Llegamos en el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda a un año de insultantes impunidades.
Para nadie es un secreto que el gobierno participó en este crimen, junto con los Chapitos que traicionaron a Ismael “El Mayo” Zambada.
Andrés Manuel López Obrador y Rubén Rocha Moya aparecen como responsables.
Los montajes que iniciaron con la farsa del “asalto” en la gasolinera siguen siendo solapados por Claudia Sheinbaum Pardo.
La súper hipócrita chacha de palacio mantiene su protección al gobernador de Sinaloa, al que muchos consideran como uno de los principales perpetradores del asesinato.
No hay órdenes de aprehensión, y para no dejar ninguna duda siguen al frente de la fiscalía de justicia estatal algunos cómplices de los asesinos del maestro Cuén.
No tenemos verdad ni tenemos justicia.
Seguramente amenazada por los asesinos y por el propio gobierno estatal, la familia de Héctor Melesio fue cómplice en la ilegal incineración del cadáver.
Recordemos que el propio Rocha Moya avaló lo del “asalto” en la gasolinera.
Ahí quería que quedara todo, y asunto “resuelto”.
No solamente muy cobarde sino además tremendamente inmoral ha sido el valemadrismo del rector de la UAS, Jesús Madueña Molina.
Nada de exigir justicia y castigo a quienes mataron al exrector.
Lo mismo vemos en el Partido Sinaloense.
Amnesias que sin duda alguna son también resultado de cobardías y hasta complicidades criminales.
Hay quienes justifican que no hay nada más que se pueda hacer.
Que ningún caso tiene señalar a los presuntos asesinos porque están en el mismo gobierno.
Coincidimos en que el chacal de Batequitas ha demostrado que es capaz de lo que sea.
No carece de razón el argumento de que si ya mató a Cuén Ojeda, Rubén Rocha puede seguirle contra otros.
Podemos entender esos miedos de vivir en el pánico y callar.
Sin embargo, hay actitudes que resultan completamente inadmisibles.
Quienes apreciamos a Melesio repudiamos las lambisconerías a favor de quien se considera como el asesino intelectual y puede que hasta material.
Casi de rodillas ante Rocha, la familia, la Universidad Autónoma de Sinaloa y el Partido Sinaloense pisotean la memoria de Cuén Ojeda.
Muchos miles de sinaloenses exigimos que se castigue a los asesinos, pero quienes más interesados deben estar tiraron su dignidad a los sanitarios.
Hoy habrá misa.
Ojalá y que al cumplirse un año del crimen nos sorprendan con firmes exigencias de justicia.
Pero sin simulaciones, porque de eso ya nos tienen hartos.
Mejor aún fuera que la presidente Claudia Sheinbaum ya no se siga burlando de los sinaloenses.
Que actúe contra el gobernador corrupto y narco.
Parece mucho pedir, pero no hay que perder la esperanza.
Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/altoparlante/.