Fax del Fax

Que el Ejército y Marina sigan en nuestras calles, no me resulta extraño

Que nuestro presidente así lo quiera tampoco me causa asombro y mi razonamiento es sencillo.

Los dictadores, o aspirantes a serlo, deben mostrar presencia militar en cada punto del territorio que gobiernan.

De facto, Andrés Manuel ha desaparecido la figura del poder Legislativo y poder Judicial y solo refulge en nuestro universo mexicano el poder imperial de la presidencia.

El verdadero proyecto del tabasqueño, convertirse en la figura única que ordene y disponga de los intereses del País y mantenernos bajo su resguardo a los 130 millones de mexicanos que habitamos en México.

La constitución que juró cumplir, es solo un pedazo de papel con mandamientos que considera sin razón de ser y hace tiempo que lo hizo bola y lo arrojó al cesto de la basura, ante la mirada temeroso y complaciente de Diputados, Senadores y Presidente de la Suprema Corte de Justicia.

En estos tiempos, Andrés Manuel necesita a las fuerzas armadas patrullando por todos los rincones de nuestro territorio nacional.

Son sus aliados y nos impone su presencia para recordarnos que en su nombre nos vigilarán en todo momento.

Los dictadores necesitan las fuerzas armadas de su lado.

El presidente de México ya tiene ese control y jamás querrá que vuelvan a los cuarteles, tal y como lo había prometido hacer en su campaña.

¿En qué momento de poder se encuentra este gobierno de la cuarta transformación?

Llegó como un triunfo indiscutido de la democracia.

¿Y luego?

Ahí está el meollo.

Quiere quitar al INE que fue el que organizó la elección donde obtuvo la presidencia de México.

Ordena sin recato al poder legislativo lo que le viene en gana. Sin quitarle una coma y ciegamente es obedecido sin cuestionamiento alguno.

Regaña desde su tribuna de las mañanas a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia y los tacha de corruptos y mal agradecidos.

Al Ejercito Mexicano y a la Marina, los ha designado para las tareas de construcción de sus obras o bien para resguardar aduanas y aeropuertos.

Todo se ha militarizado.

Para bien o para mal, pero es la realidad que vivimos.

Lo que no nos gusta, que lejos de presentarse como nuestra salvación de las fuerzas del mal, lucen blandengues en sus acciones contra la delincuencia organizada y nuestra seguridad se encuentra muy lejos de ser apreciada.

Personalidades del mundo de la política se atreven a lanzar acusaciones muy serias en contra del presidente, a quién tachan de ser el jefe de jefes de las mafias que matan ciudadanos y destruyen propiedades seleccionadas de antemano.

Mi caso es diferente:

Quiero y admiro a las fuerzas armadas.

Me gusta vivir con gobiernos que pregonen la democracia.

No quiero una dictadura como la que pretende

Andrés Manuel López Obrador.

Una puntualización:

Andrés Manuel, en su informe y sus spots televisivos, nos enfatiza que gracias a sus acciones han recuperado miles y miles de millones de pesos combatiendo a la corrupción y a los corruptos.

Surge mi pregunta:

¿Si hay tantos ahorros, por qué los niños con cáncer no tienen medicamentos y los centros de atención hospitalaria carecen de lo más indispensable?

Ejército y marina seguirán en las calles.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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