No hay duda de que la madre es el tronco principal de la estructura y gracias a ella el árbol crece y los frutos maduran.
Siempre digo lo mismo.
Y mi visión es invariable sobre esa mujer.
Dejo constancia sobre mi padre. Pasan los años y crece mi cariño para ese gran hombre que fue Don Antíoco.
Pero mi madre fue cosa única.
La madeja sigue creciendo cuando llegan nietos, bisnietos y lo que sigue.
Mi papel de hijo pasó al de ser padre.
Lo bueno o malo que haya sido es historia.
Ahora es cuando entiendo el concepto de familia.
Lejos o cerca, mis hijos de cualquier manera se hacen presentes y jamás los arranco de mi mente.
Vivo bien cobijado.
Hay hijas en mi entorno que frecuentemente se hacen presentes.
Uno de mis hijos varones con el que tomo café todos los días.
Dos hijas que viven por las tierras de Donald Trump que jamás pierden los hilos que las unen conmigo.
Dos hijos varones que residen en Tijuana y ha pasado mucho tiempo sin que pueda estar con ellos.
Una hija en Culiacán que no conozco hasta el momento.
Pero todo es familia.
Hay bastantes nietos y nietas.
Bienvenidos todos.
La familia es hermosa.
Que lo hijos cuiden a la madre.
Que los nietos las arrullen.
Ayer fue domingo familiar.
Les hice la recomendación a mis compañeros de grupo que no fueran tacaños y agasajaran a la doña en el mejor restaurante del pueblo.
De perdida un día de la semana que la saquen para que le pegue el sol.
Seguí mi consejo y comimos opíparamente en la Baja que es propiedad de un hijo de nuestro asociado Marcos.
Grupo la Diferencia es el grupo.
La familia es el tronco de nuestra existencia.
Es el núcleo de la sociedad.
Madres, padres, hijos, nietos y lo que sigue.
Así se estructura.
Hay que gozar la familia.
Es lo más grandioso que nos ha dado Dios.
El camino es firme en torno de ella.
Vida y familia.
Familia y vida.
Hasta mañana.
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