No importa que haya sido un juego sumamente peleado el resultado final es lo que cuenta.
En seis juegos se coronaron campeones de la más potente liga de nuestro país.
Benjamín Gil fue mucha pieza para el manejador de las huestes guindas y se llevó el gallardete a las tierras de Jalisco.
Muy merecido el campeonato de los Charros.
Deben de estar ya en Mexicali para luchar en contra de los trabucos que vienen a la serie del caribe.
Hay un invitado por cierto y es Japón.
No creemos que Othani refuerce a sus compatriotas pero la calidad del beisbol de aquellos rumbos es de muchos kilates.
No asistí al estadio y tampoco tuve el privilegio de gozarlo en televisión o radio y me conformé con estar monitoreando hasta que caí en profundo sueño.
Charros campeón y punto.
Con perdón de mi querido Mochis, me hubiera gustado que Agustín de Valdez fuera el cronista de los juegos de tomateros.
Me emocionaba escucharlo.
Otro cronista deportivo de mucha calidad de mis tiempos fue Roy Campos y se ganó el respeto de la población culichi.
En Los Mochis, Octavio Ibarra y Héctor Islas formaron una dupla de la crónica deportiva de mucha prosapia.
Muy escuchados y muy queridos por la afición cañera.
A los nuevos no los conozco.
El caso es que los tomateros fueron superados por Benjamín Gil que por muchos años fue el manager de Culiacán.
Las luces del Estadio de los tomateros se apagaron y a esperar la siguiente temporada para buscar coronarse.
Espero que la seguridad para entonces haya mejorado y si mi Dios me da vida y salud asistir a unos cuantos juegos.
Me gusta mucho el buen beisbol.
Es lo que tenemos en la liga Mexicana del Pacífico.
El beisbol de invierno es de mucha calidad y los aficionados abarrotan mi antiguo Ángel Flores.
La nación guinda quedó desolada.
Llenaron el estadio para apoyar a sus tomateros.
Los enredaron los charros con sus manganas y floreo.
Lo que sigue es gozar la serie del caribe.
Mis amigos beisboleros ya volaron a Mexicali para asistir al magno evento beisbolero.
La serie del caribe despierta pasiones.
Se conocen y admiran a varios jugadores de grandes ligas que vienen a rifarse el físico.
Asistí a una de ellas en Culiacán.
Vale la pena el espectáculo.
Se juega con alma, corazón y bofe.
Veremos la de Mexicali pegados al televisor.
Hasta mañana.
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