Ya no nos sorprenden las nuevas burlas del gobernador Rubén Rocha Moya.
Que el asesinato de Luis Enrique Ramírez Ramos está resuelto, y que sólo falta apresar a los homicidas.
Inconcebible, por decir lo menos.
De locura, también, su aseveración de que Sara Bruna Quiñónez Estrada es una extraordinaria fiscal de justicia.
Y, bueno, hay que entender la lógica perversa de una aseveración en este sentido.
Cómo no aplaudirle a una fiscal “maravilla” siempre de rodillas y lista para hacer funcionar esa justicia vendida ante el poder y ante el dinero.
Es un trabajo extraordinario que doña Sara Bruna proteja al ahijado Juan de Dios Gámez y demás corruptos y abusadores sexuales.
En este y en muchos casos más, se persigue a las víctimas en lugar de a los delincuentes.
Ni modo de no echarle porras por las ganas con que ha perseguido a Jesús Estrada Ferreiro, Héctor Melesio Cuén, Jesús Madueña Molina y a todos los odiados en el tercer piso.
La fiscal trabaja sin descanso para la nueva mafia del poder, y por eso tan extraordinaria.
DEBE ACLARAR UAS SOBRE LAS TORTILLAS
La UAS está obligada a dejar muy en claro lo de la acusación de que se gastaron cantidades millonarias en compra de tortillas.
Han sido muchas las mentiras del gobierno contra la UAS, pero esto no puede servir como pretexto para eludir una rendición de cuentas en un asunto cada vez más polémico y escandaloso.
Pendientes.
¿JUNTOS, LOS AGRICULTORES Y LA UAS?
Cansados de tantos atoles, productores agrícolas inician hoy una nueva etapa de protestas en contra de quienes todos los días nos mienten, nos roban y nos traicionan.
Está programada la toma o el sitio de la planta de PEMEX en Topolobampo, con algunos que de última hora se agregan a la movilización y con otros huyendo cobardemente por las amenazas y las intimidaciones.
Los agricultores pidieron el apoyo de la UAS, y la potencial suma de los dos sectores puso desde el principio a temblar a quienes nos desgobiernan.
Los sectores productivos sufren el criminal abandono por un presidente de la república que desapareció numerosos programas de apoyo para el campo, la ganadería y la pesca.
López Obrador los ha traicionado una y otra vez, sin descanso.
El gobernador de Sinaloa finge que le pone muchas ganas y presume falsas soluciones.
Pero ya sabemos que si Lopitos dice que no hay, pues no hay.
Los cocodrilos vuelan, a cada rato.
Ni Rocha Moya ni nadie más al interior de la cuarta putrefacción han tenido ni tendrán el valor de ponerse del lado del pueblo.
Los que tenían todas las soluciones, hoy tienen todos los pretextos.
Por eso se ganan el repudio de cada vez más sinaloenses.
Abundaremos mañana.
PUEBLO PENDEJO Y MASOQUISTA
Aunque nos duela, tenemos que reconocer que padecemos en buena parte a un pueblo pendejo y masoquista.
Demostradísimo está que López Obrador es el más corrupto y el más cínico de nuestra historia, pero son muchos los fanáticos que lo defienden.
He escuchado a no poca gente sostener que el presidente es víctima de una intensa campaña de difamaciones por sus adversarios.
Y no me refiero a los chairos enfermos que siempre tienen los otros datos, sino a ciudadanos que de verdad creen el absurdo de “el mejor presidente de la historia”.
Andrés Manuel sigue siendo dueño de la agenda y de buena parte de la narrativa nacional, y nadie se preocupa lo suficiente para enfrentar este tan grave problema.
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