Nos vamos por la costera y vuelvo a decir gracias.
Por la libre muy temprano e insisto con decir que muchas gracias.
Si viniera Claudia Sheinbaum y me invitara en su helicóptero, entonces mi respuesta sería, si, muchas gracias.
Si me invita en su propia nave Omar García Harfuch la pensaría dos veces o quizá más antes de dar mi respuesta.
Recordemos que le han matado a elementos de su operativo y de ahí lo que sería mi indecisión.
Me pregunto:
¿Cuánto se gastaría en el operativo reciente de Jesús María para detener a un piloto de los Chapitos?
Dos helicópteros de la Marina o del Ejército.
Cientos de soldados y marinos.
Varias unidades blindadas de las fuerzas federales.
Gasolina a destajo.
Nada cambió.
Las ejecuciones siguen sin parar en Culiacán y otras partes del sur de Sinaloa.
No sabemos a quién querían pescar, pero no picó el bagre y ensartaron una insignificante mojarra.
Todas las facilidades para que asistamos al carnaval de Mazatlán.
En otros años ya estuviera durmiendo en cualquier hotel del puerto y con matracas y pitos para provocar los ruidos carnavalescos.
Esta vez pasaré sin ver.
Mi bola de cristal me dice nones.
Mi baraja se llena de AK-47 y aterroriza.
No le busques, en casita estás muy bien.
Le hago caso a mis miedos y mi pachanga será hogareña.
Los pum,pum y los pas, pas, me mantienen enclaustrado y sin la menor intención de contradecir a la cartomancia.
Lo más cercano a Mazatlán es mi pensamiento.
Cierro los ojos y veo desfilar los carros alegóricos y los estruendos del combate naval que nos maravillan desde olas altas.
El bailongo del populacho que se mete hasta la última fibra de nuestro cuerpo.
Nos soy buen bailarín, pero que importa hacer el ridículo en el carnaval, moviendo el bote al ritmo que me dé la gana.
Así es el carnaval y se goza hasta donde uno quiera.
Las cheves se acaban pronto y la sed no se apaga nunca.
No falta quién invite la siguiente.
Todo es alegría y es por varios días.
Esta ocasión diré que no a las invitaciones.
Solamente la presidente de México me convencería para acompañarla en su gira
carnavalesca.
De otra manera nones.
Hasta mañana.
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