Fax del Fax

Mi querido Mochis

Se respira paz y tranquilidad.

No hay duda de ello y son puntos que le debo atribuir a la labor de Gerardo Vargas Landeros.

Su trabajo debe ser de características monumentales y dejar muy en claro que su llegada fue para bien del municipio.

Ahome le servirá de catapulta para convertirse en candidato a Senador y desde esa posición buscar la gubernatura de Sinaloa.

Muy apretado fue su triunfo en urnas.

Pero valió la pena que llegara.

Quiero recordarle siempre, que su victoria en la pasada elección tuvo tintes de dramatismo y que jamás debe olvidar la importancia que tiene sumar.

Que no cometa el error de dividir a la ciudadanía.

Que mantenga excelente relación con los niveles estatales y federales y a los sinaloenses nos mantenga en un nicho de adoración.

Gerardo va a necesitar votos en el futuro inmediato.

Unir a los que acuden a las urnas es fundamental.

Recuérdalo muy bien, a nadie le gusta clasificaciones de chairos o conservadores y odiamos esos conceptos que agreden la condición de mexicanos.

Sábado y domingo las pasé muy a mi gusto en la ciudad que nació gracias al ingenio azucarero que fundaron los venidos de allende las fronteras.

Ya no hay azúcar y tampoco el tizne de antaño.

Se acabaron las sirenas del ingenio para anunciar el principio y el fin de la zafra.

Mi suegro cumplió 98 años y se le hizo su festejo.

Es jalisquillo de origen, pero con más de ochenta abriles en el ejido Compuertas, que lo convirtió en ahomense por adopción y mucho amor a estas tierras sinaloenses.

Nuestra fiesta fue muy en paz y solo con asistencia de hijos, nietos y sus yernos y nueras que fueron convocados.

No asistieron Senadores y tampoco excandidatos a la presidencia de México.

No invitamos al Gobernador.

Tampoco a Gerardo Vargas Landeros.

Al parecer, en la misma fecha se dio una boda de mucho relieve y alcurnia.

Casó una hija de Mario Zamora Gastelum y aparecieron en prensa con grandes titulares los políticos asistentes y los novios quedaron relegados a segundo término.

De hecho, no se me grabó el nombre de la novia y mucho menos del novio.

Una coincidencia de la fiesta de Mario Zamora Gastelum con la de mi suegro.

“No invitamos a Gerardo Vargas Landeros”.

El festejo de mi suegro fue de mucha alegría. Durante cinco horas amenizó una banda que propició que todo mundo sacudiera la polilla.

La fiesta de Mario Zamora Gastelum fue de corte político.

La de mi suegro, estrictamente familiar.

Y como dije antes:

En ninguna de las dos estuvo el presidente municipal de

Ahome.

Hasta mañana.

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J. Humberto Cossío R.

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