Fax del Fax

Refinerías, aviones y trenecitos, los juguetes de mi presidente

Afirma Andrés Manuel que su gobierno está libre de la corrupción y de corruptos.

Bendito sea Dios, porqué hay muchos miles de millones de pesos en estas obras, que son ejecutadas por militares y empresarios muy cercanos al poderoso mandatario que nos llegó desde la lejana tierra de Tabasco.

Pío no es “hermano incómodo”.

Bartlett se “purificó” al llegar a la izquierda.

A los militares y marinos no les gusta “rayar” el queso que les pongan a su alcance.

Los Diputados y Senadores de MORENA son aves que cruzan el pantano y no “manchan” su plumaje.

El Fiscal General de la Nación es incapaz “de prestarse a entuertos” que le lleguen desde Palacio Nacional.

La Magistrada de la Suprema Corte de justicia, Yasmín Esquivel, no tiene nada que se le pueda reprochar y sus travesuras de tesis han sido producto de los juegos juveniles y ahora de los seniles y por eso no cuentan.

Los préstamos de uso, de las casotas gabachas para el hijo de Andrés Manuel, nada tienen que ver con influencias presidenciales y las obtiene por ser un muchacho simpático y con pareja nacida y criada en los “estateres nateres”.

Carlos Slim le trabaja a la presidencia, por el solo gusto de “servir a México” y sin llevar parte de la polla monetaria de las grandes obras.

Bendito sea este súper millonario.

En la cuarta transformación no hay moches y tampoco derroches.

Derecho y hasta el fondo.

Y que vengan las ostras.

Debe ser divertido y productivo jugar con aviones y trenecitos.

El ruido de las turbinas y el chucu chuco sobre las vías, alborota las hormonas y da felicidad a nuestro peje, pero no lagarto.

Anuncian para diciembre la inauguración del tren maya.

Palabra de uniforme verde.

Su costo excederá dos o tres veces lo presupuestado, pero en este gobierno no hay fijón y todo en estricto apego a la “honestida”, según la proclama emitida desde antes de la toma de posesión de Andrés Manuel.

En dos bocas no hay gasolina y en el nuevo aeropuerto no llegan los vuelos comerciales desde el extranjero.

Esperemos que el tren maya tenga pasajeros y en tres siglos se recupere la inversión que tiene temblando al erario.

Lo bueno es que no hay corrupción.

Usted no lo cree, pues yo sí.

No me llamen ingenuo, eso lo serán ustedes.

Creo a pie juntillas en la honradez de Andrés Manuel y su gavilla, perdón, de su gabinete y de sus empresarios de cabecera.

Si así no fuera, que la patria se los demande.

Avioncitos, gasolina y trenecitos.

Sus hermosos jueguitos.

Tiene derecho a gastar mi presidente.

Hasta mañana.

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J. Humberto Cossío R.

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