Porque necesitamos un Sinaloa de verdad y de justicia, ni un voto para Rubén Rocha Moya y su pandilla de ratas.
Resultan inconcebibles las encuestas que nos dicen que la cuarta transformación tiene una supuesta delantera muy amplia en las intenciones electorales.
Aquí, allá y acullá, encuentro a cada vez más ciudadanos decepcionados y hartos de un gobernador súper corrupto y tremendamente cínico.
Pero hay también, sin duda alguna, mucho ciudadano que por comodidad o por irresponsabilidad vive con los otros datos.
Todos podemos ver la realidad, y es que los de la cuarta transformación salieron peores que los de antes.
Del por qué no merecen ni un voto Rocha Moya y su pandilla de ratas, intentaremos un resumen, porque ser detallado requiere casi una enciclopedia.
Lo primero y más importante es lo corruptos que son.
Cientos de millones de pesos robados por el ejecutivo, por sus hijos y por algunos de los funcionarios estatales y municipales.
Muestra muy clara es que los vástagos del dictador sinaloense viven en mansiones de súper lujo, viajan en jets privados con cargo al dinero público y son milagrosamente multimillonarios.
Es el gobierno de los abrazos para los delincuentes y de los balazos para los ciudadanos.
Récord de asesinatos y de desaparecidos, con la necedad de que vamos muy bien.
Sigue que son tremendamente inservibles.
Tienen en el abandono a campesinos, agricultores, ganaderos, pescadores, etcétera.
Millones de mexicanos pierden salud y mueren por el abandono criminal de un gobierno que no compra medicinas ni tratamientos, con muchos hospitales públicos sin equipos ni utensilios.
Pisotean la justicia atacando inocentes y protegiendo criminales.
Por un lado, las persecuciones políticas contra la UAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda y Jesús Estrada Ferreiro, por poner algunos ejemplos.
La protección descarada de abusadores y acosadores sexuales como el chaquetas Enrique Inzunza y el violín Juan de Dios Gámez.
La cofradía de la mano caída de los tres poderes ejecutivo, legislativo y judicial, que violentan una y otra vez la constitución con la complicidad de organismos supuestamente autónomos como la fiscalía.
Es historia de nunca terminar.
Son una bola de mequetrefes que usan el presupuesto público para apoderarse de buena parte de la narrativa social y aparecer falsamente como los que no mienten, no roban y no traicionan.
Comprar aplausos en medios de comunicación y perseguir a los periodistas que nos atrevemos a decir la verdad.
Por eso no nos debemos dejar engañar.
Ni un solo voto merecen esos que son muy rateros y muy cínicos.
Hay que ver algunos de los candidatos de Morena, rufianes de lo peor.
No tienen llenadera, y hay que ser muy tarados o muy irresponsables para apoyarlos en las urnas.
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