La del 2018 fue soñada.
Se sentó en la silla presidencial a la que Zapata y Pancho Villa le hicieron el asco en los tiempos de la revolución.
Un cuento de hadas vivió nuestro presidente.
En el 2019, el famoso Culiacanazo del 17 de octubre, le amargó la cena navideña por haber entregado abiertamente el poder a la delincuencia organizada.
Los años 2020 y 2021 se la echaron a perder la cantidad de muertes que causó el COVID como consecuencia de la imprevisión del DR. Muerte Gatell.
Y debemos agregar, que en el 2021 se perdieron la mayoría y más importantes delegaciones o municipios de la ciudad de México.
Todo parecía ir de la mejor manera en el 2022 hasta que comenzaron las reformas constitucionales a capricho de Andrés Manuel. Una de ellas provocó el rechazo de la ciudadanía al querer meterse con la institución del INE.
Cientos de miles de personas, marcharon desde el Ángel de la Independencia hasta el monumento a la Revolución. Eso ha provocado que los entresijos del presidente se le hicieran nudo y no ha parado desde entonces de arrojar bilis en sus mañaneras.
Le quieren componer la navidad, con un desfile faraónico con acarreados o convocados según quiera entenderse desde todos los rincones de nuestro País.
Se le verá contento en estos días y lanzará los poderosos obuses de la presidencia en contra de los que se atraviesen en su camino.
Andrés Manuel es autentico priista.
No niega su origen y de ahí su forma de hacer política.
La calle ha sido su hogar por muchísimos años y conoce lo dulce y amargo que resulta ser la oposición.
Era muy feliz con el manejo de sus corcholatas.
Por cierto, una de ellas se le casa, en lo que será una boda plagada de los recuerdos de juventud.
Se pensaba que el Secretario de Seguridad Publica de la ciudad de México era su pareja y creo que estaban equivocados o cambió de parecer la mentada Claudia.
No sean malos.
Pidan para Andrés Manuel una feliz navidad.
Ya olvídense de los lodazales de la refinería de Dos Bocas.
O de la destrucción de la selva por la construcción del tren Maya.
Sábado y domingo pasados no hubo barbacoas.
Los borregos fueron concentrados para acompañar a nuestro glorioso líder en la llamada ciudad de los palacios.
Muy loable la actitud de esos animalitos.
Viajando en primera clase, con gastos pagados y con el honor de acompañar al “más grande individuo que mujer alguna haya parido en estos tiempos”.
Recordaré, segundo a segundo, en lo que me quede de vida, que es muy cierto que Tabasco es un edén.
“Que viva el peje, que viva el peje, que viva el peje”
Hasta mañana.
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