Sobre el Camino

Los partidos sin militancia

Si bien en Sinaloa hay una importante proporción de ciudadanos afiliados a los partidos políticos, en la realidad tienen un papel limitado en el ejercicio de sus derechos y su capacidad para influir en las decisiones relevantes de la vida política del estado y el país. Ello se debe, en buena medida, al control de las dirigencias partidistas, su visión patrimonialista del ejercicio del poder y su escasa vocación democrática. Como consecuencia, tenemos un sistema poco representativo y alejado de la ciudadanía. Muy en ello los cambios en el PRI estatal en Sinaloa continúan atorados y ninguneados tanto por la dirigencia nacional del tricolor y de unos cuantos personajes de origen sinaloense. Pero vamos generalizando el tema.

Los partidos políticos son asociaciones de personas que se identifican para colocar a sus candidatos en puestos públicos a través de las elecciones. Para que ello ocurra, los partidos realizan campañas, preparan programas (en el mejor de los casos) o simples spots atractivos para el electorado y suman militantes a su causa.

Algunos militantes participan en la vida partidista porque representa un medio para ganarse la vida, para generar contactos y acrecentar su chequera, mientras que otros se suman porque creen en el ideario y programa del partido y están convencidos en que, de llevarse a cabo, mejorará la vida de las personas. Otros están en un punto intermedio.

Para las dirigencias partidistas, los militantes son necesarios para ampliar el número de votantes en el ámbito territorial. También para ser portavoces de las propuestas del partido, de las bondades de su programa o para acrecentar las clientelas que, a cambio de una dádiva, ofrecen votos razonablemente cautivos.

A diferencia de los políticos profesionales, muchos militantes suelen acercarse en época electoral y alejarse cuando no hay mucho en juego. Sin embargo, esperan que su participación influya en las decisiones sobre cuál será la orientación de los documentos básicos del partido, cómo se organizará su gobierno interno y quiénes serán sus candidatos. Después de todo, un partido existe para que sus candidatos ocupen puestos públicos.

Se supone que los militantes tienen derecho a participar activamente en la vida interna de los partidos y a recibir formación y capacitación política que les habilite para postularse como candidatos. A cambio, los militantes deben cumplir con las normas del partido, velar por su democracia interna, contribuir a sus finanzas, participar en asambleas y reuniones que les corresponda.

La militancia, se supone, está en el corazón de la vida democrática del país. No obstante, la militancia en México es ninguneada por sus dirigentes y principalmente por algunos cuantos personajes que se aferran a las cúpulas del poder y a los partidos ya estructurados. Además, no forma parte de las decisiones fundamentales, difícilmente logra incidir en los órganos de gobierno de los partidos y suelen ser vistos como materia clientelar lejos de ser sujetos activos de la construcción política de los mismos partidos y del control político de sus líderes.

GOTITAS DE AGUA: 

En gran medida, la gran mayoría de las candidaturas en todos los partidos políticos son elegidas mediante mecanismos diferentes a una elección primaria y al voto de sus militantes. En general, las candidaturas se asignan mediante acuerdo cupular entre las dirigencias o franco dedazo del poderoso en turno y su grupo. Al tiempo que las cúpulas se han permitido sustituir candidatos ya elegidos cuando requerían pagar de algún favor político o hacer maniobras para aparentar el cumplimiento de la ley en materia de cuotas de género para posteriormente colocar a quienes originalmente estaban cercanos al clan del poder en turno.

Urge reactivar los mecanismos que fomenten el involucramiento ciudadano en asuntos de interés público y que modifiquen las reglas en la distribución del poder en México, que facilite la formación de partidos, que amplíe las capacidades de control político externo. Una vez más, urge una reforma política que dé más poder a los ciudadanos y, en particular, a aquellos que activamente buscan consolidar la democracia: los militantes. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…

 

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Benjamín Bojórquez Olea

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