Desde el 2018 es el padecimiento que por desgracia aqueja a nuestro país y nos mantiene paralizados.
Estamos al borde del colapso total y llega para atenderlo una doctora que dice tener la fórmula mágica para sanarlo.
Levántate Lázaro y el milagro se hizo.
¿Se repetirá la historia bíblica?
El tronco encefálico de México se encuentra congelado, al no recibir órdenes de un cerebro y por lo tanto no puede enviar las señales a los órganos para que funciones y nos mantengan en acción.
La ciencia de la política médica ha logrado un trasplante cerebral y estamos ansiosos de saber si es exitoso.
El nuevo cerebro es de un ser del sexo femenino, pero no podemos llamarlo “cerebra” como tampoco podemos llamar a Claudia presidenta.
El cargo es de presidente y punto.
El señor siniestro, como se le conoce en el bajo mundo al que nos dejó enfermos, es un ente que nos llenó de oscuridad a los mexicanos y ahogándonos por la rabia padecida.
¿Será esta señora la que nos suba al arca de Noé y nos salve de las grandes tempestades de la violencia y las enfermedades?
México no se mueve.
Pero me resisto a pensar que estamos muertos y busco en las alturas los rayos de la esperanza.
No siento pena únicamente por mi persona, mis lagrimas silenciosas son producto de la inmovilidad de este ser que conocí lleno de grandeza y que ahora lo velamos por su parálisis.
No quiero que mueras mi querido México.
Puedo creer en milagros aunque la oscuridad de mis ojos no me permita verlos.
No importa, es la fe la que mueve montañas y jamás arriaré banderas en señal de rendición.
El cerebro de Claudia Sheinbaum puede ser la que mande las ordenes correctas al cuerpo que yace en aparente rigor mortis.
Tiene muchas armas para intentar recuperar esa vida que casi es declarada muerta.
Claudia tiene sus ideas.
Esperemos que su poder no lo use para darnos el tiro de gracia.
¡México, creo en ti!
Me pertenece y le pertenezco.
No quiero que me lo arrebaten.
Maldito el perverso que nos dividió tanto.
La historia lo juzgará en su momento.
Ni Juárez y tampoco Cárdenas.
Solo un maldito peje lagarto.
Hasta mañana.
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