Y terca como una mosca.
Expresiones que son muy familiares a la hora de dormir o cuando pretendemos sentarnos a la mesa.
Hace tiempo que entendí, que mi cercanía en determinado lugar me dibuja como zancudo.
Ya no insistí en volver.
En mi niñez, mi madre que en paz descanse, no paraba hasta dejarnos protegidos de los zancudos.
Un pabellón sobre el catre de lona y el abanico girando por todas partes de la cocina.
Los días lluviosos refrescaban nuestra casa y el sueño era agradable y sin abanicos.
Esa mamá que jamás quiere que nos molesten.
Pero las moscas en las mesas en verdad que son tercas y no hay manera de lograr que desaparezcan de nuestro entorno.
Antes me encabronaba por ello.
Pero se dijo, con mucho tino, que solamente donde hay comida se acercan para ver qué les puede tocar.
Y agregó el sabio comensal.
Solo donde hay buena comida encontrarás las moscas.
Verdad de a kilo.
Lo he comprobado.
Hay restaurantes donde no se paran ni las moscas.
Apago la luz de mi recamara y de pronto escucho el chillido de un zancudo que viene por sangre.
Prendo la luz y me levanto para buscarlo y es muy raro que encuentre el escondite.
De nuevo me acuesto y el cabrón zumbido aparece de inmediato.
Es un juego donde llevo las de perder.
Uno que otro cae en mis garras y me doy por bien servido.
EN GUASAVE
Se sentían felices las autoridades porqué caería la mosca en su sopa.
Iniciaron los preparativos para recibirla con bombo y platillo.
Mosca al fin, prefirió la comida del sur y la señora presidente municipal de Guasave se quedó con las naguas alborotadas.
Quizá recordó Claudia Sheinbaum la visita de Andrés Manuel y no quiso que su presencia fuera remedo de aquellos tiempos.
Haiga sido, como haiga sido, pero dijo nones.
LA PREGUNTA OPORTUNA
¿A que chingaos viene que no sea a pasear por las tierras de su consorte?
No dio a conocer agenda.
Nosotros no estamos enterados, a menos que quiera investigar personalmente dónde quedó la pintura de Miguel Hidalgo, que la joven presidente de Mazatlán la quitó del lugar privilegiado donde por años y años daba importancia a la oficina.
Espero que no quiera venderla y que Claudia Sheinbaum quiera cortarle las uñas.
Sepa la bola, pero Doña Claudia Sheinbaum llegará al sur en compañía de su marido y de Omar García Harfuch.
Trilogía que dará mucho de qué hablar en el futuro.
Bienvenida la mosca de Palacio Nacional.
Me vale madre a lo que venga.
Hasta mañana.
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