La primera con 77 años y la segunda con 93.
Francisca Viveros Barradas el nombre de Paquita y Yolanda Ivette Montes Farrington la Tongolele.
Veracruzana (Alto Lucero) Paquita y Tongolele de Spokane, Estado de Washington de norte América.
Tongolele formaba parte de la raza mexicana y Paquita la más pura representante del folclore chingamadrista de Veracruz.
Las mentadas de madre de Paquita son de por aquellos rumbos y con su hermosa voz se las mandaba a los varones en sus conciertos.
Y muy aplaudida por cierto.
A la Tongolele la conocí cuando ella rebasaba los sesenta años y su cuerpo no tenía una sola huella de celulitis.
Un cuerazo otoñal de cuerpo de muchachita.
Envidia de la bola de viejas que asistieron a su presentación en el hotel colinas de Los Mochis.
Se antojaba la doña para un fin de semana largo.
A sus 93 años podía enseñar la nalga sin rubor alguno.
Un portento de mujer.
Sus exóticos y sensuales bailes enloquecían a la juventud de los años 40 y 50.
Ya no escucharemos decir ratas de dos patas a los de pantalón largo que la aplaudían a rabiar.
Se la llevó mi Diosito y era dos años menor que yo.
Tongolele me llevaba por catorce y hasta su muerte lució más joven que este su servidor.
Paquita representaba su edad y su voz era la de un ángel.
Tongolele era diosa de la sensualidad.
Hasta el pelo se nos paraba al verla moverse.
No se preocupen, Andrés Manuel sigue vivo.
Dicen que vive en tierras cubanas donde Estados Unidos no pueda extraditarlo o simplemente llegar y levantarlo sin otros datos.
Que su rancho luce solitario y solamente resguardado por elementos del ejército y la marina.
Su edad es de 71 años y jamás ha pensado en morirse.
Taliste el Tabasqueño y dicen que quiere seguir gobernando a través de Claudia Sheinbaum.
Yo no lo creo.
Es rata de dos patas de las que gritaba Paquita la del Barrio.
En algún momento tuvo calenturas viendo bailar a la tongolele.
Se nos fueron dos chingonas del espectáculo mexicano.
Paquita la de la voz y golpazos.
La Tongolele haciendo hervir la sangre con sus movimientos de calentura.
A San Pedro y las once mil vírgenes les tocará gozarlas y sufrirlas.
El mejor show estará en el cielo.
Descansen en paz.
Hasta mañana.
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