Ahora la cannabis indica o marihuana es menos dañina que un trago de mi querido whisquie Old Par.
Los borrachos somos más peligrosos que los mariguanos y eso me lleva a elevar una enérgica protesta.
Si me embriago me causa la felicidad absoluta.
Los mariguanos me causan la total repulsión.
La modernidad me quiere obligar a consentirlos.
En mis tiempos, la ley protegía a los consumidores y solo podía ser llevado a juicio los que fueran detenidos con cantidades de cannabis que no pudieran considerarse para el consumo.
Ser adicto a la marihuana se consideraba una enfermedad psicotrópica y se les sometía a tratamientos fuera de prisiones.
Se vende libremente en los dispensarios y se fuma en lugares ´públicos sin que se considere alteración al orden social.
Con perdón de mis leyes vigentes sigo llamando mariguanos a los que fuman esa cochinada.
EN MIS TIEMPOS
Los hombres que corrían para tercera eran llamados jotos y las mujeres con tendencias masculinas chancleras.
En la actualidad son términos homofóbicos y se señala con índice de fuego al que pronuncia joto o chanclera.
Son miembros de la comunidad LGTB y son tratados con finura y grandes consideraciones sociales.
Tengo la creencia, que por el solo hecho de pertenecer a esa categoría, el gobierno de la cuarta transformación los quiere considerar con una cantidad mensual igual a la de los adultos mayores.
A los hombres y mujeres discapacitados no los contemplan pero ser gay es extraordinariamente honroso.
Paso sin ver les digo a esas curiosidades humanas.
Yo también tengo el derecho de no estar de acuerdo con sus costumbres y aunque parezco anticuado y homofóbico y la verdad no quiero y no puedo cambiar.
Soy persona con casi ochenta años y no puedo digerir ver con vestidos a los varones o con barba y bigote a las damitas.
Me repugna ver a varones besándose en los lugares públicos y lo mismo digo de las mujeres que se tocan sus partes sin recato frente a nosotros.
Me pueden decir misa esos amantes pero no puedo cambiar mis creencias que me enseñaron mis padres y maestros de mis tiempos.
Los gay son super protegidos y a nosotros se nos considera dinosaurios que debemos estar bajo tierra.
Sigo cuidándome de los mariguanos.
Y sigo pronunciando las palabras de jotos y chancleras.
No se ofendan los que tengan esas inquietudes y yo tampoco me ofenderé si me llaman homofóbico.
Detesto la cannabis y me encanta el whisquie.
Así las cosas.
Hasta mañana.
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