El gobierno de Sinaloa ya no es ubre para prenderse como sucedía en los tiempos en que el tricolor fue amo y señor.
Según mis cuentas, el que logre quedarse al frente del partido en Sinaloa, dedicará su tiempo en repartir abrazos y abandonar la costumbre inveterada de atizar chingazos entre los que lo apoyaron o despreciaron, según sea el caso.
No hay lugar para sangrones en la dirigencia del PRI.
La empatía tendrá que reinar en su personalidad.
Los recursos para mover campañas del tricolor no tendrán su caja chica en el tercer piso de Palacio de Gobierno.
Tendrán que funcionar siguiendo la mística del Presidente Andrés Manuel que recaudaba fondos sin rendir cuentas.
De donde lleguen y de quien los done.
Así de fácil.
Esa es la trabajosa tarea que tendrá la nueva dirigencia.
El pueblo bueno y sabio ya está comprado.
Se necesitan ofertas irresistibles para que abandonen el reducto de la cuarta transformación.
Con todo y eso, hay pleitos para hacerse de los rastrojos que impiden que se haga la luz con nueva dirigencia.
Parece un problema irresoluble, a menos qué:
Surja la figura de un árbitro, al que todos respeten y no exista la manera de eludir lo que a su sabio entender considere correcto.
Tiene que ser la figura política de más renombre que en los últimos tiempos haya tenido el Estado de Sinaloa.
Ni el Presidente Nacional del PRI, o sus contras locales, tendrían argumentos para rechazar la sugerencia.
Búsquenle y encuéntrenlo.
Alito es el Presidente Nacional del PRI, Juan S. Millán, el mejor Gobernador que hemos tenido los sinaloenses hasta la fecha.
Hombre muy querido y respetado.
¿Querrá fungir con tal calidad en este embrollo?
A Jesús Aguilar padilla lo quieren ubicar como el promotor de las inconformidades que los priistas locales manifiestan contra la imposición.
No quieren que Alito les marque el ritmo y están decididos a impedir por todos los medios que llegue al edificio del PRI alguien seleccionado por las cumbres.
No estoy seguro de que Jesús Aguilar Padilla tenga el humor necesario para provocar tolvaneras dentro de su partido.
Es muy reciente el golpazo de la pérdida de su compañera de toda la vida y sus preferencias políticas las tiene muy al fondo de su morral.
El Chuquique Hernández pueda ser el que pudiera tener interés en que llegue tal o cual a la dirigencia y me han dicho que se inclina por una dama.
Cuando menos no ha perdido el gusto por las faldas.
El delegado Nacional del PRI metido en un brete y no tiene la menor idea de cómo desenredar la madeja y le apuesta al cansancio de los opositores.
Ya veremos.
Hasta mañana.
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