Comenzó Donald Trump a operar lo prometido, y provocó ayer en palacio nacional una reunión de emergencia y pánico en la cuatroté.
Cuántas veces nos dijeron que no había nada por qué preocuparnos.
Que el gobierno es soberano, listo para trabajar en cooperación pero nunca en subordinación.
Casi nos matan de la risa con el chascarrillo de que la “valiente” Claudia Sheinbaum había puesto en su lugar a míster Trump.
Aseguraron que por la intervención de la presidenta, el presidente gringo daría varias reculadas.
Que siempre no lo de los aranceles; tampoco las deportaciones y menos la declaración de los carteles del narco como organizaciones terroristas.
Pero como Condorito… ¡plop!
Nuevamente, las demagogias oficiales y los “análisis” de los aplaudidores llenos de los otros datos terminaron estrellados ante la cruda realidad.
Ridículo tras ridículo de la narco presirvienta y de sus lambiscones pagados en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Ninguna duda hay sobre las complicidades con los criminales.
Esa política de abrazos no balazos que ha permitido que los malos decidan impunemente sobre la vida y las propiedades del pueblo.
En cortes federales norteamericanas se tienen testimonios formales contra muchos gobernantes y exgobernantes mexicanos coludidos con los narcotraficantes.
Es por eso que el gobierno de los Estados Unidos puede considerar como terroristas a Andrés Manuel López Obrador y a muchos de sus cómplices morenistas.
Acusarlos formalmente y perseguirlos para encarcelarlos.
Por eso los memes de estos días, trágicamente apegados a la realidad.
“No se metan con nuestros narcos”, es la exigencia que le atribuyen al titiritero y a la titina.
Aunque no lo digan así tan directo, es lo que reclaman con el pretexto de que somos un país soberano.
Porque está sobradamente demostrado que nuestros gobernantes protegen más a los criminales que al pueblo que trabaja honestamente.
Esas complicidades los ponen, merecidamente, en riesgo de ser tratados también como terroristas.
En la putrefacción de cuarta andan zurrados del miedo, y les sobra razón.
Sheinbaum está entre la espada y la pared, en grave peligro de ser perseguida por la justicia.
Hay que destacar que los asistentes al acto de toma de posesión se pusieron de pie y ovacionaron a Trump cuando ungido como presidente ratificó que “designaremos a los carteles como organizaciones terroristas extranjeras”.
Está decidido y tiene un amplio consenso dentro de su gobierno.
Ojalá y pronto veamos resultados.
EL “NACIONALISMO” DE PROTEGER AL NARCO
Como intento de respuesta interna, la cuatroté insistió ayer en sus llamados al “nacionalismo”.
No debemos permitir que Estados Unidos actúe contra nuestros criminales, gritan muy dignos.
Hay que confiar en nuestro gobierno para hacer justicia, es el pésimo chascarrillo que agarraron.
Sin perder la oportunidad de pretender que los prianistas son los culpables de nuestros problemas.
Los narcos ya estaban cuando Morena llegó, bla, bla, bla.
Y ni tantita pena les da a esos hipócritas tan cínicos, al cabo que no faltan los tarados que les siguen sus embustes y los ayudan con las maromas.
Los que llegaron dizque a resolver todos nuestros problemas casi en automático pero se la han pasado de pretexto en pretexto para eludir sus evidentes fracasos.
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