Las madres buscadoras son dignas de veneración

Bajo los ardientes rayos del sol o con los vientos helados jamás se rinden en su tarea.

Quieren encontrar lo que les fue arrebatado por la perversidad de los que matan sin sentir remordimientos.

Para los gobiernos son la espina clavada en las nalgas.

A veces son objeto de agresiones por los grupos delincuenciales que no quieren que encuentren lo que ellos entierran.

Pero siguen su tarea sin descanso y son ellas las que localizan cuerpos que la autoridad jamás busca.

Su labor trasciende las fronteras.

Y la autoridad mexicana se encabrona por los severos cuestionamientos que del exterior les hacen.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos es cómplice del gobierno de la cuarta transformación. A su titular le vale gorro el sufrimiento de los que no desmayan para encontrar restos de posibles familiares.

Conozco a una de ellas que tiene años buscando a su hija y jamás pierde la esperanza de encontrar sus restos y darle cristiana sepultura.

Era muy bella la muchacha.

El por qué no queremos saberlo.

Solo que desapareció sin dejar rastro.

Así cómo esa madre hay muchas en el país de los abrazos y no balazos.

No dan marcha atrás en las búsquedas.

Con calores extremos y los fríos que les calan los huesos.

El recuerdo de sus familiares las abriga.

Que hermosa labor.

Me inclino ante ellas y rezo para que nada les suceda.

El frio gobierno que tenemos simula que quiere ayudarlas y en el fondo las detesta y humilla.

Algunos legisladores son despectivos al referenciarlas.

No tienen madre esos cabrones.

Viven espléndidamente del erario tal y como lo hacían los que tanto criticaban antes de su llegada al poder.

Mal nacidos todos ellos.

Dios les hará justicia a las madres buscadoras.

La justicia divina cobra facturas.

Claudia Sheinbaum dice no creer en Dios, pero en su momento fue a Roma para buscar la bendición del Papa Francisco.

El marido de la señora Sheinbaum también es buscado por sus enjuagues de lavado de dinero en España.

Sus huesos pueden encontrarlos en Palacio Nacional.

Encima de la cama presidencial.

No padece nadie de calores o fríos para buscarlos.

En esta vida nadie se va debiendo.

Es máxima del pueblo.

Mis bendiciones para las madres buscadoras.

Que nuestro Dios las guíe y proteja.

Mis respetos para ellas.

Hasta Mañana.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/fax-del-fax/.

 

J. Humberto Cossío R.

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