No puede uno ser indiferente ante el gran número de bribonadas pasadas y presentes del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.El gerente de plaza del narco y lacayo político del hipócrita mayor queda cada vez más exhibido desde fuera y por sí mismo como un gran simulador y un farsante.
Imposible olvidar su declaración patrimonial en la que ratificó oficialmente que solamente tiene una casa y un carro, en negación de escrituras, actas notariadas y registros públicos oficiales, lo que implica enriquecimiento oculto por el que será formalmente denunciado ante la autoridad competente.
Es larga la historia de corrupciones, irregularidades y omisiones de don Rubén.
De su hijo Rubén Rocha Ruiz, una empresa CHOCOSA creada en 2009 con una gran cantidad de contratos públicos que según papito nada tuvieron que ver con tráfico de influencias.
Un informe oficial del Gobierno de Sinaloa muestra que esta empresa tuvo con ellos desde su creación hasta el 2018 un total de 17 contratos de obra por 30 millones de pesos, dos por licitación, seis por adjudicación directa y nueve por invitación, que los que saben aseguran es un disfraz de lo directo.
Durante el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, contratos en los dos primeros años por un total de 9.4 millones de pesos.
Como hemos documentado en Altoparlante, Rubén junior vive dentro de la “medianía” familiar en su casa del fraccionamiento La Primavera, con valor catastral de 12.5 millones de pesos.
En este enriquecimiento el alegato es el que conocemos, de que los contratos y los muchos millones de pesos ganados por CHOCOSA son “legítimos” y “legales”, pero ninguna maroma defensiva tiene el caso del yerno del gobernador, Jorge Antonio Cano Félix, esposo de la presidenta del Sistema DIF Sinaloa, Eneyda Rocha Ruiz.
Cuando Rocha Moya fue Subdirector de Capacitación y Servicios Educativos del ISSSTE a nivel nacional -2013 al 2017-, su yerno Cano Félix fue contratado como Subdirector de Tecnología de la Información, y se convirtió casi en “perseguido por la justicia” luego de que la Auditoría Superior de la Federación lo responsabilizó formalmente por daños al erario que suman 115 millones de pesos.
Al yerno del gobernador se le abrió el expediente DGR/D/03/2020/R/15/064 por parte de la Dirección General de Responsabilidades y Dirección de Asuntos Jurídicos de la Auditoría Superior de la Federación, en un asunto todavía sin resolver.
Una publicación de la auditoría en el Diario Oficial de la Federación, fecha primero de abril de 2020, señala que Jorge Antonio Cano Félix y otros “no fueron localizados en los domicilios registrados en los procedimientos resarcitorios respectivos, agotando los medios posibles para conocer los mismos”, y se les cita de nuevo a las 10 horas del 4 de mayo de 2020, “apercibidos que de no comparecer sin causa justa, se tendrán por ciertos los hechos que se les imputan y por precluidos sus derechos para ofrecer pruebas y formular alegatos”.
Otra publicación en el mismo DOF, fecha 6 de diciembre de 2021, advierte que Jorge Antonio Cano Félix seguía “desaparecido” y se le citó nuevamente a comparecer ante la Dirección General de Responsabilidades de la Auditoría Superior de la Federación, a las 10 horas del 26 de enero del año en curso.
No hay hasta ahora información de si el yerno de Rocha Moya asistió ante la ASF para responder a las observaciones que suman un año al erario por 115 millones de pesos.
Sobre el señalamiento oficial de la autoridad de que Cano Félix no se encontró en los domicilios que registró ni se presentó ante las citas previas, es importante señalar que el esposo de Eneyda Rocha Ruiz y yerno de ya saben quién aparece en el internet y en las redes sociales con mucha actividad en esos tiempos de “desaparición”.
Un hijo suertudo muy “trabajador” y un yerno magazo al estilo Boticario. ¡No te acabes, papi y suegro!