¿Por dónde llegarán los mexicanos que residen en los Estados Unidos de Norte América?
Año con año cargan sus camionetas con regalos para sus familiares de distintos puntos de México.
Ya está encima la navidad y el año nuevo.
Adoran sus familias y el terruño en que nacieron.
Siempre anhelando regresar y nunca lo hacen
Se acostumbran a las comodidades de allende las fronteras y crecen sus hijos con las costumbres americanas y se convierten en el ancla de los padres.
¿Por dónde llegarán esta vez?
Saben perfectamente que atravesar Sonora y Sinaloa es de alto riesgo y a estas fechas estarán sopesando la ruta a tomar.
La de Chihuahua es menos peligrosa. Puede que por allá se vayan en caravanas para evitar la lluvia de balas y el despojo de sus vehículos y la carga de cosas para sus familias.
Sinaloa es tierra caliente y no por el clima.
La guerra de Chapitos y Mayos es cruenta y se llevan entre las patas a los que se atraviesen por sus dominios.
Las noticias vuelan. Muchos no son tan temerarios y optarán por las rutas que consideren más seguras, aunque tengan que dar grandes rodeos para llegar a los hogares que dejaron para ganar dinero.
Triste reconocer la violencia que nos envuelve.
Falló estrepitosamente la política de abrazos y no balazos y la estupidez de que serían acusados los delincuentes con su mamá o abuelitas.
Andrés Manuel dejó hacer a la delincuencia organizada y le sirvieron para lograr sus fines de perpetuar en el poder a la cuarta transformación.
No sabemos el destino de los abrazos en tiempos de Claudia Sheinbaum.
En Sinaloa estamos entre dos fuegos.
Son pocas las ciudades que escapan a los feroces encuentros de los hijos del Mayo Zambada y del Chapo Guzmán.
Los Mochis y Guasave tranquilos.
Culiacán y toda la región del sur ardiendo.
Ya lo dijo un genio de la milicia que ya no está en nuestras tierras, que la violencia terminará cuando Chapitos y Mayos se pongan de acuerdo.
Debe ser hijo del filósofo de Güémez ese General de nuestro glorioso ejército.
¿Por dónde paisanos?
Ni modo de orientarlos los que estamos presos en nuestros pueblos y ciudades sin poder salir de manera segura a parte alguna.
Nuestros vehículos encerrados en casa.
Salimos por necesidad y con el deste fruncido.
No conocía esta manera de vivir y nada puedo hacer para remediar el estado de sitio impuesto por la mayiza y chapos.
Alguien tiene que sentarlos a dialogar.
Nos urge la tranquilidad.
Hasta mañana.
Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.