Desde mi óptica personal, considero que el mundo de la política podría ser la esfera social que históricamente registra el mayor número, e incluso, los más sonados casos en materia de traiciones.
Más allá, tal vez, de las que registra la majestuosidad de los planos del amor y la amistad.
Soy también un convencido que la confianza y la lealtad humana tendrían que ser los grandes antídotos para eliminar y pulverizar el acto de las traiciones, sin embargo, en muchas personalidades esas virtudes no se hacen visibles.
En el mundo de la política, las promesas y los grandes pactos suelen ser rotas por ambiciones, vanidades, egocentrismos y circunstancias diversas.
Suele ser la puñalada trapera, la acción que pondrá el triste final a los sueños, planes y acciones políticas entre los hombres y mujeres de éste nuestro mundo terrenal.
Y mueren con la puñalada, todas las palabras aparentemente firmes y decididas, que en su momento ofertaron una lealtad absoluta y perpetua.
Sin embargo, ni el propio traidor estaría tal vez enterado de que sus palabras cuentan con alas.
Sí, con esas alas que a la postre harían volar alto y llevar lejos las expresiones que un día dieron vida a esa especie de pacto político acordado entre caballeros; Un pacto tan lejos de la verdad y tan cerca de la traición.
Pero, si les sirve de consuelo a los traidores políticos de nuestra época, habría que recordarles algunas de las muchas y grandes traiciones, que se han registrado a lo largo de los siglos en nuestro globo terrenal.
Desde antes de la era cristiana, el Emperador Romano Julio César, lo mismo que el legendario beso de Judas a Jesús, nos legaron el testimonio de las miserias de las traiciones humanas.
Pero, sin ir tan lejos, ni tan atrás en el tiempo, habría que decir que en nuestra época contemporánea, los mexicanos fuimos testigos apenas en el año 1994 de la gran traición y asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta; Se asegura, que lo traicionaron y mataron sus amigos.
En Sinaloa, el caso más reciente de una traición de corte político lo encarna el Diputado local Feliciano Valle Sandoval, a quien el PRI, su partido, le heredó los honores que su padre había conquistado.
Cierto es, que su carisma, así como sus propios amigos y los heredados de su padre, se constituyeron en un capital político, que aunado al respaldo de otros actores de gran peso político en Guasave su municipio, le hicieron ganador de la elección el pasado 2021.
El hecho de haber sido el único Diputado, que, emanado del PRI ganó la elección por la vía de mayoría simple, le sirvió a Feliciano Valle para sobrevalorarse y pensar en que, por esa razón, tendría que ser merecedor de todas las atenciones y privilegios políticos de su partido.
La realidad de las cosas, es que el Diputado guasavense llegó al congreso del Estado sobregirado de soberbia, vanidad y egolatría y quizá con una carga importante del virus de la traición, el cual apenas ayer afloró en su espíritu revolucionario.
Feliciano Valle, renunció a la bancada del PRI y se declaró un Diputado independiente, dejando constancia de su falta de amor a la camiseta que lo ubicó en una curul del recinto legislativo de Sinaloa.
Valle Sandoval se enojó porque no le cumplieron sus deseos de convertirse, ya sea en el nuevo Presidente de la Mesa Directiva, o en su defecto, se le ofreciera la coordinación del grupo parlamentario del tricolor.
No hubo consenso para cumplirle esas demandas, y Feliciano, solo se concretó a decirles adiós a sus 7 restantes compañeros de bancada.
Apenas ayer anunció su renuncia al grupo parlamentario del PRI, por lo que se entiende que en esa misma determinación, se incluye su salida de las filas del Revolucionario Institucional.
Se ha dejado sentir la versión de que, Feliciano Valle renunció solamente a la bancada de su Partido en el Congreso, sin embargo, se dice también, que la realidad es otra.
Es decir, que basados en el artículo 65 de los estatutos del propio Partido, se establece, que, perderá su militancia, quien deje de formar parte del grupo parlamentario del Partido en el órgano legislativo o edilicio al que pertenezca.
Así las cosas, creo que si los estatutos del PRI siguen vigentes, el Diputado Feliciano Valle Sandoval, pese a las lastimeras lágrimas de la lideresa Cinthia Valenzuela, ha dejado de ser militante activo del PRI… Así parece ser…Nos veremos
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