Le pregunté directamente al diputado Ricardo Madrid

“Hasta el momento no he renunciado al PRI y estoy alejado de la dirigencia por no gustarme la manera y forma en que llegaron”.

“Sigo en mi trabajo legislativo como presidente de la mesa directiva y me han llegado rumores que se tiene un procedimiento para expulsarme. Notificación no hay y tampoco he preguntado”.

Así de sencillo.

Se puede decir que está en el limbo.

Yo estoy igual, había decidido en volver a visitar el edificio del PRI estatal y de pronto metí el freno de mano, al mandar por cuenta de un Senador priista al repudiado Álvaro Ruelas como Delegado en Sinaloa.

Tengo mi cartilla de militante firmada por Luis Donaldo Colosio y la conservo como una reliquia valiosa que muchos ni siquiera conocen.

Ruelas impidió mis visitas.

Así que quede y punto.

Me queda claro que Ricardo Madrid puede tomar una decisión en cualquier momento y la anunciará en debida forma cuando no tenga vuelta en su rumbo.

Considero al Diputado un cuadro valioso y que más diera para que jamás abandone el refugio que ha tenido por años.

Quirino Ordaz Coppel lo dejó como Diputado pluri y su labor ha sido muy productiva y juiciosa.

Cada quién tiene sus propias razones para separarse o alejarse de sus posiciones y debo respetar lo que decida.

Paola Gárate y Bernardino Antelo deben tener estomago a prueba de balas para soportar el vómito que les produce el mentado Álvaro Ruelas.

Me gustaría sugerirles que no iniciaran procedimientos de expulsión de militantes y dejaran que el agua corriera por donde encuentre cauce.

Finalmente pueden reconsiderar sus posturas y permanecer en silencio hasta que consideren que el partido se encuentre a su gusto.

Todos tenemos derecho a disentir.

Chuquique Hernández renunció al cargo de elecciones que tenía y espera mejores tiempos para reincorporarse.

Su dignidad permaneció incólume y sigue siendo priista.

Se le dispersaron los bueyes al dirigente nacional del PRI y sigue como si nada.

Salió más gallo que los que se marchan y reclutará nuevos soldados para su tropa.

Es un pajarraco de las alturas.

Huele la carroña a la distancia y le encanta zopilotear.

A los muertos les llega por el trasero y los destripa.

Le funcionan bien sus numeritos y goza de inmenso poder dentro de lo que queda del tricolor.

Muy vivo el cabrón.

Vuelvo con Ricardo.

No ha renunciado… aún.

Sigue deshojando la margarita.

Cada quién, y punto.

Hasta mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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