No importa quién gobierne, seguimos siendo mexicanos

Deseo de todo corazón que nuestra economía crezca a los más altos niveles.

Que en las mesas de todos mis compatriotas jamás falte que comer.

Que el nivel de educación sea comparado con los mejores del mundo.

Que la salud no tenga deterioros que nos maten por millones.

Que nuestras familias gocen de la tranquilidad y la paz que nos han arrebatado las bandas delincuenciales.

Que disminuya el nivel de pobreza a lo largo y ancho de México.

Que nuestros hijos y nietos sean felices.

No es mucho pedir, no me importa quién gobierne pero que nos garantice mis peticiones.

Es la tarea que tendrá en seis años Claudia Sheinbaum y de alguna manera buscaré ayudarla para que lo logre.

Estoy seguro que jamás me conocerá.

No importa, sé que es el presidente de México y con eso me basta.

Recién despierto y los mensajes de hechos sangrientos llegan a mi celular y parecen refutar mis buenos deseos.

Sangre regada por todas partes.

Mensajes de los que tiran los cuerpos.

Balaceras que no tienen para cuando parar.

Eso no nos da tranquilidad.

Nos da pavor y buscamos las mejores rutas para transitar, rogando a Dios para que no nos encontremos con los malos.

Somos de bajo perfil y puede que eso ayude.

¿Pero cómo ayudar a Claudia Sheinbaum si no podemos desarrollar actividades productivas en sana paz?

Esa pregunta me la repito una y otra vez y no llega la respuesta.

¿QUO VADIS?

Traducida a donde vamos y nada se me ocurre.

Lamento encontrarme en un laberinto sin saber cómo salir.

Le pido a mi cerebro que elabore una respuesta y el silencio es lo que campea en mi entorno.

Me siento indefenso e inútil para ayudar a desterrar los miedos dentro de mi hogar.

Lo siento amiga Sheinbaum por no estar a la altura de sus grandes expectativas pero seguiré terqueando.

Los pájaros en los alambres hacen zumbar mi computadora.

Los graznidos de los cuervos me alertan.

Me tocaron mejores tiempos y los añoro.

Haga el esfuerzo Doña Claudia.

Quizá usted nos devuelva la tranquilidad y el derecho al gozo de nuestros seres queridos sin mayor riesgo.

Le expreso mis mejores deseos.

Es lo que se me ocurre.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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