Cuchillo en mano y quebrando todas las reglas deben aventarse leña sobre la humanidad del contrario y no parecer muñecas de escaparate.
Mostrar tibieza y querer aparentar ser estadistas los conduce al fracaso ante los ojos de la audiencia.
Morena condicionó en el Estado de México que no se toque el tema de la corrupción para proteger la imagen de su querida Delfina.
Sería estúpido que respetara las reglas su contraria.
Morena sabe perfectamente que la corrupción se encuentra entre sus filas, habida cuenta que son gobierno y ellos manejan la lana.
Así que, a mentarle la madre si es posible, en busca de lograr aminorar un poco la inmensa ventaja que dicen tiene Delfina.
A Mario Zamora se le aconsejó pegarle en el codillo a Rocha Moya y su postura fue que debería parecer un estadista y así le fue a mi pobre amigo.
Nuestro Gobernador hizo y deshizo con su oponente en el debate y fuera del evento ante los periodistas siguió machacándolo.
Así debe ser.
Andrés Manuel López Obrador se ponía pálido por el coraje cuando el Bronco Rodríguez lo ponía como palo de gallinero.
Los televidentes gozamos esos momentos.
Queremos sangre en los debates y no pensamos en mariquitas que se bajan el calzón para que los crucifiquen.
Así que:
Con perdón de los puritanos, se debe rociar de excremento al enemigo, sin dejar de poner a la vista un buen programa de trabajo.
Las nenas no van a la guerra.
Para estadistas nos quedamos con Sir Winston Churchill.
Los tambores de guerra deben sonar sin parar.
Hachas, lanzas, cuchillos, mosquetones y piedras deben llevarse en el morral y no dejar nada sin usar en los debates.
Así lo veo y así lo aconsejo.
Debates a modo quiere morena.
Tomen su nieve de chorro y claven la daga en el pescuezo.
Los de la corrupción de estos tiempos se encuentra entre las filas del gobierno y son ellos los que deben de espantarse ante los gritos de corruptos.
Pregunten a Mario Zamora si quedó conforme con su debate ante Rubén Rocha Moya.
Amargura debe tener con sus recuerdos.
Que la sangre si llegue al río.
Es lo aconsejable y redituable.
Morir peleando con el hacha en mano.
Hasta mañana.
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