Rocha: el político y su pensamiento

Hombre de complexión mediana, de alrededor de 90 kilos de peso, de 74 años de edad, nacido en Batequitas, Badiraguato, Sinaloa, México, Rubén Rocha Moya, ha sintetizado un origen creado desde sus cimientos familiares, por la moral, humildad y la bondad, pues dejar de lado la política y ubicarnos en un hombre de lucha entre las clases sociales.

Su apertura profesional como catedrático universitario enfocaba a un hombre de “carne y hueso” que teorizaba una liturgia sustentada en la preparación y el talento, mezclando el conocimiento, el impulso, el entusiasmo y a la depuración de los usos, las costumbres, las inercias y los vicios de la política revolucionaria de aquellos días.

Recordemos, también, que Rousseau se apoyaba en la tesis del buen salvaje, según la cual el ser humano, en su estado natural, original y primitivo, es bueno y cándido. De ahí, hay que considerar, que Rubén Rocha Moya en su estado de juventud fuese superior moralmente hablando al hombre civilizado. Más bien, se podría sostener que nuestro representante de Sinaloa, como jefe de Estado, no nace bueno ni malo, puesto que en sus etapas más tempranas de desarrollo estuvo desprovista de referencias culturales, informaciones o experiencias, que lo han dotado de intenciones o finalidades buenas o malas.

La pertinencia de su legado político es también hoja de ruta para la acción. Así como su vasta cultura y su visión diferente a sus antecesores, nutriendo el pensamiento revolucionario en la etapa institucional durante su segundo trienio de gobierno que está en puerta – ya con pólvora – para dar paso al desempeño y la conducta de sus servidores públicos, en el orden económico, en el político, en el religioso.

Rubén Rocha Moya, quizá las formas han confundido sin libre albedrío, caminando de forma enérgica de un lado a otro, gesticulando y desmenuzando, con índice de fuego, con vehemencia y con firmeza, consolidando lo logrado, a superar diferencias y a generar nuevas tolerancias, a otear hacia nuevos horizontes políticos. Eso, a mi criterio, ha generado suspicacias dentro de la opinión pública. Y, créanme, es normal que prevalezca el escozor.

Estudiando la personalidad del gobernador sinaloense, oponiéndose al pragmatismo atroz, carente de ideas personalizadas, derribando las facetas históricas de la oposición en Sinaloa, a esa clase política pegada por décadas como “sanguijuela” en los tres órdenes de gobierno, a mi juicio, no ha sido nada fácil depurarlo.

Por ello, habrá que avanzar más en el impulso de políticas públicas de empleo y autogestión en las comunidades. Luego entonces, para avanzar en los caminos que intenta Rubén Rocha Moya plasmar y hurgar en las experiencias y en los hechos históricos, y en los avances existentes en el mundo de hoy.

Es menester debatir, discutir con altura de miras, para enriquecer los conceptos de las nuevas propuestas y cambios en la historia política contemporánea de nuestro querido Sinaloa.

GOTITAS DE AGUA:

 

Su ejercicio de la política y sus reflexiones, aunque parezca que ya están lejanas en el tiempo, creo que aún pueden ayudarnos a encontrar vías más humanas para realizar las transformaciones que el siglo XXI requiere.

Las amplias expectativas del hombre de Batequitas, Badiraguato, son, sin duda, destacar y privilegiar a las mentes más lúcidas y eficaces para que el quehacer político y social se enriquezca. Se les deben dar nuevas y mejores oportunidades de acceso a la toma de decisiones políticas fundamentales. Se debe mejorar el servicio público y se deben inculcar valores y principios humanistas, de honradez y de rectitud entre las y los servidores públicos. Se debe exigir la transparencia y la rendición de cuentas a cabalidad. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”…

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/sobre-el-camino/.

 

Benjamín Bojórquez Olea

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