En política los espacios vacíos de inmediato se ocupan. La incapacidad del presente gobierno en materia de seguridad ha abierto la puerta a la presencia militar, y ésta ha ido avanzando durante los cuatro años que llevamos el sexenio. Sin duda será una labor titánica para el próximo gobierno acotar el excesivo protagonismo que ha adoptado el Ejército en estos años.
El reciente empeño del Presidente por militarizar a la Guardia Nacional es preocupante, sin duda; el apoyo incondicional que ha recibido por parte de quienes se asumen de izquierda y habían hecho de la no “militarización” una bandera política para golpear a los gobiernos anteriores, lo es aún más. México se ha convertido en un país de dos sectas, en el que cada una se alegra de los fracasos y molestias de la otra y procura con toda intención que sucedan.
El poder no corrompe a los hombres; sin embargo, los tontos, si llegan a una posición de poder, corrompen al poder. (George Bernard Shaw).
Según la RAE, el poder se define como: “Dominio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo”. Lo importante es la etimología de la palabra que proviene del latín potére, y está a su vez de posse, que significa “ser capaz”. Sí, ¿pero de qué?
Desde hace varios años existe una decadencia de pensamiento y de acciones en el mundo del poder. Poco hacemos para cuidar la calidad de nuestros pensamientos. El poder que tenemos para pensar es el inicio del imperio de nuestra libertad.
Nuestros pensamientos se transforman en palabras, que se convierten en nuestra actitud. Ésta, a su vez, impulsa nuestras acciones. Y nuestras acciones se convierten en nuestro destino. Es arduo, y decepcionante, que no lo ejerzamos. Aunque, hay que decirlo, no es nada absoluta e incondicionalmente libre. Una de las cosas más difíciles del mundo es ver cualquier cosa de forma simple. Como nuestras mentes son muy complejas, perdimos la cualidad de la simplicidad.
Muchas veces somos nosotros los que construimos nuestras propias jaulas. Para desarrollar la libertad, debemos ir primero hacia adentro y aprender de nosotros mismos. Eso evitaría que cualquier personaje con ínfulas mesiánicas nos hable del funesto populismo, de una deplorable polarización, utilizando el execrable pos verdad.
La gran ironía del poder, “ser capaz”, es la incapacidad de muchísimos gobiernos para llevar a cabo las tareas más vitales. Y que jefes de Estado no posean la conciencia de que el poder es para servir, ayudar y conducir a sus naciones.
El poder es un medio, un instrumento. No un fin, en sí mismo. La inconsciencia se ha convertido en aberración. Y lo absurdo es que no importa la cantidad de poder que se puede detentar. Es efímero. Como todos los seres vivientes, nadie puede escapar de la clara, absoluta e insalvable mortalidad.
La política mexicana está viviendo un momento de mucha efervescencia. Las decisiones están aflorando tanto en Morena como en la oposición. Todo tiene que ver, desde luego, con una sucesión presidencial adelantada. No es necesario ser mal pensado para advertir la andanada que se ha lanzado desde el gobierno contra Va por México.
GOTITAS DE AGUA:
La coalición Va por México está en terapia intensiva. PAN y PRD suspendieron “temporalmente” su alianza legislativa y electoral con el PRI. Ambos partidos opositores rechazan la iniciativa que presentó en San Lázaro la diputada del tricolor Yolanda de la Torre, con el apoyo de “Alito” Moreno, para prolongar la militarización del país hasta el 2028. Son muy buenas noticias para Morena. En Palacio Nacional debe haber sonrisas. El escenario ideal para los tiempos electorales que se avecinan. Y pese a que no pasó dicha iniciativa para militarizar al país, de momento, volverán a la carga. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…
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