dolor que nos ocasiona.
Hemos olvidado que algunas voces en el desierto desde hace tiempo advirtieron del mal que nos estaba amenazando y nadie hizo caso al reclamo preventivo.
Hoy, la enfermedad se ha convertido en una metástasis que está lacerando el organismo social, enfermedad, para que muchos dicen, no existe el medicamento que la pueda combatir; No al menos a corto plazo.
Me queda claro, que para la pandemia de inseguridad que vivimos, no se puede recurrir a la vacuna emergente que la ciencia médica pusiera en el mercado mundial en los tiempos del terrible coronavirus.
Y es que, para este mal, no se puede pensar en la vacuna, porque lo que urge es el remedio inmediato.
La vacuna al mal se podría haber ideado y elaborado desde hace al menos 50 años.
Recordemos que las mismas instituciones del gobierno federal- SEDENA- han dicho que el remedio a la narco violencia lo tienen los actores principales de la guerra.
Y ante esa desafortunada declaración de un alto jefe militar, surgen entonces las voces irritadas y lacerantes para protestar por la guerra, buscando culpables, y no tanto a quien la deba, sino a quien la pague.
Y claro, la figura mas visible y lógica para la descarga del coraje, la indignación, el miedo, la desesperación y hasta el terror, es, desde la óptica política y social, el gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya.
Desde luego, que es entendible que la sociedad dirija sus exigencias de seguridad y paz social, hacia quien tiene en sus manos la salvaguarda de la seguridad y bienestar de los habitantes de este Estado.
Por supuesto que es Rocha Moya el hombre indicado para responder a dicha exigencia.
Y así lo hemos observado a través de las intensas acusaciones mediáticas encauzadas como misiles de guerra hacia la figura del mandatario sinaloense.
Pero, hay que decirlo también, son acusaciones que sin duda buscan más bien desestabilizar y derrumbar al gobierno Rochista, que plantear acciones, propuestas y soluciones conjuntas al grave problema de inseguridad que padecemos.
Lo lamentable para los sinaloenses, es que hemos quedado atrapados todos, entre dos flancos de guerra.
Me refiero, como antes dije, a la guerra entre los dos bandos del cartel de Sinaloa, y la guerra mediática que evidentemente le han declarado, principalmente sus enemigos políticos al gobernador de Sinaloa.
Respecto a la primera confrontación, habría que esperar a que la respuesta y solución surja de los acuerdos y acciones de los tres niveles de gobierno.
Pero, en el caso de la segunda guerra, la solución tendrá que surgir de la unidad del pueblo sinaloense en torno al gobierno constitucional de Sinaloa.
Atacar y exigir la salida de Rocha Moya del gobierno, tal y como lo plantean e impulsan sus detractores, no creo sea la mejor solución.
La peor que nos podría ocurrir en plena crisis de inseguridad,
inestabilidad social y económica, sería la salida de Rubén Rocha Moya del poder.
Sinaloa, y los sinaloenses, no estamos en condiciones de dividirnos y polarizar la fuerza social, política y productiva, que nos caracteriza para enfrentar adversidades.
Sinaloa, necesita hoy más que nunca de unir las fuerzas y esfuerzos de todas y todos, en aras de rescatar y alejar a nuestra sociedad de los odios que siembran los detractores del gobierno estatal.
Caminar unos y otros en sentidos opuestos, es apostarle al choque y la confrontación social, que solo aumentaría el caos y los problemas existentes.
Los sinaloenses debemos rechazar acciones radicales y perversas que se están poniendo en práctica por los enemigos del Estado.
No podemos dar cabida a los actos que a todas luces pretenden desestabilizar al gobierno de Rubén Rocha Moya, por razones ajenas a los verdaderos intereses del pueblo sinaloense.
Quienes lo hacen, no piensan quizá, que con esas decisiones ponen más bien en grave riesgo la estabilidad social y el desarrollo económico, político, educativo y social de nuestros pueblos.
Y es que, si el cambio de mandos del gobierno estatal fuera la gran solución a la inseguridad pública que padecemos, yo sería uno más de los que exigirían ese cambio.
Creo asimismo, que si la solución al problema de la violencia dependiera de la voluntad de un solo hombre, el hoy ex Presidente de la Republica Andrés Manuel López Obrador, con todo el poder del Estado lo habría resuelto desde el inicio del que fuera su mandato.
¿O será que alguien considera que la solución al problema descansa en las manos de un solo hombre o una sola mujer?; ¿En nuestro caso de Rubén Rocha Moya?.
La realidad, es que, según mi personal punto de vista, el gobernador Rocha Moya, políticamente quedo en calidad de rehén entre las dos guerras antes señaladas.
Pero, es la guerra de corte político, la que ha polarizado la opinión social, misma que aprovechando la coyuntura de la narco guerra busca el derrumbe de su gobierno.
Sin embargo, insisto… ¿Sera esa la solución para que la narco guerra que se vive en Sinaloa llegue a su final?.
Con todo respeto a quienes discrepen de mi opinión, de manera muy personal, creo que NO es, ni sería la mejor alternativa.
IFIGENIA… LA ÚLTIMA EMOCION.
Todos aquellos y aquellas que conocieron la personalidad y trayectoria académica, política y social de Doña Ifigenia Martínez, quizá coincidan al pensar que la incansable luchadora murió feliz.
Era evidente que su avanzada edad, había mermado su salud y que sus condiciones físicas no eran las mejores para presidir la sesión
Así se le observo durante la celebración del acto de toma de protesta de la Presidenta de la Republica Claudia Sheinbaum celebrado en el recinto de San Lázaro.
Y es que, según mis propias conjeturas, no había poder ni condición de salud, que podría frenar el deseo de Ifigenia Martínez de contar con la honrosa distinción constitucional de colocarle la banda presidencial a la primera mujer que llega a ocupar la Presidencia de México.
Ifigenia Martha Martínez y Hernández, quien fuera hasta ese día la Presidenta de la Cámara de Diputados, sacaría fuerzas tanto de la emoción que en esos momentos embargaba a su corazón, como del indomable espíritu de lucha que siempre la caracterizo, para cumplir fielmente, y el histórico cometido político encomendado…D.E.P. tan insigne señora.
ENMUDECIO LA CAMPANA EN EL RING.
Misael “El Chino” Rodríguez, el boxeador originario del Estado de Chihuahua, hizo lo mismo que el legendario Mónico de Luna.
Me refiero, a Don Mónico, el hombre que según describe el famoso corrido de “Los Pérez”, durante una trifulca que el mismo señor de Luna habría provocado, a los primeros balazos fue el primero que corrió.
Resulta que, el también ex olímpico chihuahuense dejo con los guantes puestos al púgil sinaloense Omar Chávez, en la velada boxística celebrada este sábado 5 de octubre en Pachuca Hidalgo.
Una de las explicaciones que se dejaron escuchar de parte de su equipo, es que a la hora de subir al ring, al observar al hijo del Cesar del boxeo, se le hizo muy pesado y grandote, por lo que puso pies en polvorosa.
“Es que, Omar el grandulón le podría causar severos daños físicos a Misael”, argumentaría la novia del boxeador norteño.
El miedo de Rodríguez provoco que esa noche enmudeciera la campana del cuadrilátero,
metiendo en serios aprietos a los promotores y patrocinadores del evento deportivo.
Sobran los que dicen, que, de estar vivo el recio revolucionario Pancho Villa, volvería a morir de coraje y vergüenza, al enterarse que un paisano suyo, salió corriendo de un ring de Box, para evitar una pelea a golpes…Y con guantes… Nos veremos enseguidita.
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