Los demonios andan sueltos en Culiacán

No les importa matar a mujeres y niños.

Disparan por gusto y se sienten jubilosos de la matanza que logran en nuestras calles.

No sabemos las circunstancias, pero dos o tres niños que acompañaban a su padre fueron masacrados y acabaron con sus vidas.

No puedo tragarme esa infamia sin expresar mi desprecio en contra de esos perros que cargados de droga en sus cuerpos se lanzan a derramar sangre.

Si algo tienen en contra de un adulto, pueden cazarlo hasta lograr su objetivo sin llevarse entre sus malditas e infernales garras a criaturas que apenas comienzan a vivir entre nosotros.

Rabia sorda con la que escribo y maldigo una y otra vez a esos monstruos que portan los fusiles y no vacilan en acabar con cualquiera.

No son seres humanos, más bien los califico como bestias infernales que sacian sus instintos matando mujeres y niños.

Dios tenga en su seno a esas criaturas asesinadas y ruego también para que su padre los acompañe en ese viaje sin retorno.

Algún día recibirán su castigo esos asesinos.

Nacieron del vientre de una mujer y en el camino se convirtieron en el extracto de la maldad.

Dicen que el hombre asesinado junto con sus hijos se asustó al ser encañonado y no paró la unidad que conducía.

Las balas penetraron en la unidad e impactaron sobre todos ellos.

El papá y un hijo murieron de forma instantánea.

Dos más fueron llevados al hospital y finalmente fallecieron.

Me llenó de horror al enterarme de la criminal acción y me dolió en el alma la muerte de las criaturas.

Fui educado creyendo en Dios y mi fe crece día con día.

Al ser supremo le imploro el castigo para estas bestias que matan con la sonrisa en la boca.

Malditos criminales que merecen llegar al averno y estar en los fuegos que por allá nos dicen que existen.

Le quitaron la vida a inocentes criaturas.

Solo puedo pensar que las drogas que se meten los inhiben de sentir compasión y disparan por el placer de dañar.

Inaudito lo que sucede en Culiacán.

No podemos estar con la venda en los ojos.

Claro que se desató la violencia desde la entrega del Mayo Zambada a las autoridades de Estados Unidos.

Las bandas delincuenciales reclutan a jóvenes y les pagan con dinero y drogas que consumen para realizar sus criminales tareas.

Lo pagarán con plomo en su momento.

Esas bestias asesinas no pueden seguir causando tantas infamias.

Deben acabar con ellos.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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