Andrés Manuel la llama DOS BOCAS y recientemente la inauguró a pesar de que en ese lugar no se procesará un solo barril de crudo hasta dos o tres años más.
El presidente de México gusta de inaugurar obra negra.
Lo hizo en el llamado aeropuerto Felipe Ángeles que no ha recibido la certificación de los organismos internacionales para su operación.
Ahora, recibe aplausos de una obra sin terminar para refinar el crudo y con desfachatez que asombra corta el listón.
Afuera del lugar del evento, había una motocicleta con más gasolina en su tanque que la refinería de Dos Bocas o “dos lenguas” como me gusta llamarla.
El aeropuerto de Toluca lanzó en un día más vuelos comerciales que los que ha tenido el Felipe Ángeles desde su supuesta inauguración.
Dos las obras de un mandatario que quiere que su nombre trascienda en el tiempo y espacio y parece que lo va a lograr.
No de la manera que pretende, pero puede, que, en lo embustero, supere al personaje de Pinocho que todos conocemos.
Nicolas Maduro de Venezuela platica con pajaritos que le traen noticias del fallecido Hugo Chávez.
Andrés Manuel está en contacto permanente a través de sus sueños con Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas.
Maduro y Andrés Manuel muy hermanados en sus extravagancias.
“Algo muy grave me está pasando”
El síndrome de López Obrador me ha llegado a la mente y a veces creo que cocodrilos con alas me acompañan permanentemente. Cuando inauguraba la refinería nuestro presidente, clarito observé que desde sus tuberías (que todavía no hay) fluían chorros de gasolina refinada.
Los mismos cocodrilos con alas y Rinocerontes emplumados, los veo que aterrizan en el Felipe Ángeles y hasta los aplaudo cuando llegan a la terminal.
Es contagioso lo de mi presidente.
Andrés Manuel llama corcholatas a los que pone en el pandero con posibilidades para sucederlo.
No les llama fichas.
La raza lo tomaría por el lado peyorativo. Escarbaría en sus sinvergüenzadas y eso no conviene “a nuestro gran movimiento de la cuarta transformación”.
La pelos rojos de Campeche, íntima amiga de Alito Moreno y que gobierna por aquellos rumbos, también reúne los requisitos para ser tomada en cuenta como corcholata presidencial.
Layda dialoga con su pueblo a través de su propio programa y con más audiencia que la mañanera.
Desde ahí le tupe duro y macizo al que no quiere dejar la presidencia del PRI nacional y que gobernó Campeche antes que la moderna colorina.
Le paso nota a mi querido presidente Andrés Manuel.
Ya no hable de Felipe Calderón Hinojosa.
Es más famoso y querido en estos tiempos que cuando fue presidente de México. Eso lo dicen las encuestas que tanto gustan al peje.
Vuelvo a lo mío:
Platicar con pajaritos y con Benito Juárez es la moda internacional.
Inaugurar lo que no está terminado, es lo que da caché en este sexenio presidencial mexicano.
Mis cocodrilos alados y Rinocerontes emplumados me proporcionan la óptica adecuada para apreciar “a mi querida cuarta transformación”.
Hasta mañana.
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